—¡Tu hermano no es Taemin, tu verdadero hermano mellizo es Minho! —gritó Heechul desesperado a Matilda. Estaba al borde del colapso tras haber cometido algo tan terrible.
En ese preciso instante, Minho comprendió lo que estaba ocurriendo. Taemin era el último dragón y estaba pereciendo. —¡Mi amado Taemin, no te rindas!
El dragón soltó un gruñido que resonó en los corazones de todos. A pesar de su forma actual, sus ojos mostraban la misma valentía y amor que había demostrado como humano. —Es hora de revelar la verdad —sentenció Heechul— sobre la maldición del dragón y la historia de sus familias.
El alquimista detalló la conexión entre la maldición del dragón y una venganza ancestral, un legado de condena que Minho llevaba por los pecados de sus ancestros.
Boa Ghulyan mantenía en secreto una verdad transmitida a través de generaciones en su linaje. La maldición del dragón pesaba sobre ella y sus descendientes desde hacía milenios. En un pasado remoto, sus antepasados habían provocado la ira del poderoso Dios Sumeyeong al cazar a la cocatriz*, la criatura mística, y abandonar los cinco huevos que había puesto.
Furioso por la pérdida de su compañera y madre de sus hijos, el Dios lanzó una maldición sobre los responsables de su muerte, la misma familia de la gobernadora Boa. Desde entonces, cada generación nacía bajo la oscura sombra de esta condena. Sin embargo, fue cuando sus hijos, los mellizos Ghulyan, asumieron el liderazgo que la maldición se manifestó por completo.
Boa, preocupada por la vida de su hijo Minho, quien había nacido con una enfermedad debilitante, tomó una decisión desesperada. Al enterarse de que los Kamalyan, una familia humilde y sin renombre en el reino, habían tenido un bebé sano, ideó un plan para intercambiar a su hijo enfermo por el bebé de los Kamalyan, creyendo fervientemente que así podría engañar al destino.
Sin embargo, había un detalle crucial que desconocía por completo. Los Kamalyan habían perdido a su propio bebé al nacer, y cuando esto sucedió, otro recién nacido apareció misteriosamente en la puerta de su choza, ocupando el lugar del que había fallecido. Este secreto fue guardado celosamente por el matrimonio.
—Yo fui quien dejó a ese bebé. Jamás imaginé lo que sucedería después —confesó Heechul con pesar.
La indignación y la confusión se apoderaron de todos al escuchar las revelaciones del alquimista. Nadie podía dar crédito a lo que acababan de oír.
—¿Pero cómo es que usted tenía al último dragón? —preguntó Onew.
—El Dios Iseung me dio un huevo hace miles de años para cuidarlo. Y así lo hice, pero un día este se rompió de la nada y salió un bebé hermoso. Ahora sé que se trataba de Taemin. Luego, cuando lo dejé con los Kamalyan, cuidé a Minho desde lejos porque creí que él era el último dragón.
—Recientemente, el Dios Supremo Shin-Dong se manifestó en mis sueños, indicándome el camino para liberarnos de la maldición. Actué conforme a sus designios, alentando a otros a emprender el viaje. Todo debía haber salido según lo planeado, sin víctimas. Pero la mentira de la gobernadora lo echó todo a perder.
—Minho creció bajo el cuidado de los Kamalyan, desconociendo su verdadera herencia y la maldición que lo acechaba. A pesar de sus batallas contra la enfermedad, demostró ser un espíritu valiente y decidido, siempre dispuesto a superar los obstáculos que se cruzaban en su camino.
Con desesperación y amor en sus ojos, Minho se arrodilló junto a su amado. Con ternura, acarició las escamas de Taemin, transmitiéndole todo su apoyo y afecto.
—Taemin, mi amor, no te rindas —murmuraba desesperado con voz entrecortada—. Nuestro amor es más fuerte que cualquier maldición o herida. Eres mi todo, mi razón de ser. No puedo imaginar mi vida sin ti. Prometiste que estaríamos siempre juntos. No te mueras.
Las lágrimas se acumularon en los ojos de Minho mientras sostenía la cabeza de Taemin entre sus manos. Con voz temblorosa, le dijo:
—Prometo que lucharé por ti, que buscaré una solución. No puedo perderlo todo ahora. El tiempo que hemos compartido, las risas y los momentos felices, valen más que cualquier obstáculo.
Taemin, a pesar de su agonía, logró emitir un suspiro ronco. Sus ojos dorados, apenas visibles a través de sus párpados entrecerrados, buscaban los ojos de Minho. En ese momento, sus miradas se encontraron y se comunicaron sin palabras, compartiendo el amor profundo y la conexión inquebrantable que compartían.
—Señor Heechul, le ruego que use su conocimiento y poder para salvar a Taemin —Minho reflejaba desesperación y esperanza en su rostro—. Nuestro amor es real y puro. No podemos permitir que sea truncado por esta maldición. Por favor, dígale al dios supremo que nos otorgue otra oportunidad. Que nos permita vencer esta adversidad juntos.
El alquimista Heechul miró a Minho con ojos sabios y compasivos. Su voz, serena y llena de autoridad, salió de su boca:
—El dios supremo es testigo de los lazos genuinos que compartes. Le rogaré por una segunda oportunidad. Pero debes comprender que no todo está en nuestras manos. La voluntad divina es impredecible.
Minho asintió con humildad. Luego acarició la mejilla del ahora dragón con dulzura. No le importaba su aspecto; él lo amaba demasiado.
—Escucha, mi amor. El señor Heechul ha accedido a ayudarnos. Mantén la esperanza, mi amor. Juntos superaremos esto, sin importar lo que venga.
Los ojos de Taemin se abrieron débilmente, revelando un destello de esperanza en su interior. La luz de la luna se reflejaba en sus escamas mientras Minho se inclinó para abrazarlo, sellando así su compromiso de enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara, luchando por su amor verdadero hasta el final.
Heechul cerró los ojos y comenzó a recitar antiguas palabras de invocación, canalizando la energía hacia el Dios Supremo del Universo Mitanyan.
Astghayin andundi khork'erum, ur miahyusvum yen khavarn u luysy, yes, khonarh u jermerrand, kanch'um yem k'vo nerkayut'yany, VO՜v Geraguyn Astvats, Tiyezerk'i Ter:-Khchchvats chakatagreri t'elerov. Yes kanch'um yem dzez aryan yev hogu ays bazhaki mijots'ov: T'vogh k'vo astvatsayin akanjnery lsen im kanch'y yev lusavoren mez k'vo veh nerkayut'yamb
(En las profundidades del abismo estelar, donde la oscuridad y la luz se entrelazan, yo, humilde y ferviente siervo, llamo a tu presencia, ¡Oh, Dios Supremo, Señor del Universo! Por los hilos de los destinos entrelazados, te invoco a través de este cáliz de sangre y alma. Que tus oídos divinos escuchen mi llamado e iluminenos con tu presencia majestuosa).
Después de un momento de silencio tenso, el aire se llenó de un brillo dorado, y una voz profunda y resonante llenó el interior de la cueva. Era la voz del dios supremo, Shin-Dong, poderosa y llena de sabiduría.
—Por el poder del amor verdadero, concedo una segunda oportunidad —declaró el dios supremo—. Minho y Taemin podrán ser liberados de la maldición que los une, pero deben demostrar su valía y su amor en una prueba de corazón y alma. Taemin, tú eres mi nieto verdadero, tu padre es mi hijo Sumeyeong, y aunque él fue quien lanzó el hechizo, yo puedo intervenir ante sus necedades.
CONTINUARÁ...
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EL ÚLTIMO DRAGÓN (2MIN)🌈
FanfictionEn el mundo fantástico de Mitanyan*, cuenta la leyenda que el Dios Sumeyeong vivía solo y aburrido. Lo único entretenido era escuchar cantar a los Gallos emperadores del cielo y la tierra, al amanecer y al anochecer. Sólo que eso no era suficiente p...