Capítulo Dos - Una Familia... No Tan Feliz

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Londres–Inglaterra


Evangeline James


Observo la lápida blanca que se encuentra a mis pies mientras detallo detenidamente el nombre y fechas que resaltan en la misma.


"Joan Walker"

25/11/1995 - 06/02/2015

Amado hijo, hermano y amigo.

Descansa en paz.


Joan, mi bello hermano.

Han pasado cinco años desde su muerte, y cinco años desde que me enteré que él existía.

Muchas veces me detengo a pensar, y creo que la vida es injusta por habérselo llevado antes de que yo pudiese conocerlo, pero luego pienso bien las cosas, y veo que la vida no es culpable de nada, si debemos echar culpas, quizá esta sea de mi padre, aunque me duela decirlo.

Mi padre, Stefan James, engaño hace veintiún años a mi madre con su en ese entonces secretaría, un par de años antes de mi nacimiento.

De ese desliz nació mi hermano Joan, a quien jamás pude conocer, porque hasta hace cinco años descubrí que mi padre fue infiel.

Lamentablemente, cuando descubrí de la existencia de Joan, el ya había muerto.

Mi padre siempre me habló de Joan con mucho amor, tanto el como Stella, la madre de mi hermano.

-Te extraño- hablo sin apartar la mirada de la lápida. -es raro, ¿no?, quiero decir, no pude conocerte y aún así, cuando vengo aquí a verte, siento que vengo a visitar a mi mejor amigo.

Mis ojos comienzan a cristalizarse, tal como siempre que vengo aquí.

-Perdí la cuenta de las veces que te he reclamado esto- continuó hablando sin quitar la mirada de la pequeña placa con la fotografía de mi hermano. -¿por qué lo hiciste? ¿por qué no me buscaste? ¿por qué no buscaste a papá?- las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas a medida que continuó hablando. -tu sabias donde estábamos, pudimos haberte ayudado, Joan.

Mi voz comienza a quebrarse y mi garganta quema.

Amo a mi hermano, quizá suene raro, pero así es.

Lo quiero y lo llevo en mi corazón a pesar de todo, el es mi sangre y me es imposible no sentir cariño hacia el, más cuando se que el en vida me amo tanto como yo.

-A veces me caes mal- confieso. -estoy sola en este mundo, me hubiera gustado tenerte conmigo para sobrellevar la mierda en mi vida- continuó hablando mientras seco mis lágrimas. -pero ni si quiera tu me quisiste lo suficiente como para vivir por mí.

Me dejaste sola cuando más necesitaba a alguien.

Me quedo callada por algunos segundos, luego tomo el florero que esta sobre la tumba de mi hermano y tiro las flores que comienzan a marchitarse, para luego así poner agua limpia al florero y colocar las rosas blancas que traje.

Dejo nuevamente el florero con las flores sobre la lápida y observo la fotografía de Joan.

-Te adoro- digo sin apartar la mirada de la foto. -pero me duele aceptar que nunca te podré abrazar.

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