Capítulo cincuenta y dos: Helados

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Angie

Después de varios minutos los chicos terminaron de ser maquillados, comenzaron a tomarles fotografías, agregando qué detrás de ellos tenían un fondo muy elegante. La primera foto que les tomaron fue con su ropa normal, tom con su camisa negra y holgada acompañada con el mismo saco de diseño cuadrado en azul y blanco, y sus pantalones mezclilla. Bill tenía un saco del mismo color que mí sueter pero unos tonos mas oscuros y le llegaba hasta los muslos, tenía un pantalón azul de tela rara y un poco ajustada hacia sus piernas, finalmente unas botas que llegaban hasta sus rodillas, definitivamente Bill siempre va fashion, con razón se ganó a Cata.

En la primera foto que les tomaron, tom estaba sentado en una elegante silla, con sus piernas estiradas y me di cuenta que se colocó unas zapatillas blancas unas diez tallas más grandes. Tenía su codo apoyado en el reposa brazo de la silla, y su barbilla apoyada en su mano, miraba a la cámara y dios mío, se veía tan hermoso.

Veía a la cámara y luego me dedicaba un par de miradas, en una de esas sonrió mientras me miraba fijamente a los ojos y luego los flashes de la cámara lo alumbraron.

Por otro lado, estaba Bill, con su maquillaje más definido, su cabello estaba mejor peinado y estaba parado al lado de su gemelo con las manos en la cintura.

El tiempo corría y siguieron tomándoles más fotos, los mandaban a cambiar de atuendo y así, hicieron esto unas cinco veces y finalmente la sesión de fotos terminó. Los chicos salieron muy contentos al igual que todo el personal que se encargó de maquillarlos, ajustar sus vestuarios y tomarles las fotografías.

Tom avanzó hacia mí con una sonrisa en el rostro, iba a darme un abrazo y envolverme en sus brazos como siempre, pero se dio cuenta de que su doppelganger lo perseguía con una gran sonrisa en el rostro.

Tom se volteó para verlo y pude notar la expresión burlona en su rostro, ahora llevaba una chaqueta de cuero que le quedaba excelente, junto con una camisa del mismo tono oscuro, sus pantalones mezclilla, ahora de color azul oscuro como siempre no podían faltar, y por último, llevaba unas zapatillas deportivas de color blanco y rojo.

—Tengo que evitar qué te vayas con Angie, por qué luego te desapareces con ella y luego a mí me toca pagar el taxi. —Explica ante la mirada pesada de Tom, para luego sonreirnos anchamente y mostrando sus perfectos dientes. —¿No es molestia, verdad? —Pregunta, noto como su mirada sigue fija en tom y viceversa.

—No Bill.
—Sí bill. —Contestamos tom y yo al mismo tiempo, ahora quien mira pesadamente al otro soy yo, y de inmediato tom me dedica una sonrisa nerviosa.

—Queremos decir, no es una molestia. —Digo levantandome. —Igual tom me llevará también a mí casa ¿Verdad tom? —Le pregunto sonriendo.

—Negativo. —Responde dedicandome una sonrisa.

Voy a reprocharle pero de inmediato tom comienza a caminar hacia la puerta de salida, todavía seguíamos en la sala. Bill y yo nos dedicamos una mirada divertida y luego el nombrado llama a los demás chicos para comenzar a caminar detrás de el paso de Tom.

Bajamos las escaleras y llegamos finalmente hacia el estacionamiento.

¿Saben cuando una mamá pato esta caminando por la calle y detrás de ella estan sus hijos patitos? Pues así nos veíamos nosotros.

Tom no se percató de que íbamos a una gran distancia detrás de él y se giró comenzando a ver hacia todos lados.

—Que estúpido, ni sabía que estabamos atrás. —Se quejó Bill.

—Pensaba dejarnos aquí tirados. —Abrí la boca con indignación.

—Los amigos no existen, solo conocidos. —Dice georg negando con decepción, gustav le sigue el juego haciéndole un gesto en la mano de que tenía razón.

𝘼 𝙩𝙧𝙖𝙫𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙢𝙪𝙨𝙞𝙘𝙖 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora