ARMAGHAN. (11)

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LARR. (MONTAÑA)

 —¡Miren todos, por fin hemos llegado! —exclamó Onew emocionado, señalando con su dedo índice hacia una montaña con una fumarola que se asomaba por encima de los enormes árboles.

La montaña se alzaba majestuosamente en el paisaje, como un titán dormido cubierto de una densa vegetación verde. Su forma cónica se erguía imponente, contrastando con el cielo azul intenso que la rodeaba. Al acercarse, el aire se volvía más espeso, impregnado con un suave aroma a tierra húmeda y vegetación exuberante.

Los cinco amigos y el búho finalmente habían llegado a su destino. Con sentimientos mezclados entre emoción y miedo, se acercaron. La montaña Armaghan se elevaba majestuosamente a su alrededor, y el aire impregnado de un aroma sulfuroso los hizo toser.

—¡COF... COF... COF! ¡Huele horrible, creo que voy a vomitar! —dijo Matilda, llevando la palma de la mano a su boca y haciendo arcadas.

—¡Rayos, eres tan asquerosa! —mencionó Jonghyun con una mueca de asco.

Minho, Taemin y Key trataron de ignorar a Matilda, soportándola cada vez menos. El único que se acercó para auxiliarla fue Onew; él siempre lo hacía, ante todo era un caballero.

—¿Cómo pueden ser tan insensibles? Es tu hermana, Taemin, bastante ha sufrido durante el viaje. ¿Tengo que recordarte lo que le pasó con los ranos? —reclamó Onew molesto.

—Taemin no pudo contenerse; le irritaba que siempre le culparan por todo lo que le sucedía a Matilda.— Ella se lo buscó. Claramente le dije que no viniera, pero insistió, y todo lo que le ha pasado son las consecuencias de sus acciones —dijo con firmeza.

—¡Estás mintiendo! —exclamó Matilda, herida.

—Por supuesto que no. ¿Ya se te olvidó que me amenazaste si no te dejaba venir con nosotros? Solo has sido un dolor de cabeza, hermanita.

—Cállate, Taemin. Te odio, te odio —dijo la chica, desesperada.— Por favor, no discutan. Son hermanos, necesitan quererse y apoyarse siempre —les pidió Minho.

—Los humanos son tan estúpidos, pelean por cualquier cosa —opinó el búho Mardig, mientras giraba la cabeza en 360 grados.

—Mejor apresurémonos. Si empezamos a subir ahora mismo, es probable que al amanecer estemos en el borde del cráter sulfuroso —propuso Kibum, dando así por finalizado el tenso momento.

A medida que ascendían por las empinadas laderas, la vegetación se volvía más densa y misteriosa. Los árboles altos y frondosos ocultaban el sol, creando un ambiente de penumbra y misterio. El suelo estaba cubierto de hojas secas y ramas caídas que crujían bajo sus pies mientras avanzaban.

Tras una ardua caminata, finalmente llegaron a la cima de la montaña. Ante sus ojos se reveló un espectáculo asombroso: el enorme cráter sulfuroso. Era como una boca abierta hacia las profundidades de la tierra, emanando una neblina blanca y sulfurosa que daba una apariencia fantasmal al lugar. La tierra a su alrededor estaba coloreada en tonos ocres y amarillos, como si el calor y los minerales hubieran dejado su huella en ella durante siglos. El aroma penetrante del azufre llenaba el aire, haciendo que sus sentidos se agudizaran. Era un olor distintivo, inconfundible y cautivador.

El vapor sulfuroso se alzaba en espirales desde las profundidades del cráter, dándole un aspecto etéreo y enigmático. Minho comenzó a sentir una inquietud. Cautelosamente, se acercó a una de las fumarolas para sentir el calor que emanaba de ellas. El suelo era cálido bajo sus pies, recordándole que estaba en un lugar vivo, activo y cambiante. Con cada paso, la tierra se volvía más árida y la vegetación desaparecía por completo. Las rocas bajo sus pies estaban cubiertas de un fino polvo sulfuroso, y el calor que emanaba del cráter era insoportable.

EL ÚLTIMO DRAGÓN (2MIN)🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora