32. Vida doméstica.

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Hi~ Acá está lloviendo horrible así que se va a cortar el agua en una hora por estos lares (ya nos avisaron) y probablemente la luz, así que aprovecho a subirlo mientras aún puedo. Confieso que este epílogo realmente no era necesario pero yo tenía muchas ganas de sacarlo, así que henos acá. Mil gracias a todas las personas que le dieron amor a esta dínamica, pucha chiquillos, parezco disco rayado cuando se los digo pero en serio, sin el apoyo y el cariño de todos ustedes no creo que disfrutaría tanto escribir esto, tengo una fijación horrible en que Ash merecía vivir y que al mismo tiempo, esa vida implica hacerse cargo del trauma y pucha, espero que dentro de todo haya sido algo agradable para leer. Mil gracias por tanto. Creo que acá cerramos todos los cabos sueltos con todos los personajes, quedó medio larguito.

Los quiero muchito.

—¿Alguna vez has pensado en casarte? —Los ojos verdes pestañean una vez

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—¿Alguna vez has pensado en casarte? —Los ojos verdes pestañean una vez. Dos. Tres. Esos racimos prácticamente blancos aletean con suma gracilidad develando una emoción infantil y hasta inocente se atrevería a decir no obstante aquel atisbo de ternura no tarda en esfumarse para ser reemplazado por su semblante defensivo. Indiferente. Feroz. Cruel. Tan lince montaraz, tan poco gatito doméstico.

—¿De dónde viene el tema?

—No sé. —Shorter tararea, tiene una cerveza en una de sus manos, un sombrero de paja le cubre la cresta púrpura que suele alzarse con gracilidad mientras una espiga reposa entre sus dientes, Ash se atrevería a decir que el estereotipo aldeano es ofensivo, más, le sienta bien—. Solo me preguntaba.

—Escúpelo. —Claro que no se la deja sencilla—. Habla.

—Solo estaba pensando en cómo sería mi vida de casado. —Shorter abre una lata de cerveza y apoya sus zapatillas en los vestigios de paja, está sentado sobre un costal de maíz y la espuma escurre hacia las corontas dándoles un aspecto moteado—. Me puse a pensar en qué tipo de persona se sacará la lotería con mi carácter tan encantador y mi belleza sobrehumana.

—Si es una indirecta para que te proponga matrimonio es asqueroso. —Ash espeta, está sentado en el piso del granero de Cape Cod—. Mi respuesta es no, no quiero casarme contigo.

—¡No tienes tanta suerte!

—Eiji es mucho más bonito y no, él tampoco se casará contigo.

—¡Qué no era para ustedes!

—Si es una indirecta para mí tampoco. —Yut-Lung bufa—. Yo no pido matrimonio, a mí me lo ruegan.

—Con esa personalidad. —Ash gruñe entre dientes—. Dudo que tengas muchos pretendientes en la fila.

—¡Pues fíjate que sí, Lynx! —El más joven le avienta el sombrero de Shorter a la cara—. Además sino fuera tan encantador no tendría a Eiji de esposo provisional ¿verdad?

—Eiji no es tu esposo provisional.

—Lo es.

—¡No lo es!

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