Capítulo treinta y tres: Un pequeño descanso

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Angie

Hago caso omiso a los llamados de mis amigos y sigo mi camino, subo las escaleras y entro a mi dormitorio. Sin pensarlo dos veces me tiro a mi cama dejando caer mi pesado cuerpo en él, agarro una almohada y escondo mi cabeza en ella.

¿Que me pasa? ¿Por qué estoy actuando así? Se supone que había dejado atrás, muy atrás a aquella angie que no pensaba antes de actuar. Un día quise matarla, y ahora volvió.
Suspiré hondo y me levanté de mi cama, dispuesta a abrir la puerta y salir pero alguien fue mas rápido, cata.

—¿Te sientes bien? —me pregunta ella despues de cerrar la puerta.

Niego con la cabeza y me vuelvo a dejar caer en mí cama, ella se sienta en el borde de esta y se acomoda.

—Es por Tom, ¿verdad? —pregunta la morena y yo asiento. —Sabes que seguiré diciendote lo mismo que hace unos días, escucha al menos una llamada de él, Angie. —habla la morena, hace una pausa para respirar hondo y vuelve a hablar. —Te dije que no me quiero meter, pero el tiene mucho que decirte y explicarte, y como amiga debo decirte que tu actitud no es buena. —confiesa.

Sabía que mi amiga tenía razón, estaba actuando mal y no estaba pensando bien las cosas.

—Voy a hablar con él, pero no en llamada. —confieso finalemente. —Además, no digas que estoy actuando mal por qué tu quisiste alejarte de bill sólo por lo que pasó entre tom y yo. —me cruzo de brazos.

—Bueno, sí, mala mía. —ríe. —pero después lo pensé mejor. —me guiña un ojo. —En serio amiga, escucha al menos una llamada de el. Solo escuchala. —pidió.

Respiro hondo y me tomo unos minutos para pensármelo, he estado ignorando sus llamadas desde que comenzaron a salir esos rumores, y luego seguí ignorandolo mas cuando ví aquellas fotos que tomaron los paparazzis. Desde ahí el no ha parado de llamarme, todos los días lo hace y me deja mensajes, respecto a los mensajes... no los leía.

Pensandolo mejor, desde el principio tuve qué atender al menos una de sus llamadas, quizás para escuchar su versión. Pero no, actué mal y me dejé llevar por todos mis problemas y por lo decepcionada que me sentía.

—Está bien, lo haré. —hablé finalmente. Cata se acercó a mi y me dio un fuerte abrazo.

—Por favor, recuerda lo que haz echo por dejarte llevar por tus... emociones. —habla la morena. Oh no, no me lo recuerdes. —Haz echo mucho para dejar atrás eso, no vuelvas a traer a aquella angie de vuelta. —me miró fijamente a los ojos y me depositó un beso en la frente.

—Ella no volverá. —dediqué una sonrisa mientras ella asentía.

—Entonces, ¿que haras? —Preguntó.

Suspiré hondo y la miré fijamente a los ojos.

—Todavía no lo sé... léere sus mensajes, y esperaré a que me llame. —hice una pausa. —Pensaba en... no sé, llamarlo yo o esperar a que venga de Berlín para hablar en persona.

Ella asiente.

—Hablar en persona no estaría mal, llamarlo tampoco. —sonrió y volvió a envolverme con sus brazos, creando un fuerte abrazo mientras da pequeñas caricias en mi espalda. Luego se separa, todavía con esa bella sonrisa en el rostro. —Te dejaré sola para que pienses las cosas mejor, ¿Si? No hagas nada estúpido, te conozco.

Se paró de la cama y comenzó a avanzar hacia la puerta.
Finalmente cata salió de la habitación después de haberme dedicado una amplia sonrisa. Suspiré y con mis manos temblorosas agarré el celular.
Entré a mensajería y abrí aquellos mensajes que tom me había estado dejando.

𝘼 𝙩𝙧𝙖𝙫𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙢𝙪𝙨𝙞𝙘𝙖 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora