'°•-No mires a mis amigos, los pones nerviosos. Mejor mírame a mi-•°'

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"Hola"

"Soy Sigma"


Eso decía el mensaje que me había llegado al teléfono. Grité de emoción.

—¡Nikolai, no grites! —Me regañó mi mamá.

—¡Perdón, ma! —Contesté.

"Holaaaaaa!"

"Me alegra que escribieras (⁠つ⁠≧⁠▽⁠≦⁠)⁠つ"

Ya era de noche, casi las nueve. Papá estaba trabajando en el computador y mamá estaba leyendo. Yo me dedicaba a ver videos, y esperar a que me llegará algún mensaje.

"JASJAKAJAJAJ"

"Gracias por la carta y el chocolate (⁠☆⁠▽⁠☆⁠)"

"Fue un lindo detalle"


Qué linda risa la de Sigma, como si estuviera convulcionando.

—¡Nikolai, a dormir! —Me gritó mi madre.

—¡Ya voy!

"Tengo que irme"

"Nos vemos mañana en el cole (⁠◕⁠ᴗ⁠◕⁠✿⁠)"

"Bais "

"Bais "

Al día siguiente se lo conté a mis amigos dando saltos de la emoción. No se lo podían creer, según ellos, pensaron que me iba a agregar y luego me bloquearía para que si yo descubriera su número no le pudiera escribir.

¡Já! Me han subestimado demasiado. ¿Quién me creen?

—¡No te creo nada de nada! —Protestó Dazai— Te exijo que me muestres los mensajes.

—¡Pero claro que no! Es privado.

—Nos mostrabas tus mensajes con Chuuya... —Comentó Fyodor distraídamente.

—¡Es algo diferente! No tengo el permiso de Sigma para difundir nuestra conversación, así que no lo haré.

—¿Tenías el permiso de Chuuya?

Les saqué la lengua. Esos monstruos no tenían corazón, yo sí. Me importan los sentimientos de las demás personas, soy muy empático. Ellos tienen la gama emocional de una cucaracha.

—Oh, allí viene —Observé—. ¡Actúen normal!

Dazai se sacó un moco. Fyodor se mordió los pulgares. Yo me puse a jugar con mi trenza. Muy normal.

Sigma pasó por nuestro lado. Me echó una mirada e hizo un gesto con la cabeza. Yo le sonreí. Luego, entró en el salón como si nada y pude volver a respirar con normalidad de nuevo. Fyodor golpeó la mano de Dazai.

—Eres asqueroso —Lo regañó.

Él le sacó la lengua. Repito: somos muy normales.

No hablé la gran cosa con Sigma ese día, además de echarle unas miraditas y darme cuenta de que él a veces también me miraba. En clase de religión, el maestro puso reggaeton y nos puso a bailar. Si no bailábamos, teníamos que cantar. Fue divertido ver a Fyodor tratando de perrear para que no lo pusiera a cantar frente a todo el mundo.

Dazai sí que no tenía pudor alguno, parecía una estrella del baile. No me conocía esa faceta suya.

Luego de bailar, nos puso a escribir qué se sentía. Yo escribí que me dolían las patas de cabra. Fyodor puso que tenía anemia y no fue nada divertido. Dazai escribió que lo haría de nuevo.

El Crush (Siglai/Fyogol) (Hiatus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora