capitulo 10

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Cuando llego a la escalera no puedo evitar que las lágrimas rueden por mis mejillas. Por el momento detesto la universidad, y eso que ni siquiera han comenzado las clases. 

¿Por qué no podía tocarme una compañera de habitación que se pareciese un poco más a mí?

A estas horas ya debería estar durmiendo, preparándome para el lunes. Esta clase de fiestas no van conmigo, y desde luego no quiero relacionarme con este tipo de gente. 

Jisoo me cae bien, pero no quiero tener que enfrentarme a escenas como ésta y a personas como Jungkook.

Ese chico es un misterio para mí; ¿por qué tiene que comportarse siempre como un idiota? Pero entonces pienso en los libros de su pequeña biblioteca. ¿Para qué los tiene? Es imposible que un idiota tatuado, irrespetuoso y grosero como él pueda disfrutar de esas magníficas obras. La única cosa que me lo imagino leyendo es la etiqueta de una botella de cerveza. 

Mientras me seco las mejillas húmedas me doy cuenta de que no tengo ni idea de dónde se encuentra esta casa, ni de cómo volver a la residencia.

Cuanto más pienso en mi decisión de esta noche, más frustrado y angustiado me siento. Debería haberlo pensado bien; ésa es precisamente la razón por la que me gusta planearlo todo, para que no pasen estas cosas. 

La casa sigue abarrotada, y la música está demasiado alta. No encuentro a Jin por ninguna parte; ni a Eunwoo. Tal vez debería buscar una habitación cualquiera en el piso de arriba y echarme a dormir en el suelo. 

Hay al menos quince habitaciones, y con un poco de suerte a lo mejor encuentro una vacía. A pesar de mis esfuerzos por ocultar mis emociones, no lo consigo, y no quiero derrumbarme y que todo el mundo me vea así. Doy media vuelta, me meto en el baño donde ha vomitado Jisoo y me siento en el suelo con la cabeza entre las rodillas.

Llamo a Tae de nuevo, y esta vez responde al segundo tono. 

¿Minnie? Es tarde, ¿estás bien? —dice medio adormilado. 

—Sí. No. He ido a una estúpida fiesta con mi compañera de habitación y ahora estoy atrapado en la casa de una fraternidad sin un sitio donde dormir y no tengo manera de llegar a la residencia.

sollozo a través de la línea. Sé que mi problema no es de vida o muerte, pero me siento tremendamente frustrado conmigo mismo por haberme metido en esta situación tan agobiante.

 —¿Una fiesta? ¿Con esa chica pelirroja? —dice sorprendido. 

—Sí, con Jisoo. Pero en este momento está inconsciente. 

Pero ¿cómo se te ocurre salir con ella? Es tan... Bueno, no es alguien con quien tú te relacionarías habitualmente —dice, y el tono de reproche que destila su voz me irrita. Quería que me dijera que todo irá bien, que mañana será otro día..., algo positivo, y que me animara, no algo tan sentencioso y severo. 

—Pues a eso me refiero, Tae... —Suspiro, pero entonces alguien intenta abrir la puerta del baño y me pongo en guardia—. ¡Un momento! —grito a la persona que está fuera.

Me seco los ojos con un poco de papel higiénico, pero sólo consigo emborronarme aún más el delineador del ojo. Ésta es justo la razón por la que nunca suelo maquillarme. 

—Ahora te llamo; alguien necesita entrar en el baño —le digo a Tae, y cuelgo antes de que proteste.

La persona que está al otro lado de la puerta empieza a aporrearla, y yo gruño y me apresuro a abrirla, secándome los ojos de nuevo.

—¡He dicho un mom...!

Me detengo al instante al encontrarme de frente con unos penetrantes ojos verdes.

Me detengo al instante al encontrarme de frente con unos penetrantes ojos verdes

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