Ser un médico en este mundo es mantenerte lleno de expectativas que la gente espera que cumplas: Ser una persona fuerte y decidida, sin miedo a nada y casi no tener sentimientos. Debía ser lo suficientemente valiente para proteger a las personas y salvarlas de la muerte. No se les podía permitir llorar frente al público.
Es una humillación. Serían pisoteados por eso.
Eso no era algo que pasara por desapercibido a las chicas de la habitación quince del piso diez. Ellas eran nueve; nueve estudiantes de medicina compartiendo espacio todos los días.
Eran cinco surcoreanas, tres japonesas y una taiwanesa; esta última era la menor de todas y la más frágil. Era una chiquilla de recién cumplidos veinte años que cayó en esa habitación, y era su pequeña consentida.
Tenía una apariencia suave y sin nada de brusquedad. Era delgada, no muy alta y no era muy llamativa en cuestión de belleza; en realidad nadie le prestaba atención. Sus manos eran largas y con un aspecto muy cuidado, se veían suavecitas y muy limpias. Sus ojos de presa con orbes color café no eran la gran cosa, y su pelo negro hasta los hombros tampoco. No era nada ruda y su personalidad era totalmente tranquila y respetuosa.
Las chicas sólo sabían que querían cuidarla de cualquier altercado.
Tzuyu les había agarrado cariño; admiración y respeto por sus fuertes personalidades. Ellas sí eran la definición de un médico de verdad. Múltiples veces ella había ido a sacarlas de la dirección y trabajo social; pues a pesar de ser admirables también eran muy conflictivas. Fácilmente a la semana tenían aunque fuera una sola pelea.
Habían asistido a la oficina del director debido a un aviso que este transmitió mediante los altavoces que estaban repartidos por todas las instalaciones; había citado a todas las habitaciones de medicina en su despacho a partir de las doce de la tarde en punto. Todas debían permanecer juntas y en sillas pegadas; ordenadas por su edad. Por lo que Tzuyu siempre quedaba hasta el final.
Entre todas hablaban y compartían chistes. Apoyaba su cabeza en uno de los hombros de Chaeyoung; la segunda menor de su espacio.
Su habitación fue llamada y todas se pararon para entrar, anteriormente habían notado como los que salían del lugar lo hacían de una forma algo, ¿peculiar? Como si les arruinaran todo el orgullo que tenían.
— Siéntense, por favor. — Ordena el señor quien es un beta con mucho poder. Las arrugas adornan su rostro y las canas eran notables. — Tengo que darles una noticia que tal vez no les guste.
Ocho se miraron extrañadas, una permanecía en silencio mirando al hombre mayor.
— Debido a que la universidad les prohíbe tener parejas sentimentales, hemos llegado a una forma en la cual pueden satisfacer sus necesidades. — Por encima de sus anteojos inspeccionaba a todas las jóvenes. — Necesidades sexuales, para ser exactos. Las parejas están restringidas debido a que no queremos distracciones, y como saben nuestra institución es una de las mejores; no queremos arruinar nuestra imagen.
Movió unos papeles que estaban sobre su escritorio, hojeando un poco y deteniéndose en una página que de título llevaba el nombre de su residencia.
— Ustedes asignarán a una de su habitación para que las satisfaga es ese tipo de acciones. Lo decidirán entre ustedes mismas; votarán por alguien y después se darán los resultados.
Todas estaban paralizadas, sí; sabían que de algún modo estaban frustradas sexualmente por la falta de pareja. Pero de alguna forma se deshacían de eso; ya sea acostándose con alguna persona externa a la universidad.
Movieron sus manos, escribiendo nombres mientras les temblaban las extremidades. Tenían algo de miedo, pero también curiosidad.
Entregaron los papeles y los ayudantes del director junto con él salieron de la habitación. Dejándolas solas.
— ¿Quién crees que gane? — Sana habló después de minutos de silencio, se mantenía en un rincón; acompañada de Momo.
La japonesa sonrió con burla. — Mmm... Nayeon y Dahyun estarían bien, las dos tienen un cuerpo hermoso. Dahyun tiene un trasero precioso.
— Ya, ¿eres lesbiana? — Pregunta Jeongyeon, riéndose de sus amigas. — Eso sonó tan mal.
Mientras tanto, Tzuyu estaba callada. No hablaba con nadie, dentro de ella todo estaba en blanco, no sabía que pensar. No quería que sus compañeras pasaran por eso, no quería.
— Dejen de hablar de esa cosa, es asqueroso. — Dice la surcoreana de fuerte voz, ganándose el silencio de todas las de la sala.
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desestresante » tzuyu harem
Fanfiction트와이스 + 쯔위 | tzuyu harem Tzuyu amaba a todas sus compañeras, compartir carrera universitaria y habitación con ellas en aquella enorme escuela. Ella las veía como sus hermanas mayores. Eran una familia. Tzuyu las protegería. Tzuyu las apoyaría. Tzuyu...