Me encontraba en mi oficina revisando las reservaciones que había hasta el momento para aquella noche, evaluando que tanto riesgo correría cada una de las chicas.
Aunque solo Seolar fuera mi verdadera hija, debía estar atento a todas las demás y más aún cuando sus servicios en el prostíbulo involucraban la intimidad. Era mi responsabilidad estar atento a cualquier peligro potencial al que pudieran enfrentarse de acuerdo al historial que cada cliente recurrente tenía y, cuando fuera nuevo, debía presentar mucha más atención.
— ¿Sun? ¿Podrías venir aquí un momento? —pregunté al verla pasar frente a mi oficina—.
— ¿Sí? ¿Sucede algo? —inquirió mientras entraba y cerraba un poco la puerta—.
— No es necesario tener privacidad solo quería advertirte de un nuevo cliente —informé viendo a esta asentir en entendimiento—. Sabes que puedes presionar el botón de emergencia si ocurre cualquier situación en la que te sientas en peligro —añadí viéndola soltar una risa baja—. Sun, no puedes encargarte tu. Debes informar cualquier situación que te ocurra.
— Está bien, está bien —aceptó mientras asentía y comenzaba a caminar fuera de la oficina—. Pero no perderé la oportunidad de golpearlo si la situación lo amerita —añadió antes de salir y cerrar la puerta—.
— Tsk... Ésta pequeña rebelde... —murmuré mientras continuaba revisando las reservaciones—.
Mientras revisaba las reservaciones pude notar algo interesante en la actividad de Seolar. Desde el mes de septiembre mi princesa había tenido un auge considerablemente notable y había una disminución de sus días sin actividades. Ciertamente Seolar era muy popular incluso antes, pero no había una actividad tan notoria en sus servicios privados como ahora.
Al indagar un poco más en la situación pude darme cuenta de un detalle que contribuía mucho al mejoramiento de su rendimiento. Tres clientes regulares estaban encargándose de que siempre tuviera trabajo. Uno de ellos, en quien debía mantener un ojo encima, visitaba el prostíbulo todas las semanas al menos una vez mientras que los otros dos solicitaban los servicios de Seolar constantemente sin seguir un patrón.
Suspiré pensando que debía mantener un ojo en aquel cliente que defendió a Seolar de Minho y visitaba el prostíbulo con frecuencia. Realmente era muy extraño que al preguntar a Seolar con respecto a él nunca dijera nada realmente importante o diferente, siempre era exactamente lo mismo. Ya me había acostumbrado tanto a que dijera que no había problema que me procupaba que realmente lo hubiera y no dijera nada. No obstante, no tenía pruebas de absolutamente nada. Su piel estaba limpia y su actitud era incluso más alegre después de sus visitas.
— ¿Sucede algo, Moon? —pregunté al verla abrir la puerta con cuidado—.
— Un cliente desea hablar contigo —me informó haciéndome extrañar un poco—.
— ¿Es un cliente nuevo? —pregunté viéndole negar—. Déjalo pasar y asegúrate de que las chicas no escuchen, por favor.
Una vez Moon asintió y salió de mi despacho, me dispuse a guardar cualquier documento que fuera privado en el cajón de mi escritorio y a cerrar cualquier pestaña importante de mi dispositivo pensando en quién podría ser el cliente que quería hablar conmigo y por qué.
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SOLE [3RACHA]
Fanfiction《SOLE》Vivir perteneciendo a 'alguien' era algo extraño, porque vivir a disposición de todos era lo normal... ¿Se le podría llamar vivir a ese infierno? Lo único cercano a 'vivir' era el hecho de estar con vida. Pero aún así, pertenecer a 'alguien'...