-•°'Incompatibilidad encontrada: niños'°•-

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Al final hablé con Sigma y nos reconciliamos. No fue tan difícil como creí que sería. 

Tuve que admitir, en primer lugar, que sí era un poquito (sólo un poco) egoísta. Es decir, Sigma no se merecía que descarga todo el veneno que tenía guardado para Dazai y Fyodor. Sigma no tenía la culpa de que ellos estuvieran saliendo.

Aunque sí era culpa suya no ser tan cariñoso, a ver, que yo no muerdo. Bueno, no tan fuerte.

Fue a mitad de Mayo que Sigma me dijo:

—¿Sabes? La pasé genial trabajando en Shizuoka. Me gustó eso de ganar dinero por limpiar cocinas y doblar ropa; es como hacer los oficios de mi casa y que me paguen. ¿Qué te parece si conseguimos en trabajo de medio tiempo?

A mis padres les gustó la idea. No les encantó, porque al inicio no les emocionaba demasiado la idea de yo, Nikolai, en una casa ajena, sin ningún adulto conocido, trabajando para un adulto desconocido, pero les gustó el ánimo de Sigma y nos ayudaron.

Para chicos de nuestra edad, lo común era que nos consiguieran un trabajo de niñeros o paseadores de perros. Sólo había un problema.

Bueno, dos problemas.

Sigma odiaba a los niños. Los odiaba en serio. Si se aguantaba a Atsushi era porque él era su propio hermanito, pero de hecho Atsushi era la razón por la que Sigma casi nunca estaba en casa sino en la calle, incluso ahora que vivía con Bram.

El otro problema era que yo soy alérgico a los perros y a los gatos. De hecho, era alérgico a muchas cosas, tantas que cuando era más pequeño mis padres tuvieron que desechar mis peluches porque era alérgico a ellos. Ya no lo soy tanto con peluches, pero ¿gatos y perros? Trabajar de eso sería como un suicidio.

Así que no podíamos trabajar juntos en lo mismo. Sigma amaba los animales, siempre y cuando no se le comieran sus galletas con chispas; y yo adoraba los niños. Yo quería tener hijos cuando fuera mayor. De verdad que sí.

Ese fue, prácticamente, el segundo inconveniente en nuestra relación. Los niños. El primer inconveniente era el sexo.

Sigma era asexual. Eso ya lo sabía, él mismo me lo había dicho. No le interesaba nada relacionado a ello. Yo, en cambio...

Malditas fueran las hormonas, pero yo quería eso.

Empezaba a parecer que, después de todo, él y yo no estábamos hechos el uno para el otro.





Era 25 de Mayo, un sábado. Sigma estaba cuidando los perros de siete vecinos mientras yo cuidaba a la pequeña de uno de ellos; una niña de seis/siete años que se llamaba Izumi Kyoka. No sé por qué me recordaba a alguien que había visto alguna vez...

Kyoka veía televisión mientras yo le hacía trenzas. Mientras tanto le preguntaba cosas sobre el programa que estaba viendo, o sobre su colegio, su familiar cosas por el estilo, como para distraerla (o mejor dicho para distraerme a mi mismo) y que el tiempo pasará más rápido.

—Hey, quiero un sándwich —Soltó ella de repente. Yo me sorprendí y terminé su trenza.

—Bueno, en ese caso te haré un sándwich, ¿qué te parece?

No me contestó nada porque estaba absorta en su programa. Cuando me fijé y noté que era Gravity Falls sentí que el futuro estaba en manos de jóvenes muy cultos.

En ese momento escuché que se abría la puerta, y debo de admitir que me dio un mini infarto pensando que podría ser un ladrón, pero al terror lo desplazó la sorpresa cuando vi una cabellera naranja asomar por el umbral, y supe a quién se me había parecido Kyoka en un principio.

El Crush (Siglai/Fyogol) (Hiatus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora