「★」012: Un Hyung protector

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— Bo-bohae —musité con los ojos abiertos al verla introducir sus dedos dentro de su feminidad mientras gemía mi nombre una y otra vez—

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— Bo-bohae —musité con los ojos abiertos al verla introducir sus dedos dentro de su feminidad mientras gemía mi nombre una y otra vez—.

Sus ojos estaban llorosos, sus mejillas ruborizardas, su boca entreabierta y, sobre todo, su zona íntima goteante expuesta a mi vista...

— Jisung-ah —llamó en un jadeo al ver que estaba dentro de la misma habitación—.

Abruptamente, dejó de tocarse y, como pudo, se levantó de la taza para dirigirse a mí, pero una vez más sus pies se enredaron y casi se lastima la cabeza con el lavamanos.

— Bohae, ten más cuidado —regañé tomando su cuerpo en mis brazos—.

— Jisung... —volvió a llamar en un ruego viéndome a los ojos—.

— Bohae... Estás muy ebria —suspiré agachándome un poco para subir sus bragas y notar que sus fluidos habían mojado sus piernas—. Hiciste un desastre —añadí tomándola por la cintura para sentarla sobre el lavamanos—. Mantente quieta un momento, Bohae —pedí asegurándome de que no iba a caerse—.

Con rapidez tomé un poco de papel para secar todo el fluido que había en sus piernas tratando de ignorar sus jadeos y llamados. No podía aprovecharme de una chica ebria bajo ninguna circunstancia...

— Jisung —llamó mi atención antes de lanzarse a mis labios para besarme—.

Con dificultad le seguí el beso mientras la tomaba en mis brazos al ver que intentaba bajarse del lavamanos.

— Bohae —llamé alejándola un poco de mi cuerpo—. ¿Viniste con alguien más? —pregunté a lo cual negó—. ¿Puedes decirme tu dirección?

A pesar de estar ebria pudo repetir su dirección correctamente, así que la tomé por la cintura para salir juntos de ese lugar y tomar un taxi.

[...]

En el camino a su departamento me cuestioné muchas veces si había sido la decisión correcta por el comportamiento de Bohae. Estaba muy inquieta. No dejaba de llevar mis manos a su cuerpo para que la tocara y sus labios buscaban los míos cada cierto tiempo.

No pensé que las cosas serían así, pero tampoco quería bajarme del auto para dejarla seguir el camino sola porque no quería que le pasara nada malo. Estando en ese estado podría ser un blanco fácil de cualquier abusador.

Suspiré por milésima vez apartando mis manos de sus pechos notando que estábamos cerca de nuestro destino. Pronto toda esta situación acabaría y yo podría irme tranquilamente al saber que estaba a salvo.

No mucho tiempo después el conductor informó que ya habíamos llegado por lo que nos bajamos después de pagar o, más bien, con dificultad me encargué de sacar a Bohae del auto para caminar hasta el edificio donde mencionó que vivía.

— Bohae, necesito la contraseña de la entrada del edificio —mencioné tratando de mantenerla derecha junto a mí—. Vamos, Bohae...

— ¿Ya estamos en casa? —preguntó de repente poniéndose derecha por su cuenta—.

SOLE                                                                    [3RACHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora