La infancia de Kara estuvo marcada por una serie de episodios médicos que dejaron una profunda huella en su vida y en la de su hermana mayor, Alex. Uno de los recuerdos más dolorosos fue cuando Kara tenía apenas ocho años.
Era un día soleado de verano en Midvale. Kara y Alex habían salido de la escuela, luego de un día estresante dentro del salón de clase. Kara quería divertirse. No podía hacer actividades con sus compañeros de Educación Física porque su maestra no le permitía participar. La razón para que su maestra la dejara en la banca solo anotando los puntos de los equipos, era por decisión de su madre, pero ella no lo sabía. Saliendo de la escuela, Kara le confesó a su hermana el día aburrido que había tenido.
—¿Qué hiciste hoy, Kara?
—Nada, hoy la maestra me mantuvo a su lado para que anotara los puntos. Otro día aburrido.
—¿No estuviste en ninguno de los equipos? — preguntó la mayor a lo que Kara negó.
—¿Y por qué? Ella no sabe cómo juegas para dejarte fuera.
—Dijo que era por mi bien. De verdad quería jugar con ellos, se veía divertido.
—Ya que la profesora no te dejó jugar, ¿te gustaría jugar conmigo? — la rubia asintió rápidamente y ambas se dirigieron hacia el parque cerca de su casa.
A pesar de las advertencias de Eliza sobre el exceso de actividad física para Kara, las hermanas estaban decididas a disfrutar al máximo. Kara saltaba de alegría, correteando por el parque junto a su hermana, pero de repente, su rostro se transformó en una máscara de pánico.
—¿Qué te sucede, Kara? — preguntó Alex, preocupada, mientras que Kara se aferraba a ella, temblando.
—No puedo... respirar bien... — gimió Kara, con lágrimas en los ojos. Alex, sin saber que hacer, corrió hasta la casa, gritando por ayuda a medida que el terror se apoderaba de ella.
Los siguientes minutos fueron un torbellino de caos y desesperación. Kara fue llevada de urgencia al hospital, donde los médicos lucharon por estabilizarla. Había sufrido un trastorno cardíaco congénito que amenazaba su vida en aquel momento.
Eliza estaba al tanto de todo lo que sucedía con su hija desde su nacimiento, pero la noticia golpeó a Alex con una fuerza abrumadora. Su madre no le había contado con exactitud por lo que estaba pasando su hermana. Así que no tenía idea de que la situación de Kara fuera tan grave. Se sintió impotente y devastada al ver a su hermana luchar contra una enfermedad como esa. Las lágrimas brotaban de sus ojos mientras esperaban ansiosamente noticias sobre el estado de Kara.
Desde ese día, Alex se convirtió en la guardiana de su hermana, dedicando cada momento a protegerla y cuidar de ella. A medida que Kara crecía, las preocupaciones de Alex se intensificaban. Cada mareo, cada fatiga repentina, cada vez que Kara parecía enferma, Alex estaba allí lista para intervenir y asegurarse de que recibiera la atención médica adecuada.
Kara no había tenido amigos mientras estuvo en la escuela por culpa de Alex. Ella alejaba a los que se acercaban a su hermana, preocupada por que pudieran lastimarla.
Cuando Alex cumplió la mayoría de edad comenzó a trabajar en un restaurante que recién había abierto. El restaurante se volvió famoso en Midvale y los dueños decidieron abrir un segundo en Ciudad Nacional, ya que les iría mucho mejor en la ciudad. Alex fue una de las empleadas transferidas, por lo que tuvo que mudarse a Ciudad Nacional por el trabajo. Dejando a Kara con más libertad ya que no tenía alguien detrás siguiéndola a todos lados. Cuando Kara terminó la escuela también quiso hacer su vida. Al ver que Alex lo había hecho, quiso seguir sus pasos y vivir su vida en Ciudad Nacional.
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𝑭𝒆𝒎𝒎𝒆 𝑭𝒂𝒕𝒂𝒍𝒆 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈
Fiksi PenggemarA lo largo de la historia, miles han caído en el espiral mortal del amor. Encontrando en su pasión un destino trágico e irremediable. Pero la causa de su fatal destino no es el misterio del sentimiento humano, sino una presencia insidiosa.