I - SANA

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Entonces llegó el último mes del año: Diciembre. Y aunque lo deseara tanto, no tenía oportunidad alguna de vacaciones.

Necesitaba tanto ir con sus padres a descansar, todos estos días han estado tan cansados y terribles. No ha podido encontrar descanso alguno, sus ojos pesaban tanto algunas veces que no podía poner atención a sus clases y eso le ha costado unos cuantos regaños por parte de los doctores y profesores.

También porque se ha sentido drenada completamente; a pesar de que solamente ha hecho varios orales a Momo y una sola relación sexual con Jihyo, le han cobrado fuertemente porque no estaba acostumbrada a ese tipo de acciones.

Y no puede evitar sentirse inútil, no puede cumplir de forma efectiva ninguna de sus dos obligaciones. No tiene una buena resistencia a lo sexual y lo académico.

Desde lo de Jihyo no ha parado de llorar casi todas las noches, casi todas porque en algunas tiene la mente demasiado ocupada en los libros como para pensar en ese momento. Aunque, a ninguna le interesaba como se sentía la menor.

Después de todo ella aceptó eso, ¿no era así?

Se había tenido que bañar con agua caliente porque el frío se le colaba por todos los lugares posibles; a pesar de que odiará bañarse con esa temperatura del agua, tenía que hacerlo si no quería morir de frío después.

No duró mucho tiempo haciéndolo, pues tenía que irse a dormir lo más pronto porque al día siguiente tenía evaluación de prácticas y tenía que estar con al menos una parte de sus energías bien recargadas para la pesada jornada.

— Este sí que fue un día horrible. — Dijo para sí misma, acurrucándose entre las calentitas sábanas de su cama y acomodando su cabeza para dormir.

Cayó profundamente dormida, sin pensar en que algo malo podría pasarle. Solamente quería descansar después de aguantar demasiadas cosas para su cuerpo.

💭

Sana no era así, Sana podría insultar pero jamás se atrevería a hacer algo con el cuerpo de alguien.

Pero siempre el estrés puede hacer más; siempre va a llevarte al borde.

Entró sigilosamente en la habitación de la menor, cerrándola rápidamente para no dejar que la luz del pasillo irrumpiera en los ojos de la taiwanesa. Necesitaba ser sutil para no asustar a Tzuyu.

La vio dormir tan tranquila que hasta le dio un poco de lástima poderla despertar, pero tenía que desestresarse y para eso estaba ella. Para saciarla y calmarla.

Se arrastró hasta los pies de la cama, donde se subió lentamente hasta quedar a la altura del rostro de la chica; con una de sus manos bajó poco a poco el pantalón de la pijama que tenía puesto; dejándolo a mediados de sus muslos. No pudo evitar sonreír, al fin sabrá el porqué Jihyo y Momo hablan tanto de ella. Pero ella se encargaría de dejar algo un poco más profundo. Con dos de sus dedos; medio y anular, acarició toda la extensión del centro de la menor.

Pero no esperó que la chica reaccionara abruptamente, levantándose de forma brusca y asustando un poco a la mayor.

— S-Sana, ¿qué haces?

La japonesa frunció el ceño y gruñó algo incomprensible. La mano libre de esta fue a dar hasta la boca contraria, callando todos los ruidos y quejidos que emitía. Se recostó en la cama, jalando a Tzuyu con ella; esta quedó de espaldas a Sana, pero con sus cuerpos juntos.

Soltó una pequeña risa. — Vamos a ver de que tanto hablan aquellas dos tontas. — Bajó hasta el cuello de la taiwanesa y repartió mordidas por todo el lugar. — No sé cuánto dure; pero quiero completo silencio.

Tzuyu solo apretó sus ojos y asintió: De todas formas, no tenía otra opción.

desestresante » tzuyu haremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora