「★」009: Buscando la sonrisa del ángel

105 9 0
                                    

10:08 p

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

10:08 p.m.

Al ver que Seolar había salido de la habitación me quedé pensando en lo que había ocurrido por lo que instantáneamente pensé en mi rostro.

Ni siquiera quería mirarlo. Sabía que estaba hecho un desastre solo al recordar el rostro preocupado y aterrado de Seolar.

Simplemente esperaba que no sintiera temor de mi desde ahora. Sí, puedo ser violento y agresivo, pero no hacia ella; puedo serlo por y para ella. Cuando deba cuidarla de hijos de puta como aquel Lee Minho.

Sin darme cuenta ya estaba empuñando mis manos al recordar lo mal que se comportaba el mayor hacia ella. Como la maltrataba tanto física como verbalmente.

— ¿Aún está enojado? —preguntó Seolar sacándome de mis pensamientos mientras cerraba la puerta—.

— No contigo, ángel. Solo estaba recordando lo que había sucedido y me disgustó mucho hacerlo —respondí relajando mi semblante mientras soltaba los puños de mis manos—.

— ¿Por qué lo hizo? —inquirió dejando los implementos que había traído en la mesa junto a la cama—.

— ¿Por qué hizo quién qué? —pregunté al no entender a qué se refería exactamente. Podría ser sobre Minho o yo, no lo sabía—.

— La pelea... ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué me defendió? —explicó volviendo a formular su pregunta inicial mientras tomaba una mota de algodón—.

— No mereces ser tratada así. Esa es la forma más simple de expresar mis razones —aclaré esperando que fuera suficiente para ella mientras la veía acercarse a mí con la mota de algodón empapada de alcohol—.

— ¿Suele ir por allí protegiendo a todos? ¿Colocando cada cosa en su lugar a su parecer? —preguntó mirándome directo a los ojos a la espera de mi respuesta—.

— No realmente, pero tu eres diferente. Realmente no mereces nada de esto... Este lugar, este ambiente, las personas. Nada encaja contigo —expresé esperando que realmente fuera el final de sus preguntas—.

— ¿Qué hay de las demás chicas? Ángel, Honey, Sun, ¿merecen estar aquí? —añadió colocando abruptamente el algodón sobre la comisura de mi boca—.

— ¡Ángel! —musité casi en un grito por el dolor causado debido a su acción mientras apartaba su mano con rapidez—. ¿Qué fue eso?

— Me enoja su lógica —mencionó soltándose de mi agarre—. ¿Solo yo soy importante aquí? ¿Qué hay de mis hermanas? Ellas sufren igual que yo. También merecen otro tipo de vida —añadió con el rostro fruncido—.

¿Hermanas? ¿Las mujeres de aquí eran familia? No, no podía ser posible. Son muy distintas físicamente.

— Nunca dije eso. Realmente no apoyo la prostitución... Es aberrante pagar por tener intimidad con alguien que realmente lo hace para subsistir —expliqué tomando su mano cuando la vi empezar a retroceder para evitar que se alejara—.

SOLE                                                                    [3RACHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora