El mundial sub20 estaba proximo a comenzar, y por suerte, y gracias a Chiqui Tapia Masterclass, se jugaba en Argentina y ellos habían clasificado por ser sede.
Alejo Veliz estaba muy emocionado y algo nervioso, acababa de llegar al hotel y esperaba ver a sus viejos amigos, y también poder hacer nuevos, sabía que se iba a encontrar con caras desconocidas para él.
Se acercó a administración y pidió el número de su cuarto, sabia que había llegado un dia tarde por lo que no pudo elegir habitación, pero Facundo Bounanotte le había dicho que compartían cuarto, facu era un buen amigo suyo, lo extrañaba mucho ahora que no jugaban juntos.
Al tener las llaves subió y entró con desgano, estaba muy casando por el viaje, descubrió las cosas de su compañero pero la habitación estaba vacía por lo que empezó a sacar sus cosas, mientras comía un chocolate, que sabía que Facundo tenia escondido en el cajón de la mesita de luz, el ruido de la puerta lo hizo asustar, y al voltearse se encontró con un rostro serio que lo miraba confundido.
"-eh! ¿Vos quien sos? ¿que haces comiendo las cosas de facu?-"
Ale vió como el chico de tez blanquecina se acercaba y le quitaba el dulce de las manos con seriedad y enojo.
"-Para amigo, soy compañero de Facu, soy Alejo Veliz-" Le explicó sin entender la situación. Eso ocasionó que el contrarió se tiñiera de bordo y con timidez le dijera.
"-Perdon, no te conocía y creí que le estabas robando a Facu, perdón.-"
Alejos rió un poco y le resto importancia a la situación.
"-Como te llamas?-" Preguntó luego de un rato.
"-Ay perdón, soy Matias Soule, un gusto-" Se presentó el contrario.
"-Ah si, el que juega en la Juve-" Dijo Ale recordando algo que había leido en los medios.
"-¿Me conoces?-" Preguntó algo tímida Matías, con sus mejillas algo rojas y un leve brillo en sus ojos, esa imágen removió algo dentro de Veliz que tragando saliva respondió asintiendo con la cabeza.
Un silencio algo incómodo los envolvió y Matias sin saber como reaccionar dijo.
"-Bueno... yo venía a buscar un buzo de Facu, me voy, un gusto.-" Y amagó para irse pero una voz lo detuvo al llegar a la puerta.
"- Che lindo, te estas olvidando lo que buscabas-" dijo Veliz señalando que se iba con las manos vacias.
"-Ah si... es que ninguno me gustó-" Dijo algo nervioso el de dorsal 11 mientras miraba al contrario.
"-Toma, llevate el mio, seguro te queda más lindo-" Respondió Alejo mientras le lanzaba un buzo propio al contrario. Este agradeció con las mejillas rojas y salió corriendo del cuarto.
Si Bounanotte lo vió llegar con un buzo que él conocía muy bien y que no era suyo, no dijo nada, y Matias agradeció eso.
Los días pasaban y los chamuyos de Veliz a Soule ya no eran un secreto para nadie, cada vez que los veían juntos o que veían a Matis con las mejillas rojas las cargadas no se hacían esperar. Pero todo cambió luego del partido con Guatemala.
Alejo había metido un gol increíble y Matis sin poder controlarse corrió lazandose a sus brazos y enredando sus piernas en la cintura ajena, sintiendo como este lo sostenía, manoseandolo un poco de pasó, también sintió como los demás se acercaban a felicitarlo pero él no se quería separar y no se quería bajar. Recordó las camaras grabandolos y volvió en si, por lo que sintiendo su cara arder se alejó del chico, le iba a echar la culpa a la euforia del momento.
El partido había terminado y todos estaban muy felices, iban al hotel a festejar pero antes de poder guardar sus cosas una mano lo llevó al vestuario que estaba vacío. Descubrió que la mano le pertenecía a Alejo que lo miraba con picardía.
"-Asique los chamuyos funcionaron, hoy no me querias soltar-" Guiñó el ojo el de Rosario Central. Y con valentía, que no supo de dinde sacó, Matias le contestó.
"-Bueno es comodo estar arriba tuyo.-"
Alejo al principio se sorprendió pero rápidamente captó el doble sentido y se sentó en uno de los banquitos de allí, tirando del contrario para que se sentara encima suyo.
"-Aprovecha lindo, que a mi me gusta tenerte arriba, además... creo que me merezco un premio, no?-" Preguntó Alejos acercando sus labios a los del contrario, y sin esperar respuesta lo besó con deseo, saboreando la boca ajena como si se tratase de uno de esos chocolates que Facundo guardaba.
Quizás esa noche llegaron tarde a los festejo del hotel, pero ellos ya habían tenido un festejo propio, y la marcas en el cuello de la blanca piel de Matias eran la prueba de ello.