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El auto aún no se detenía por completo cuando Jeonghan abrió la puerta y salió directo a la casa. Wonwoo lo siguió tan pronto como pudo, persiguió a Jeonghan por las escaleras hasta la habitación de huéspedes y cerró la puerta tras de él antes de que pudiera siquiera decir algo.

Las peleas eran ocasionalmente raras. Solían distanciarse lo necesario antes de volver a hablar. Sabían que intercambiar palabras cuando sus emociones eran fuertes no era la mejor opción.

Sin embargo, ahora era distinto. Jeonghan estaba molesto y triste, ni siquiera podía decirlo. Todo el camino a casa fue llanto para el rubio. Y Wonwoo odiaba sentirse tan impotente al permitir que alguien lastimara a su esposo y mucho más al no saber qué hacer al respecto.

Jeonghan lo necesitaba pero tampoco le permitía acercarse.

- Hannie - murmuró a la puerta - Dime qué pasa, por favor.

No obtuvo respuestas. Después de unos segundos volvió a intentarlo, pero tampoco funcionó.

- Supongo que necesitas espacio - sonrió triste - Iré a la oficina por unos papeles. Mientras tanto, anda por la casa y come algo. No quiero que te encierres aquí.

Miró su reloj y luego a la puerta.

- Regresaré en dos horas, así que tendrás tiempo para hacer lo que prefieras, ¿Estás de acuerdo con eso?

Wonwoo pegó la oreja a la puerta. Escuchó los pasos de Jeonghan correr hacia él. Sonrió y retrocedió. La puerta finalmente dejó ver ese rostro bonito y lloroso. Al menos una parte de él.

- ¿Te tienes que ir?

- No. Pero quiero darte el espacio que necesitas. Sé que si estoy en la casa no saldrás de aquí y no me gusta el cuarto de huéspedes. Hace frío y está oscuro.

Jeonghan lo meditó.

- No te vayas...

- ¿Seguro?

- Mm.

- ¿Puedes ir al nuestro entonces?

- De acuerdo.

Jeonghan salió y caminó al otro extremo de la casa. Entró a la habitación y supo que Wonwoo no lo seguiría. Respetaría su espacio. Al menos por el momento.

- Oye - habló Wonwoo - ¿Y mi beso?

Jeonghan hizo pucheros y negó con la cabeza.

- No puedes negármelo, está en nuestros votos - se jactó.

El rubio se devolvió bajo el marco de la puerta y casi se ríe al ver a su esposo con las rodillas flexionadas y los labios estirados para recibir su beso.

Jeonghan se lo dió de prisa y corrió hasta la cama metiéndose a las cobijas. Su esposo se sintió un poco más tranquilo. De cualquier forma odiaba verlo con ese ánimo. Fue a la cocina dispuesto a preparar una malteada de coco con helado de vainilla.

Cuando abrió la nevera sintió una fuerte punzada en la cabeza. Era como si algo presionara desde dentro para poder salir. Se tambaleó un par de pasos y se sostuvo de la encimera. Su vista daba vueltas por todo el lugar, veía destellos que iluminaban y luego apagaban su vista. Las ganas de vomitar estaban latentes, haciéndose cada vez más fuertes.

Con sus manos se guió hasta el lavaplatos. Si iba a hacer un desastre al menos quería hacerlo lo menos posible. Sintió las arcadas recorrerle el cuerpo pero nada sucedía. Y ahora deseaba que lo hiciera. Al menos después de devolver el alimento sentía alivio. Pero de alguna forma podía sentir que ese momento no llegaría. Estaba sudando frío.

US AGAIN (WONHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora