Lena estuvo pensando toda la noche, dándose cuenta de qué compañero hablaba Kara. Siendo nada más y nada menos que su anterior novio. Le dolía recordar, no solo a James, sino a todos los demás. Se levantó temprano para dar una caminata y despejar su mente. Estas salidas ya se habían vuelto costumbre.
Observó a la gente pasar, absorta en sus propias vidas y preocupaciones, y se preguntó cuántas de esas historias se cruzarían con la suya, cuántas vidas tocaría y dejaría atrás a lo largo de los siglos venideros.
Los minutos pasaron hasta que se volvieron horas, Lena se encontró buscando respuestas a las preguntas que llevaba tanto tiempo sin respuestas. ¿Cuál era su propósito en este mundo? ¿Estaba destinada a vivir en soledad? ¿Condenada a ver cómo todos aquellos a quienes amaba desaparecían con el tiempo? Se preguntaba si había algo más allá de la eternidad, algo que pudiera dar sentido a su interminable existencia.
De repente, el sonido de su teléfono interrumpió sus pensamientos. Era Kara, preguntando si quería reunirse para desayunar. Lena sonrió al leer el mensaje, agradecida por la distracción. Respondió afirmativamente y se dirigió hacia el lugar acordado, con la esperanza de encontrar un momento de alegría y conexión con la joven. Estar con Kara le había alegrado los días, se había enfocado en hacerla feliz sin importar qué. Quería devolverle todo lo que la rubia le hacia sentir hasta que llegara ese momento de verla partir.
Mientras se encontraba con Kara, Lena decidió guardar sus propias luchas internas por el momento y centrarse en el presente. Disfrutó de la conversación, compartiendo risas y confidencias como lo habían hecho antes. Lena se olvidó de todo lo demás.
Después del desayuno relajado y reconfortante con Kara, se encontraron caminando por las calles de la ciudad. Sintiendo una ligereza en su corazón que no había sentido en mucho tiempo, ni siquiera con James. La compañía de Kara tenía ese efecto en ella, como si su presencia pudiera disipar las nubes más oscuras, iluminando su vida.
A medida que paseaban juntas, Lena se sintió cada vez más atraída hacia Kara, no solo porque su corazón la había elegido, sino por su belleza radiante y su espíritu amable, también por la forma en que compartían una conexión profunda y significativa, incluso sin decir nada.
La pelinegra se dio cuenta de que tenía que aprovechar todo el tiempo que les quedaba juntas, no podía darse el lujo de esperar por una confesión de Kara. Ella tenía que hacerlo primero, al menos por esta vez.
Lena notó cómo Kara la miraba, con esos ojos azules llenos de amor y devoción. Un impulso irresistible la invadió y, sin pensarlo dos veces, Lena se acercó a Kara y la abrazó con fuerza, sintiendo el latido de sus corazones sincronizarse.
Kara respondió al abrazo con la misma intensidad, rodeando a Lena con sus brazos y apretándola contra su pecho como si nunca quisiera soltarla. En ese momento, el mundo entero parecía desvanecerse a su alrededor, dejándolas a ellas dos solas en su propio pequeño universo de amor y afecto.
Sin decir una palabra, Lena miró a Kara antes de inclinarse hacia ella. Sin embargo, notó la tensión en los hombros de la rubia y la vacilación en su mirada. Lena se detuvo un momento, observándola con atención.
—¿Estás bien? — preguntó con voz suave y preocupada. Kara se mordió el labio inferior, sintiéndose incómoda bajo la mirada de Lena.
—Sí, estoy bien— respondió con una sonrisa forzada, aunque sabía que Lena la estaba mirando quería enterrarse debajo del cemento bajo sus pies. Lena sostuvo su mirada por un momento más antes de asentir comprensivamente.
—No tienes que hacer nada que no quieras, Kara— dijo con suavidad. —Solo quiero que te sientas cómoda. Entiendo si pienses que me estoy adelantando demasiado.
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𝑭𝒆𝒎𝒎𝒆 𝑭𝒂𝒕𝒂𝒍𝒆 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈
ספרות חובביםA lo largo de la historia, miles han caído en el espiral mortal del amor. Encontrando en su pasión un destino trágico e irremediable. Pero la causa de su fatal destino no es el misterio del sentimiento humano, sino una presencia insidiosa.