Somos Infinitos #CarrotAwards2016

Su secreto a la luz

Los tres chicos se miraron, no comprendían porque Lily les pedía eso. ¿Había alguna manera de que dejaran de hablarle a Sirius? James se había enfadado con él al imaginárselo con la chica pelirroja, pero era una rabieta del momento, se habrían acabado perdonando.

-Prometedlo, por favor. -Repitió Lily mirando a Sirius, que seguía cabizbajo. Los tres merodeadores dieron su palabra, y miraron a la chica, pero ella sabía que no era la que tenía que hablar.

-Yo... -Empezó a decir Sirius, totalmente rojo.- Bueno... Yo siento cosas por... Por... Bueno, no he dicho nada antes porque no quería romper nuestra relación, pero estoy... Estoy enamorado de uno de vosotros. -Declaró el animago.

Silencio sepulcral. La cabeza del moreno no paraba de dar vueltas. ¿Que había hecho? Lo odiaría, seguro que lo haría... Al fin y al cabo, se había enamorado de uno de sus mejores amigos.

James había abierto la boca, y por su mente no paraban de pasar imágenes. Esperaba con ansias el nombre del nuevo amor de Sirius, y deseaba por encima de todo no ser él. ¿Y si no era así? ¿Y si su mejor amigo decía su nombre? No podría mirarlo a la cara nunca más, lo sabía... Y tampoco sabría como rechazarlo...

Remus, por su parte, miraba a James con lastima. Sabía que sería él, todos los momentos compartidos entre ellos, sus miradas cómplices... ¿Era el fin de los merodeadores? Por otra parte, tenía un poco de miedo. ¿Y si se equivocaba, y Sirius estaba enamorado de él? No... Esa era una posibilidad estúpida, pero era una posibilidad.

El cerebro de Peter no daba a más. En el momento de la noticia una felicidad lo invadió, pero minutos después un miedo le recorrió todo el cuerpo. Sabía que él no sería, eso era imposible. Pero ese era el final, el final de los merodeadores después de casi siete años.

El labio inferior de Sirius tembló, y su garganta hizo pequeños ruiditos molestos antes de mirar al chico. Él, solo él, y su mundo se paró. Su corazón pareció salirse del pecho, y todo volvió a cobrar sentido. Abrió la boca y consiguió soltarlo:

-Te quiero, Remus.