Capítulo 16

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Perder a un amor es una de las experiencias más difíciles que podemos enfrentar como seres humanos. Nos recuerda nuestra vulnerabilidad y la intensidad con la que podemos conectar con otras personas. Es un proceso doloroso que puede llevarnos a cuestionar muchas cosas sobre nosotros mismos y sobre la vida en general.

En primer lugar, la pérdida de un amor nos confronta con el vacío que deja en nuestras vidas. Esa ausencia puede parecer abrumadora al principio, como si una parte de nosotros mismos estuviera incompleta. A medida que pasan los días y los meses, ese dolor puede transformarse en una sensación de añoranza constante.

Perder a un amor nos enfrenta a la soledad y a la sensación de estar desconectados de los demás. A menudo, compartimos tantos momentos con esa persona que, sin ellos, nuestra rutina y nuestro entorno pueden parecer extraños y desoladores.

Pero también puede ser una oportunidad para el crecimiento personal. Nos obliga a reflexionar sobre nuestras fortalezas y debilidades, así como sobre lo que realmente valoramos en una relación. Aprendemos a valorar más a las personas que tenemos a nuestro alrededor y a darles el amor que necesitan.

Perder a un amor es una experiencia que puede enseñarnos mucho sobre nosotros mismos y sobre cómo nos relacionamos con los demás. Nos muestra lo profundamente que podemos amar y cómo podemos seguir adelante incluso después de haber perdido a alguien tan importante en nuestras vidas.

Lena lo había aprendido con el tiempo.

Pero esta vez era diferente, ella no era la causante principal de la pérdida. Esta vez ella debía dejar de amar. Algo que nunca había hecho.

Lena se encontraba en la sala de espera del hospital, enfrentando una de las pruebas más duras de su vida. El dolor de perder a Kara por su culpa era amenazante e insoportable, pero dejarla de amar dolía aún más. Miraba hacia la puerta de la habitación donde Kara estaba siendo atendida, sintiéndose impotente y desgarrada.

Ella había aprendido muchas lecciones dolorosas sobre el amor a lo largo de los siglos. La pérdida, la soledad, el vacío emocional: todo eso era familiar para ella. Pero esta vez era diferente. Esta vez, no era solo la pérdida de Kara lo que la atormentaba, sino el tener que alejarse para protegerla.

Sus pensamientos daban vueltas en su mente, como un huracán de emociones encontradas. Amar a Kara había sido un regalo, un rayo de luz en su vida. Pero ahora, ese amor se volvía una carga, una responsabilidad abrumadora.

El sonido de los monitores y el murmullo del personal del hospital llenaban la sala de espera. Lena cerró los ojos un momento, recordando los momentos felices que había compartido con Kara. Cada risa, cada mirada, cada toque, ahora se convertían en dagas que atravesaban su corazón.

Se preguntaba si podría soportar ese dolor que se le estaba acumulando en el pecho, incluso si significaba mantenerla a salvo. Pero sabía en lo profundo de su ser que no tenía otra opción. La salud de Kara era más importante que su propio corazón destrozado.

Cuando finalmente permitió que sus lágrimas se desbordaran, Lena se prometió a sí misma que haría lo correcto. Amar a Kara significaba dejarla ir, aunque eso significara romper su propio corazón en el proceso.

Se levantó de la silla y comenzó a caminar hacia la salida. Cada paso que daba era como un martillo golpeando su pecho.

—Entonces.... ¿Es así...como se siente? — dijo la pelinegra mientras avanzaba.

Lena sentía un dolor profundo y penetrante que no solo se extendía por su corazón, sino también por todo tu ser. Se sentía como si le faltara el aire, como si se ahogara en un mar de emociones abrumadoras, una sensación de vacío, como si una parte de ella estuviera perdida o incompleta. Sentía un nudo apretado en el pecho que no se podía desatar.

𝑭𝒆𝒎𝒎𝒆 𝑭𝒂𝒕𝒂𝒍𝒆 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora