-Yo también quiero verlas- anunció Eunwoo, que en todo el rato sólo había estado pendiente de la plática entre Liv y yo.
-Umm sí, denme un segundo, ya vengo- me escabullí hasta mi habitación y cerré la puerta tras de mí, sin esperar alguna palabra de alguno de ellos. Me senté sobre la cama con las piernas cruzadas y tomé el sobre amarillo entre mis manos; saqué de el las fotografías y lo primero en lo que mis ojos se enfocaron fue en el bello rostro que adornaba aquel papel impreso. Eunwoo era tan hermoso, a su manera.
Su despampanante sonrisa, deslumbraba, perfecta. Revisé todas las fotografías, una y otra vez.
-Maldición- farfullé.
De las trece fotos que tenía en la mano, solo tres eran antiestéticas. Tres eran las que no tenían el rostro perfecto de Eunwoo adornando la imagen. El problema era que Liv había notado el grosor del sobre y llevarle sólo tres fotos resultaba ilógico cuando juntas no hacían ni medio centímetro.
Suspiré y tomé las otras diez fotos para guardarlas en el cajón de mi escritorio, debajo de todo el montón de papeles que ya tenía allí. Salí de mi habitación con el trio de fotos en la mano, esperando no encontrar alguna escena que me hiciera sentir incómoda y deseosa de cubrirme los ojos.
Liv y Eunwoo hablaban tomados de la mano, él jugaba con sus dedos. Traté de ignorar la irritante punzadita junto a los latidos aplomados de mi corazón.
-Aquí están- las coloqué sobre la barra de la cocina, en donde ambos estaban.
-¿Sólo tres?- rezongó Liv.
-Te dije que no eran muy buenas- me encogí de hombros.- Las otras están horribles- mentí, porque a decir verdad, eran las más hermosas-. Además no tomé muchas.
Allí, Eunwoo pudo haberme desmentido, él sabía cuántas veces había disparado el lente de mi cámara capturando los momentos, pero no dijo nada, sólo observó tranquilo cada una de las fotos sobre el azulejo de la barra.
Decidí cambiar de tema, antes de que alguna objeción por parte de Liv insistiera.
-¿Sabías que la señora Yoon tiene un sobrino?- pregunté a mi amiga, mientras iba al refrigerador por un vaso de leche.
-Si, Yoon San-ha. ¿Por qué?- inquirió y me sentí satisfecha de haber logrado el cambio de ruta en la conversación.
-Hoy lo conocí- dije, sirviéndome leche en el vaso que había tomado del mueble.
-¿En serio?
-Sí, me lo topé esta mañana, es lindo- tomé de mi vaso y pude captar que la mirada de Eunwoo se apartó de las fotografías y se posó curiosa en nosotras, en mí.
****
Era sábado por la mañana y yo buscaba de todo para matar el tiempo libre sin Liv, así que acepté el café a Sanha, supuse que era un buen pretexto para gastar las horas.
Sanha me llevó a un café cerca del departamento en donde me acordé inmediatamente del día en que pasé con Eunwoo, sin embargo, la emoción no era la misma.
-¿Puedo preguntar por qué viniste a Seúl?- me dijo, cuando la chica nos estaba acomodando nuestras tazas sobre la mesa.
-Bueno, vine primeramente para visitar a Liv... y para tomar un descanso de mi vida cotidiana- expliqué, dándole un sorbo a mi café.
El sabor a capuccino vagó por mi boca hasta mi garganta.
-Oh, ¿entonces vives con tus padres?- inquirió.
-No- dije y salió mucho más seco de lo que esperaba-. Mis padres murieron en un accidente.
-Oh, perdóname, no debí preguntar- su bello rostro se tornó comprensivo.
-No, no te preocupes- musité.
-¿Sabes? Mis padres también murieron- comenzó a jugar con la taza mientras su mirada se fue profundizando en el líquido oscuro que contenía. Esperé hasta que él decidiera continuar, pendiente de la siguiente palabra que dijera.
-Bueno, en realidad, sólo mi madre murió cuando me dio a luz. Mi padre... bueno, el hombre que embarazó a mamá, se fue- explicó, su voz tomó un tono agrio.
-Oh- musité.
No sabía qué más decir, pero lo entendía muy bien, al menos ambos teníamos algo en común ahora. No teníamos padres.
-¿Desde entonces has vivido con tu tía?- pregunté.
-Sí, mi tía me ha cuidado bastante bien, ha hecho un excelente trabajo por 20 años y no podía estarle más agradecido.
Ahí caí en la cuenta de que Sanha estaba en la gloriosa etapa de las 20 primaveras.
-Qué linda tu tía- dije y recordé cuando Liv y yo decíamos que era una vieja amargada. Él me sonrió y me recordó a la sonrisa de Eunwoo. Si tuviera que comparar, sería bastante difícil darle el puesto uno a alguien, pero había una vocecilla en mi cabeza que susurró fugaz el nombre de Eunwoo.
La tarde con Sanha fue excelente, su forma de ser tan maduro y natural fue lo que resulté admirando, además de su bello rostro delicado, por supuesto.
Cuando me di cuenta de la hora, fue cuando llegamos al departamento de nuevo, eran las 7:15 de la tarde.
-La pasé muy bien, Sanha, muchísimas gracias- dije apenas puse un pie fuera del ascensor, cuando me di cuenta entonces de que la puerta del departamento de Liv era adornada por un bello ángel de oro, que mantuvo su mirada sobre nosotros y sus brazos cruzados con indiferencia, siempre tan elegante.
Me sorprendí de ver ahí al dueño de la mayor parte de mis pensamientos, aunque en seguida me retracte de esa idea, Eunwoo no tenía porque convertirse en dueño de mis pensamientos.
-Cuando quieras repetirlo, estoy más que dispuesto- me dijo Sanha, con esa sonrisa bonita sobre su rostro haciendo que mi mirada se posara de nuevo en él. Dirigió luego la mirada a Eunwoo y con una inclinación lo saludó, este respondió de la misma manera.
-Hasta pronto- Sanha se acercó y me dio un abrazo. Pude sentir su cálido tacto, pero mi cabeza seguía funcionando tan perfectamente como antes. Ningún pensamiento interrumpido, ningún atontamiento interno, simplemente nada.
Sin embargo, si la mirada de Eunwoo sobre el acto.
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Les está gustando la historia?
Team Eunwoo o Team Sanha?
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‧₊˚𝑴𝒂𝒏𝒖𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒑𝒓𝒐𝒉𝒊𝒃𝒊𝒅𝒐‧₊˚ || Cha Eunwoo || ADAPTADA
Hayran Kurgu¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Cómo si esa cosa estuviera en la lista de "no lo toques, ni codicies", pero que cada momento te incita más y más a querer tenerlo... Él, era algo muy parecido a un príncipe azul, como el de los cuentos de had...