CAPITULO 7; EL PACTO.

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*NARRA _____*

–¡Tom es que realmente no puedo acompañarlos, me siento mal!– dije por el teléfono mientras buscaba mis converse para después ponerme los.

–¡Anda, ____!– insistía Tom.–¡Bill por alguna extraña razón despertó hinchado de los ojos y su voz... Pues no parece si voz!–.

Mi intuición me hacía pensar que toda aquella noche Bill había pasado llorando al igual que yo. Ya que ambos nos deseábamos tanto pero por alguna u otra razón no coincidimos.

–¡Tom, ya te dije que yo también estoy mal de mi garganta y no los podría ayudar con su ensayo!– mentí mientras forzaba mi garganta haciendo sonar agripada. –¿Dónde está Bill?–.

No quería dejar las cosas así, entonces me propuse a investigar para ir a buscarlo y darle una disculpa por lo que había pasado.

–¡Dijo que saldría a tomar un poco de aire, que no se sentía bien!– respondió Tom.

–¿No te dije exactamente a dónde?– volví a preguntar sin sonar interesada.

–¡Tenía que ir a la plaza, supongo!– respondió sarcástico. –¡Ya vez que adora ir por su Starbucks a pensar cosas!–.

Ahí estaba mi respuesta; el Starbucks de la plaza.

–¡Okey ya me intento comunicar con él para ver cómo sigue, vale!– conteste mientras caminaba en busca de mi chamarra de piel negra.–¡Buen ensayo!–.

–¡Vale, y gracias hermosa!– dijo Tom para después colgar.

Una vez ya preparada y lista para salir, tomé mi teléfono, unos lentes oscuros y me dispuse a salir de casa en dirección aquella plaza.

Mi mente no paraba de sobre pensar cosas: ¿Que le estará pasando a Bill?, ¿Querrá dirigirme la palabra?, ¿Aún seremos amigos?...

Cuando el taxi llegó a la plaza, me dispuse en pagar y salir corriendo hacia la tienda de Starbucks, llegando a la barra y encontrándome con una chica.

–¡Bienvenida a Starbucks, ¿Puedo tomar tu orden?– pregunto la chica en tono amable.

–¡Hola!– respondí agitada. –¿De casualidad no has visto a un chico de tes blanca, con una enorme melena oscura, que te haya pedido algo a nombre de Bill?–.

La chica solo sonrió y levanto su mano derecha, para después señalar una de las mesas de la parte de atrás.

–¿Ese chico es el que buscas?– pregunto la chica mientras con su mano tomaba un paquete de galletas.

Voltee a ver hacia aquellas mesas y si, era él.

–¡Acababa de pedir estás galletas... No sé si puedas..– dijo la chica mientras me entregaba las galletas.

Las tomé, y sonreí.
–¡Sin problema, las entrego, gracias!–.

Camine hacia aquella mesa del final, llegando por la espalda de Bill.

–¡Aqui están las galletas de avena que pidió, joven!– dije intentando imitar la voz de aquella chica, atrapando la atención de Bill y haciendo voltear su mirada hacia mi.

𝔅𝔞𝔡 𝔏𝔬𝔳𝔢|| 𝔲𝔫𝔞 𝔥𝔦𝔰𝔱𝔬𝔯𝔦𝔞 𝔡𝔢 𝔗𝔬𝔪 𝔶 𝔅𝔦𝔩𝔩 𝔨𝔞𝔲𝔩𝔦𝔱𝔷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora