Carta no entregada a Heather

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¿Por qué me miraste?

¿Por qué no ví incomodidad o repulsión en tus expresiones cuando pudiste observar algunas de mis manchas?

¿Por qué me mostraste una amplia y brillante sonrisa en lugar de pasar de mí?

«¿Por qué?» Esa interrogante no me abandona y tampoco me deja conciliar el sueño.

¿Sabes qué otra cosa no me deja conciliar el sueño? Tú, Heather.

Sí, te conozco, o, bueno, no literalmente. Es que, ¿quién no te conoce en esa universidad? Al menos sé tu nombre y que, actualmente, estás cursando el tercer semestre de fotografía.

Tú, en cambio, no sabes nada de mí, ni siquiera mi nombre.

Y eso está bien, ¿sabes? Es mejor así.

Sí, es mejor así...

J.K

El poder de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora