Capítulo 07

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Capítulo siete: La Ciencia y la Hechicería.

Le caló hondo tener que pensarlo. «Ninguna persona debe vivir reprimida durante su infancia y buscar venganza» fue lo que dijo, «Uun héroe no debe vivir un evento traumático para formarse. Las buenas acciones deben nacer del corazón, no del dolor que les ocasionó la ausencia de un salvador».

Ojalá pudiera abrazar a su yo del pasado. A la niña indefensa de once años, que a toda costa trató de salvar a su hermana menor a cambio de su integridad.

Miguel, a su costado, nunca lo había pensado así. Bajó la mirada a sus manos, que en la punta puede aparecer garras.

Recuerda que esa noche Ausen se sacó las manos de la capa, dejando ante la vista de Spiderman, sus manos desnudas. Ella tocó su traje porque él se dejó tocar; no pudo evitarlo si le llamó la atención el color negro pigmentado en la piel de sus dedos.

Esa noche pudo dar con el misterio que le quitaba el sueño todas las noches; Ausen, cómo el especulaba, es una bruja -hechicera- inclinada a las artes oscuras. Incluso recuerda las palabras que le dijo cuando ella supo que se dió cuenta.
«Si la ciencia y la hechicería fueran personas, serían enemigos. Se odiarían mutuamente». Después comenzó a dar un sermón teologico y filosófico que abarcaba a la realidad como dependiente del humano. Un sermón que Miguel no recuerda bien por la complejidad de lo abstracto y lo metafísico que Ausen mencionó; fingió entenderle. Ausen es una erudita después de todo. Una total experta en la ciencias que ayudan a comprender la existencia del universo.

Moría de ganas por conocerla en la vida real. Y aunque ese momento pudo haberla capturado, por el buen rato que lo hizo pasar la dejó escapar. Ausen se había marchado alrededor de las dos de la madrugada, no sin antes invitar a Spiderman a un recorrido sobre las alturas.

Era loco. Había perdido la cabeza. ¿Cómo podría hacerlo? Esa pregunta pudo haber aparecido en su cabeza el primer día que la conoció. Ahora no era más que un: me tienta, me atrapó en curiosidad. Ausen flotaba sobre los ciento y tantos piso del edificio. Parecía que sus pies tocaban una superficie plana, ella explicó todo. «Invocación: mi imaginación me lleva a crear estos soportes. Siempre serán figuras geométricas porque son más fáciles de crear». Spiderman no se animó a pisar el vacío bajo sus pies; no confiaba en ella del todo.

Una cosa es columpiarse a miles de metros de altura y otra cosa es pisar ése vacío. Sus enormes brazos se aferraron al concreto de la azotea mientras su pie trataba de conectar con la superficie que ella se encargó de invocar. Entonces pudo sentir una textura de cristal que no se rompía, ni se movía ante el peso. «Salto de fe» algunos le llaman, aunque no fue eso. Miguel simplemente decidió confiar en la mujer parado frente a él. Y confío bien, porque ahora pareciera que el caminaba sobre el aire.

¿Cuándo fue la última vez que la adrenalina tomó su cuerpo? Parece que la últma vez fue cuando descubrió sus poderes y fue completamente inexperto en el uso de sus habilidades. Su corazón no había latido tan fuerte desde la primera vez que utilizó una telaraña para columpiarse. Pudo sentir y revivir esa sensación de nuevo ahora que pisaba una barred de cristal que lo hacía sentirse como el dueño del mundo.

***

-¡Podías haber muerto! -Lyla reclamó.

-Pero no lo hice -se encargó de calmarla -. Ella no tenía la intención de ocasionarme un daño, ¿no estuviste allí?

Ella se cruzó de brazos, volteando la cara hacia otro extremo. -Pues no me da buena pinta, ¿sabes? Cada vez que estás cerca de ella yo comienzo a fallar y eso me cabrea.

-Creo que es eso -Miguel trepó a su departamento -. La odias sin siquiera charlar con ella.

-Al final del día olvidas algo; Ausen, con las mismas manos que te tocó, asesinó a personas, Miguel. Las mató.

ANTIHÉROE ⋮ MIGUEL O'HARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora