'°•-Pasan que cosas...-•°'

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Después de dos semanas en casa, se sintió raro regresar a la escuela. Siendo sincero, se sentía como regresar al colegio luego de un año y medio estudiando en virtualidad por la pandemia.

El plan para confesarme a Sigma era sencillo, sólo debía decir que había algo que quería contarle desde hace mucho tiempo y explicar que me sentía atraído por él, porque era una muy linda e interesante persona con la que me gustaría compartir mi tiempo.

Directo al grano. Sin rodeos. Simple y conciso.

Pues... No.

Cuando llegué al salón, mis compañeros de estudio me recibieron como a un héroe de guerra. Se pusieron a gritar y a saludarme todos, incluso los que no me solían hablar. Ya todos estaban enterados de mi pelea con Dazai.

No me importaba nada de lo que ellos hicieran, yo sólo quería llegar a Sigma.

En cuanto me vio sonrió y me dio un abrazo. Sigma no era precisamente fan del contacto físico, así que el hecho de que me haya abrazado a manera de saludo significaba mucho. Me senté a su lado y conversamos cosas triviales por un rato, como que el clima estaba muy bonito hoy y esas cosas. No sé si fue sólo impresión mía, pero él parecía realmente contento de que hubiera regresado. Estoy seguro de que tenía una posibilidad con él.

Las dos primeras horas de clase transcurrieron con normalidad. La maestra de geometría entregó unos exámenes que había hecho como hace mil años y no había calificado. Ella es un poco ciega, y leyó mi apellido como "Google". Medio salón se partió de la risa, entre ellos Sigma.

En cuanto a Dazai y Fyodor... En ocasiones sentía su mirada sobre mi, pero cuando daba la vuelta ellos estaban mirando hacia otra parte. Es increíble que todos sepan mirar disimuladamente excepto yo.

Después de confesarme a Sigma había tomado la determinación de disculparme con mis amigos. Puede que no pudiéramos regresar a como era antes, pero por lo menos no quería quedar en malos términos con ellos.

Sonó el timbre del descanso.

—Sig —Llamé—. ¿Puedes...?

Me entró un poco de pánico. No estaba listo para confesarme, y estaba seguro de que se me iba a olvidar todo lo que tenía que decir. Sigma frunció el ceño.

—¿Puedo... Qué? —Cuestionó.

Tome aire. Al diablo. De una forma u otra, hoy debía decírselo, incluso si no era correspondido.

—¿Vamos a un lugar más privado? —Pedí, con las mejillas rojas. Él enarcó una ceja.

—¿Para...?

—Sólo... Para hablar.

Me miró con su mirada que juzga. Vamos, Sigma. Voy a confesar mi amor por ti, no me pongas las cosas más difíciles de lo que ya son.

—Okey —Él sólo se encogió de hombros, tomó su comida y su maleta y salió del salón.

Fuimos a una parte del tercer piso que está aislada del resto del tercer piso. Es extraño. Se llegaba por una especie de pasillo y unas escaleras. Habían dos salones, pero nadie daba clases allí. También había un... ¿Baño? No sé si cuente como baño, porque sólo tenía lavabos, y no cubículos o inodoros.

Sigma se recostó en una pared.

—¿Y bueno? —Dijo— ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme en privado?

—B-bueno... Yo quería... Quería... Y-yo quería...

Ese era el momento perfecto para que se me reiniciara el Windows. Excelente. Sólo tartamudeaba cosas sin demasiado sentido, y Sigma me miraba como si pensara que me acababa de dar un derrame cerebral.

El Crush (Siglai/Fyogol) (Hiatus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora