「★」022: Sopesando las opiniones

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— Deseo saber su precio

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— Deseo saber su precio... —mencionó repentinamente el hombre joven frente a mí—. Dime la cantidad que quieras obtener a cambio de Seolar —añadió con total seriedad, poniéndome un poco nervioso—.

— Seolar no está en oferta para nadie... —hablé tratando de sonar lo más seguro posible—. Ninguna de mis chicas, realmente.

— Eres mucho más codicioso de lo que pensaba —murmuró mirándome con una ceja levantada—.

— Joven Seo, sea más respetuoso —pedí ligeramente molesto por sus palabras y su actitud—.

— Dígame, señor —inició sarcásticamente sacándome de quicio—. ¿No quieres vender a tus chicas porque deseas seguir con el negocio hasta que mueras? —preguntó mirándome con atención—.

— No debo responder a tus preguntas y, una vez más, sé respetuoso... Te doblo la edad —respondí sintiéndome amenazado por alguna extraña razón—.

— Es por eso que me resulta extraña su determinación, señor —espetó cruzando sus piernas de forma prepotente—. Es una persona mayor que muy pronto no tendrá ni la energía ni la autoridad para dirigir el prostíbulo —añadió pareciendo muy seguro de sus palabras—. No quiero ser pesimista pero pronto podría enfermarse gravemente debido a su adicción al cigarrillo y todo podría salirse de control —mencionó haciendo que abriera mis ojos en asombro por lo que acababa de decir—. No he investigado sobre usted de antemano, solo he sido observador...

A diferencia del joven Bahng, el joven Seo era aterrador a un nivel superior y completamente distinto. Bahng es simplemente prepotente seguramente debido a la forma en que fue criado en la cuna de oro. Obtiene lo que desea gracias a amenazas atemorizantes pero carentes de sentido o significado que manipulan las emociones de la gente. Sin embargo, Seo es muy inteligente, observador y analítico y se gana lo que quiere gracias a su poder de convencimiento.

Ambos eran personas peligrosas y difíciles de tratar, pero al menos el joven Seo tenía algunos puntos a su favor que me hacían dudar de mi determinación de continuar el negocio de la prostitución por mucho más tiempo.

A decir verdad, ya llevaba más de 20 años dirigiendo las actividades del prostíbulo y había logrado afrontar las dificultades y disfrutar de los beneficios de aquel trabajo tan sucio. El ser dueño de un prostíbulo no era algo por lo que me sentía completamente orgulloso, pero gracias a la iniciativa había logrado sobrevivir después de haberlo perdido todo y pude ayudar a las chicas a tener todo lo necesario para subsistir.

Realmente, no quería perder a mis chicas y deseaba darle más continuidad al negocio, pero los años me estaban jugando una mala pasada. Sabía que las chicas aún tenían mucho que vivir, en especial Seolar que solo hace pocos años es adulta, así que quería que tuvieran una fuente de vida fija por un poco más al igual que yo. Pero, aunque no lo pareciera y no quisiera admitirlo, me estaba agotando y ya no era igual que en un principio. Ya no tenía las fuerzas para hacer que el prostíbulo siguiera siendo una fuente de ingresos para las chicas y yo.

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⏰ Última actualización: Jan 24 ⏰

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