Matías tenía una característica única, él hablaba dormido, toda la vida lo había hecho, su hermano y amigos lo molestaban con eso cada vez que dormían junto a él.
La mayoría de las veces lo que salía de su boca eran palabras inentendibles, pero cuando estaba bajo presión hasta podia tener conversaciones normales, conversaciones que obviamente al otro día no recordaría.
Con algo de vergüenza por ello, había pedido al cuerpo técnico una habitación privada para él, puesto que no conocía muy bien a sus compañeros, pero las habitaciones eran limitadas y su propuesta fue negada.
Le había tocado dormir con Alejo Veliz, nada le salía bien porque hace tiempo que tenía un tipo de enamoramiento con su compañero y ahora seguro pasaría vergüenza, contra todo pronóstico las primeras noches habían ido bien, Alejo no le habia dicho nada por lo que Matias creía que no habia hablado en sueños.
Pero Soule no tenia tan buena suerte y esa mañana Veliz lo frenó antes de bajar a desayunar.
"-Mati... anoche hablaste dormido, yo no tengo problema con eso-" Dijo tratando de calmar al mayor que se habia puesto algo nervioso.
"-Pero, dijiste algo de un principe azul que te salvaba y que se lo ibas a devolver con un beso... y dijiste que ese principe era yo-" Continuó el menor, haciendo que el rostro del marplatense se tiñiera de rojo.
Por supuesto que Matias sabia de lo que estaba hablando el contrario, había soñado que estaba encerrado en una torre y que Alejo, que era un principe, lo iba a salvar y él para agradecerle lo besaba. No era la primera vez que soñaba con el menor, y ahora que el chico sabia de eso le daba vergüenza verlo a la cara, quería que la tierra lo tragara.
Al ver la falta del respuesta, el menor se acercó un poco y sonriendo le dijo.
"-No seré un principe como en tu sueño, pero igual puedo aceptar los besos-".
Al escuhar aquello el mayor lo miró sorprendido y sonrojado, y armandose de valor dió un pequeño piquito en los labios ajenos.
"-A partir de ahora solo podes ser MI principe-" Habló Matias abrazando al menor, intentando esconder su sonrojo.
Ahora no tendría problema de abrir su boca al dormir, su novio disfrutaba escuchar sus sueños.
