Capítulo 1

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La tragedia es desgarradora, pues a pesar de su inmortalidad y su poder para atraer el amor, cada vez que se entrega a él, el resultado es siempre el mismo: dolor. Con el paso de los milenios, ha experimentado incontables amores y pérdidas, cada una dejando una cicatriz más profunda en su corazón endurecido.

La cama del enorme apartamento estaba desarreglada. La mitad de las sábanas tocaba el suelo, la ropa tirada por toda la habitación y dos cuerpos desnudos dormían relajados sobre el enorme colchón. Una pareja que se amaba con locura, pero que tendría un final peor que el de Romeo y Julieta.

La mujer de cabello azabache era abrazada con cariño por ese hombre que desconocía su destino real. Ante los ojos de cualquiera, ella podría verse como una mujer común y corriente. Pero lo que la diferenciaba de cualquier otra mujer que ha existido, es que ha vivido por más de 100 siglos. La razón por la que ha vivido tanto tiempo es gracias a lo que ella misma a apodado como una maldición.

Durante su larga vida, ha vivido a base del amor de las personas. Ha estado con más de miles, las cuales han muerto de alguna forma natural e inexplicable, que ni siquiera la ciencia puede explicar. La verdadera razón es que Lena se alimenta de ellos, como una fuente de elixir que inevitablemente los lleva a la muerte y es algo que ella no puede controlar.

Hombre, mujer, el género no importaba. Carga con tantas muertes sobre sus hombros que solo busca la manera de terminar con eso, pero no tiene idea de cómo. Solo ama para vivir, pero ella quiere amar sin herir a nadie. El límite de tiempo que ha durado junto a alguien que ha amado profundamente han sido solo tres meses. Luego de ese periodo, la persona sufre de una inocente fiebre y a la semana siguiente, muere.

Las parejas que ha tenido en un país no pasan de las treinta, no le gusta llamar la atención y menos por matar a alguien. Es por eso por lo que nunca se junta con dos personas de la misma ciudad, mucho menos una después de la otra. Prefiere esperar días o semanas antes de perseguir a la siguiente víctima de su amor. Aunque ella no tiene que buscar ya que siempre vienen directo a ella.

Lena ha viajado por todo el mundo, en diferentes épocas y estaciones, y este año se había mudado a Ciudad Nacional. A pesar de no querer herir a nadie, no puede detenerse. Porque en lo único que piensa su mente y corazón es en amar a alguien con todas las fuerzas del mundo. Nunca ha sabido por qué ha nacido de esa forma, pero tampoco muestra interés en saberlo.

El último con el que ha estado saliendo, ya solo le quedaba una semana de vida. Hoy se cumplían los tres meses de relación. Él, se llamaba James Olsen, un chico moreno y apuesto, pasante en Catco WorldWide Media. Él era un empedernido romántico que apenas despertar pensaba en la pelinegra y antes de ir a su trabajo pasaba a verla y dejarle flores a su apartamento. Cada cierto tiempo se quedaba a dormir con Lena. Aunque no vivían juntos James tenía planeado para un futuro no muy lejano casarse con ella y formar una familia.

Los detalles que James le regalaba cada vez que la veía hacían latir con gran fuerza el corazón de Lena, a pesar de que ya sabía el final que tendría su actual novio. Ya había empacado sus maletas y había comprado su boleto de viaje para irse apenas terminara el fin de semana en el que James partiría de este mundo. Nunca se queda para verlos perder la luz de sus ojos. Ya había pasado por demasiadas experiencias como para seguir sufriendo por eso.

Había salido a caminar al parque para distraerse y no pensar en su amado por un rato. Envidiaba a todos los que veía pasar por su lado, viviendo sus vidas despreocupadas, alcanzando sus sueños y expectativas, y lo que ella más odiaba, era que pudieran amar sin que nadie muriera por eso. Nadie tenía la menor idea de que pronto moriría alguien por culpa de una mujer que podría ser casi igualada a una deidad. Lena, aunque tenía más de mil años era imposible para ella morir. Lo había intentado varias veces, de diferentes formas queriendo huir del sufrimiento que vivía, pero lo único que había conseguido había sido nada. No tuvo ni siquiera un cosquilleo.

𝑭𝒆𝒎𝒎𝒆 𝑭𝒂𝒕𝒂𝒍𝒆 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora