Sentimiento Reencontrados

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Alexander

Nada ocurrió como esperaba. En ningún momento imaginé que Marie Campbell estaría ahí. De hecho, en mi cabeza tuve la absurda idea de que Lory, se lanzaría sobre mí y nos besaríamos como en el colegio. Tal vez un poco más apasionado o tal vez un poco más tímido, pero a fin de cuentas un beso. Hasta me vestí para la ocasión con ropa que no suelo usar, por sugerencia de Natalia.

Pero Marie tenía que estar en medio, reconocerme y echarme a perder todo el sueño. Me quedé en una pieza y al final, terminé sentado en el sofá de la recepción con los pies apoyados en mis talones chocando uno contra el otro, esperando que la pesadilla terminara para volver a Round World, con la cola entre las patas y mi orgullo herido hasta que pudiera olvidar.

A quien engañaba; ¿olvidar a Lory? No lo he hecho, no he podido. Y nadie puede decir que no lo intenté. Sin embargo, aún estaba sobre la mesa una oportunidad de hablar con ella y tal vez, solo tal vez...

Mi teléfono sonó y... Oh que sorpresa, la reportera me envía un mensaje para decirme que vaya a tomar las fotos. Si había algo que me gustaba de mi trabajo anterior, es que no tenía jefes directos. Estos estaban de entre dos mil a tres mil kilómetros de distancia, así que me sentía en plena libertad de hacer mi trabajo sin que nadie me estuviera halando de un lado para otro. Pero la pequeña Natalia era como una jefa, peor que una jefa, era... ya estaba tocando a la puerta.

—Ok. Llegaste —dijo Natalia saliendo a la vez que yo entraba. —. Compórtate. Recuerda que de eso depende tu trabajo.

—¿No vas a quedarte? ­—pregunté extrañado.

—No. Loryann me pidió que los dejara solos.

Vaya giro del destino. De pronto, estaba viendo a la pequeña reportera alejarse por el pasillo hacia el ascensor. Y a la mujer que amaba dentro de la habitación. ¿Podría ser mejor?

Entré con un paso suave en espera de que Marie apareciera de pronto recriminándome algo sucedido hace demasiado tiempo y que no me convenía recordárselo a Lory. «De nuevo. ¿A quién engaño?» De seguro hablaron del asunto hasta la saciedad.

Cerré la puerta tras de mí y al voltearme, ahí estaba. Hermosa como siempre. Incluso más. Sentada con una postura de modelo, su cabello largo y negro que se divide en sus hombros. Sus ojos de castaño oscuro que me miran y parecen examinarme al punto de hacerme pensar si debí usar una chaqueta, un saco; algo que me hiciera ver más sofisticado. Y por último sus labios. Esos hermosos labios de un perfecto acentuado entre lo mullido y lo fino, pintados de un carmín rosado que le proveía de un brillo cálido.

Otra vez, sentí que me llamaban.

—¿Piensas tomarme las fotos desde la puerta? —preguntó y su voz, me despabiló los pensamientos como si sacudiera una nube sobre mi cabeza.

Saqué la cámara la preparé, la enfoqué lo más rápido que pude. Permanecí en silencio, con las primeras tres fotos. Quería que viese que había madurado y que también podía ser tan profesional, como lo era ella.

Con esas primeras tres fotos, se limitó a posar de un lado y del otro intercambiando las sonrisas. Sí, sonreía muy profesional. Pronto me di cuenta de que estaba en una mera sesión de modelaje. Era momento de ser más artístico.

—¿Qué tal si te acercas al balcón para aprovechar la luz natural del día? —pregunté como si nada.

Su sonrisa se amplió.

—Me preguntaba cuándo ibas a pedirme una de tus locas ideas.

—¿Te parecían locas?

—Al principio sí, pero luego supe que era tu forma de expresarte en la foto. Porque nunca he negado que eres un artista.

Ladrón de Besos(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora