—Por el poder del amor verdadero, concedo una segunda oportunidad —declaró el dios supremo—. Minho y Taemin serán liberados de la maldición, pero deben demostrar su valía y su amor en una prueba de corazón y alma. Taemin, tú eres mi nieto verdadero, tu padre es mi hijo Sumeyeong, y, a pesar de que fue él quien lanzó el hechizo, yo puedo intervenir ante sus necedades.
Taemin sintió una oleada de energía cálida recorrer su cuerpo, aunque su forma de dragón permaneció inalterada. La herida en su corazón comenzó a sanar, y sus ojos se encontraron con los de Minho, rebosantes de amor y gratitud.
Minho, desconcertado, se dirigió al Dios Supremo sobre la persistencia de la apariencia de Taemin. —Señor, ¿por qué mi amado sigue siendo un dragón?
El Dios Shing-Dong escupió con desdén. —¿Tienes algún problema con eso, humano?
—No, señor. Es solo que yo pensé que... —comenzó Minho, interrumpido por el dios.
—¿Pensaste que se convertiría nuevamente en humano? Pues no. Él se quedará así, es hijo de la Cocatriz. Ha cumplido los 18 años bajo esa investidura. Ahora puede defenderse de otros cazadores. Y esa es precisamente la prueba de la que hablé. Deben amarse tal como son.
—Pero usted dijo que el hechizo se iría —exclamó Minho.
—Y se deshizo. Bebiste de su sangre, impidiendo que te convirtieras en dragón. Lo que yo hice fue salvarle la vida a mi nieto, brindándoles una oportunidad para que puedan amarse libremente. De ahora en adelante, todo depende de ustedes. Si le demuestran a su padre, el Dios Sumeyeong, su amor verdadero, quizás se compadezca y le devuelva a su hijo una apariencia humana.
Minho no sabía qué decir; todo era tan confuso. Su mente no funcionaba correctamente. Él mismo no entendía por qué su reacción había sido tan cobarde.
—Noto que estás dudando, Minho Ghulyan —dijo el Dios Supremo.
—No, yo soy Minho Kamalyan, hijo del herrero Siwon Kamalyan. Y... —Minho comenzó con un tono de soberbia, pero luego no pudo decir más.
—¿Y qué, Minho? No dices nada respecto a quedarte con mi nieto siendo un verdadero dragón imperial. ¿Acaso te da miedo? Ya entiendo, no estás seguro de poder amar a una bestia, aunque esta te haya salvado la vida —cuestionó el Dios Shing-Dong.
—¡No...no...no es eso! —Minho titubeaba, incapaz de articular lo que sentía al ver que su amado nunca sería como antes. Sin embargo, las palabras brotaron de sus labios de repente, como si una fuerza extraña se hubiera apoderado de él—. Taemin, no puedo. Aunque te amo con todo mi corazón, no puedo evitar reflexionar sobre lo efímera que es la vida humana en comparación con tu inmortalidad. ¿Cómo podemos construir un futuro si nuestras realidades son tan divergentes?
El corazón de Taemin latió con tristeza pero también con determinación. Él comprendía las inquietudes de Minho, pero también sabía que su amor trascendía las barreras de la mortalidad.
—Minho, mi amor, entiendo tus dudas, pero lo que compartimos es único. No importa cuánto tiempo tengamos juntos, cada momento es precioso. Si decides partir, lo respetaré, pero quiero que sepas que mi amor por ti nunca cesará.
Las palabras resonaron en la inmensidad de la cueva. Minho se puso de pie; la lucha interna lo consumía, y su rostro mostraba incomodidad. Finalmente, con un nudo en la garganta, tomó una decisión.
—Mi amado Taemin, no puedo seguir adelante con esto. No puedo ignorar la realidad. Lo siento.
Las lágrimas brillaron en los ojos de Taemin, reflejando tristeza y resignación. Sabía que Minho necesitaba tiempo para encontrar su camino, para comprender lo que realmente estaba sucediendo, incluso si eso significaba dejarlo atrás.
—Si eso es lo que sientes, así será. Pero antes de que te marches, quiero que recuerdes lo que compartimos, el amor que nos unió. No importa cómo cambie el tiempo, siempre llevarás una parte de mí en tu corazón.
Las palabras de Taemin se perdieron en el aire mientras Minho, entre dolor y vacilación, abandonaba la cueva, dejando atrás al dragón que amaba. El corazón de Taemin quedó destrozado, pero su amor inmortal le daría la fuerza para seguir adelante.
Onew, Key, Jonghyun, Matilda, Heechul y Mardig aguardaban afuera de la cueva mientras Minho hablaba con el Dios Supremo. Tenían la esperanza de que todo se solucionara y pudieran ser felices para siempre, sin la maldición. Al ver a Minho salir cabizbajo, lo primero que hicieron fue preguntarle qué había ocurrido dentro.
Kibum fue el primero en acercarse y abrazarlo.
—¿Dónde está Taemin? ¿Por qué no salió contigo? —inquirió Heechul.
Pero Minho no contestó; simplemente cayó de rodillas al suelo, y con el corazón hecho pedazos, comenzó a derramar lágrimas de dolor. En total desesperación, llevó las manos sobre su cabeza. Le dolía, le dolía con intensidad; jamás había experimentado algo así, ni siquiera cuando se estaba convirtiendo en dragón. Esto era totalmente diferente. Era como si una fuerza ajena a él lo estuviera impulsando a marcharse de allí.
Matilda se sobresaltó enormemente y se precipitó hacia el interior de la cueva, ansiosa por saber qué le había ocurrido a su hermano Taemin.
—¡HERMANOOO! —gritó horrorizada al descubrir que él seguía transformado en dragón. Aun así, esto no la detuvo; se arrodilló frente a él y con ternura acarició una de sus alas mientras las lágrimas rodaban por su rostro.
Taemin la miró con tristeza y, entre gruñidos, le advirtió:
—Matilda, sería mejor que te fueras, que todos se fueran. Estoy empezando a sentir mi verdadera naturaleza animal y no sé cómo reaccionaré más adelante con los humanos. No quiero hacerles daño. Por favor, dile al alquimista Heechul que entre; necesito hablarle antes de que se vayan.
—¡No, hermanito! No puedo dejarte aquí, estarías solo para siempre. ¿Cómo podrías sobrevivir en este lugar? Yo... yo te quiero, Tae. Mentí cuando te dije que te odiaba. Perdóname, soy una loca caprichosa que solo dice tonterías.
—Matilda, no somos hermanos. Minho es tu verdadero mellizo.
—No, él no es mi hermanito, tú lo eres.
—No, Matilda, entiéndelo. Soy una bestia horrible y pronto comenzaré a atacar a los humanos para sobrevivir. Cuando eso suceda, todos ustedes tendrán que estar muy lejos.
—Pero, Tae...
—Matilda, si realmente me quieres como dices, tienes que prometerme algo.
La chica asintió con tristeza; prometería cualquier cosa que Taemin pidiera, después de todo, él siempre la había cuidado con amor fraternal, aunque no fueran hermanos de sangre.
—Quiero que cuides a Minho; él va a necesitar todo el apoyo y cariño que le puedan brindar. No lo juzguen por su decisión ni su comportamiento. Estoy seguro de que es lo mejor. Por favor, transmíteles esto a los demás. No quiero que le den la espalda. Prométeme que lo harás.
A regañadientes, Matilda asintió.
—Te lo prometo, hermanito.
Luego se acercó a la cabeza crestada del dragón y le dio un tierno beso.
—Adiós, Tae.
Y salió de la cueva, sintiéndose desolada y abrumada por todo lo que estaba sucediendo.
—Señor Heechul, mi hermanito quiere hablar con usted.
El alquimista respiró hondo y se dirigió hacia la cueva.
CONTINUARÁ...
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¿Ustedes que piensan de la reacción de Minho?
Gracias por leer, comentar y votar.
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EL ÚLTIMO DRAGÓN (2MIN)🌈
FanfictionEn el mundo fantástico de Mitanyan*, cuenta la leyenda que el Dios Sumeyeong vivía solo y aburrido. Lo único entretenido era escuchar cantar a los Gallos emperadores del cielo y la tierra, al amanecer y al anochecer. Sólo que eso no era suficiente p...