Capítulo IV: ¿Terminando?

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Marc: Yo soy tu prometida y siempre me dejas plantada. Esto no puede seguir así.

Arm: Tienes razón Marcela. No podemos seguir así. Lo siento, yo no te amo. No me puedo casar contigo. Te dejo Marcela. Busca alguien que te ame como lo mereces.

Armando automáticamente se da cuenta de su error. Sin embargo, no puede seguir aguantando a Marcela. Después de lo ocurrido con Betty y de confesarle su amor no puede ni pensar en estar cerca de Marcela. Solo espera poder contener las cosas un poco y lograr que Marcela no hable con Daniel.

Marc: ¿QUÉ? ¿ME ESTAS TERMINANDO? NO LO CONSIENTO ARMANDO.

Arm: Dando un suspiro- Si Marcela. Te estoy terminando. No te amo. Te quiero mucho pero no te amo.

Marc: ESTO NO SE QUEDA ASÍ. TÚ NO ME DEJAS BOTADA. NOS VAMOS A CASAR. COMO QUE ME LLAMO MARCELA VALENCIA QUE NOS VAMOS A CASAR. ERES MIO, SOLO MIO. O TE CASAS CONMIGO O NO TE CASAS CON NADIE. ME OISTE. ARMANDO MENDOZA ES PROPIEDAD DE MARCELA VALENCIA. TODAS LAS MODELITOS SE VAN A ENTERAR. SI LLEGO A VER QUE ALGUNA SE TE ACERCA Y TE PROVOCA LA MATO. NINGUNA MUJER VA A VOLVER A MOLESTARTE Y MUCHO MENOS QUEDARSE CON ALGO QUE ES MIO.

Armando la escucha atónito. No puede creer la sarta de estupideces que está diciendo Marcela. Él no es propiedad de nadie y menos de Marcela.

Arm: Marcela calla. Estas dando un espectáculo. Yo estoy queriendo tener una conversación normal y tu pierdes la razón.

Marc: TE LO ADVIERTO ARMANDO. NOSOTROS NOS CASAMOS EN UNOS MESES. TODO ESTÁ PLANEADO. TUS PAPAS NO LO SOPORTARÍAN. IMAGINA EL ESCÁNDALO.

Arm: Lo siento Marce. No asistiré a ese casamiento.

Marc: ME VAS A CONOCER. VAS A CONOCER A LA VERDADERA MARCELA VALENCIA.

Marcela se fue de presidencia con un portazo. Armando se tumbó en el sillón a llorar. Evidentemente no entendía. No quería entender. No comprendía que él no la amaba. Ella estaba cegada en ser la mujer de Mendoza. No le importaba nada. No quería su felicidad. Su objetivo era solo ser la mujer de, el estatus, poseer algo que muchas mujeres desean. Ella no lo amaba ni un poco. Sin embargo, lo peor de todo era que ahora llamaría a sus padres, se pondría en el papel de víctima y estos le recriminarían a él su comportamiento. Siempre ella era la víctima y Armando el malvado. Ella la buena mujer que sufría por amor y él el ogro mujeriego inmaduro. Si tan solo pudiese grabar las escenas de Marcela para enviarles una copia a sus padres y que estos vieran lo que él tenía que soportar.

Luego de que salió Marcela, Sandra le llevó un té con un calmante a presidencia e Inesita se acercó para tratar de consolarlo. Las secretarias se quedaron estupefactas ante la discusión. Está bien que Armando tenía fama de mujeriego y casanova, pero lo de Marcela ya era de psiquiatra. Berta y Sofia que son las que están más cerca de presidencia saben que muchas veces los reclamos de Marcela son infundados. Sin ir más lejos, el otro día Marcela le había montado un numerito de celos por una modelo que había estado en presidencia solo unos minutos arreglando un problema con su contrato. Es más, Berta, como secretaria de personal y Betty, en calidad de asistente, estaban presentes. Nada había pasado, pero aun así Marcela le reclamó a Armando. Reconocían la fama del presidente, pero también tenían en claro que ellas, de estar en el lugar de Marcela, hace mucho lo habrían botado. Marcela evidentemente no tenía dignidad. No entendía. Cualquier otra mujer lo hubiese dejado a la primera pero ella estaba empecinada con Armando. Marcela actuaba como si él fuese un trofeo que había que ganar. Por eso, las secretarias se pusieron del lado de Armando. Además, ellas saben que Betty es incondicional con Armando y decidieron que iban a ayudar a su amiga. Armando agradeció enormemente el gesto de las secretarias.

¡Ya no me importa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora