19. Police at the door.

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Hi~ No creí que hoy llegaría porque suelo escribir en la mañana conociendo de antemano que hoy muero con las clases pero se pudo a pesar de que me levante bien tarde, se pudo y siento que el capítulo quedo muy hilado para lo que será el desarrollo de Eiji así que espero que les guste y pucha, nos quedaremos un ratito en su pov.

Eiji reacciona intuitivamente a los estándares que los demás le imponen y aquel talento (o maldición) desde pequeño lo ha ayudado a adaptarse a escenarios insostenibles, por ejemplo en la enfermedad de su padre nadie tuvo que pedirle que llenara e...

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Eiji reacciona intuitivamente a los estándares que los demás le imponen y aquel talento (o maldición) desde pequeño lo ha ayudado a adaptarse a escenarios insostenibles, por ejemplo en la enfermedad de su padre nadie tuvo que pedirle que llenara el rol de "hombre de la casa" fue instintivo, sabía que eso era lo que deseaban de él y poco a poco esas expectativas se transformaron en una realidad que pasó a ser algo inmutable e imposible de remecer. Lo mismo en la escuela, Eiji se mantenía en lo que su familia esperaba que lograra en relación a las notas y la convivencia: no destacar. Si bien, la pértiga fue un punto de rebeldía de todas formas lo dejó al no satisfacer el estándar, ni siquiera era talentoso ¿en qué diablos estaba pensando? Siempre acababa segundo contra Mizuno así que ¿para qué?, esa lesión solo fue una excusa más bonita para renunciar. Pero no se pudo parar. Y de repente, todo pasó a ser presión. Eiji empezó a odiar vivir una vida escrita por alguien más y aunque jamás de los jamases se le cruzó por la cabeza la idea de desobedecer su propia condena no pudo contenerse cuando miró cómo Charlie e Ibe intentaban inmovilizar a Ash contra el asiento, le rompió el corazón la impotencia.

Así que no lo pensó.

Se subió al automóvil con las manos tiritonas y mojadas, la respiración entrecortada y la lógica dando un pellizco de racionalidad para de todas maneras acelerar y arrojar a sus tutores y a toda expectativa a la basura (literalmente) esa fue su primera probada de libertad, pero entonces Ash lo frenó con un discurso mordaz: serás una carga así que vete.

Para el auto. Bájate aquí.

¿Por qué tendría? Eiji no quería, estaba harto de hacer lo que los demás querían y de portarse "bien".

¡No! Este es mi problema también. Tu hermano recibió un disparo frente a mis ojos y eso pasó porque me siguieron después de que me dijeras que tuviera cuidado.

Así que peleó por lo que quería por primera vez y eso pareció sorprender a Ash quien solo respondió:

La gente japonés es muy masoquista, se sienten responsables por todo.

Y con los pies todavía encima de la guantera y las suelas contra el parabrisas añadió sin siquiera verlo a la cara un: «haz lo que quieras».

¿Pero realmente se liberó de las expectativas ajenas?

No.

Simplemente se adaptó otra vez. Se convirtió en un apoyo incondicional e incluso idealizado que aun con sus propias luchas internas debía estar 24/7 disponible para aplacar alguna crisis o recibir con el corazón abierto las defensas que Ash arrojara, debía mantenerse inocente y alegre y fingir que no le dolía la violencia de la situación. Qué no vivía atormentado por las pesadillas de Shorter, Griffin, Dino y Skipper. Qué no miraba su cuerpo frente al espejo repleto de heridas y se desconocía. Debía ocultar el terror que le daba despedirse de Ash sabiendo que en la tarde podían reportarlo difunto (otra vez) en las noticias. Tenía que normalizar la muerte. Actuar como si todo estuviera bien y hacer lo que los demás querían que hiciera en ese escenario: jugar a la casita. Proveerles esa normalidad ilusoria aun si fuera falsa. Dar calidez. Apoyo. Ingenuidad. Eiji no vaciló al coger el rol pero sí escondió sus heridas.

Vida doméstica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora