Capítulo 4

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Narra Gavi:

Veo como Carolina se sienta en su habitual silla y saca su habitual libreta junto a su habitual bolígrafo.

Todo muy habitual.

-Bueno Gavi, ¿cómo estás?- me pregunta tras acomodarse en la silla y abrir la libreta para poder escribir.

-Igual que la última vez que vine- me cruzo de brazos, odio venir aquí y tener que contarle a esta mujer cómo me siento principalmente, porque ni yo sé cómo me siento, así que nunca suelo decirle mucha cosa.

-Gavi- me mira con su cara de "estás aquí para que te ayude" y deja el boli sobre la libreta - Sé que no es fácil abrirse y dejar fluir los sentimientos, pero creo que en estos meses hemos avanzado bastante los dos juntos y me gustaría que eso siguiera así.

La miro y agacho la cabeza.

-Te repito la pregunta, ¿cómo estás?- vuelve a coger el bolígrafo.

Suspiro.

-Raro- apunta algo en la libreta, ojalá poder leer todo lo que apunta ahí.

-¿En qué sentido?

-No lo sé, raro- levanto la cabeza y la miro- Es como si mi cuerpo no perteneciera a mí y actuara desde fuera.

-Intenta explicarte un poco más.

-Es que no lo sé, antes cuando estaba esperando saqué el móvil para hablarle a Pedri e incluso escribí algo, luego me acordé y se me vino todo abajo- juego con los dedos- Lo hice de forma inconsciente.

-Pedri y tú estabais muy unidos y puede que parte de tu subconsciente aún no haya procesado que él ya no este aquí- noto como se me clavan sus palabras en el corazón como un puñal.

Me quedo en silencio, no me está gustando esto.

-¿Hoy fuiste por primera vez a un entrenamiento no?

-Si- respondo sin mirarla, creo que es la primera vez que me abro tanto con ella.

-¿Y qué tal?

-Bien- noto su mirada clavada en mi- Más o menos, noté mucho su ausencia.

-Es normal, el campo es el sitio donde más tiempo estuvisteis juntos, es entendible que sea el sitio donde más te cueste estar- apunta más cosas en la libreta.

-¿Puedo irme ya?- le pregunto tras unos segundos de silencio.

-No- responde sin mirarme- ¿Cómo fue tu infancia?

-¿Eso sirve de algo?

-Me sirve a mí para conocerte mejor, respóndeme porfavor- suspiro.

-Pues fue buena- respondo simplemente- Recuerdo que iba a todos lados en bici y con un balón dentro de la cesta, iba al parque con mis amigos y estábamos toda la tarde jugando al fútbol- sonrío- Me olvidaba de la hora y cuando llegaba a casa mi madre se enfadaba conmigo por llegar tan tarde, me iba a mi habitación y un poquito después salía para ir a donde ella y pedirle perdón. Y al día siguiente volvía a hacer lo mismo.

-Tienes muy buena relación con tu madre-  asiento con la cabeza- ¿Y tú padre? No me has hablado de él.

-También, pero estaba poco en casa, casi siempre estaba trabajando- cruzo los brazos, puede que me sienta más protegido así- Necesitábamos el dinero pero también le quiero mucho, igual que a mí hermana.

-Tiene dos años más que tú, ¿no?- asiento- ¿Y cómo es tu relación con ella?

-Muy buena, está siempre ahí para mí y la quiero mucho

-Veo que tienes muy buena relación con tu familia- suspiro- ¿Y amigos? ¿Tenías muchos?

-No tenía muchos pero si muy buenos, supongo que eso es lo importante.

-Por supuesto que sí- apunta más cosas- ¿Y ahora? ¿Ahora tienes más amigos?

-Soy más conocido, así que supongo que sí- irremediablemente pienso en él.

-Eso no es tener más amigos Gavi, ¿has hecho algún amigo real últimamente?

-Mis compañeros son mis amigos, son reales.

-Vale, ¿y después de lo que pasó?

Odio que nadie diga claramente lo que pasó, es como si todo el mundo no lo tomara como algo importante menos yo.

-¿Del accidente quieres decir? ¿Después de que mi mejor amigo muriera?

Noto como suspira y me mira con cara de advertencia.

-No, no he conocido a nadie- y algo dentro de mí grita, esa chica no es mi amiga.

-¿Seguro? No te noto muy convencido- asiento con la cabeza y como no mi interior vuelve a gritar.

Esa chica no es mi amiga, ni siquiera es una conocida, he intercambiado con ella tres palabras. ¿Vale?

-¿Algo más?- la miro con una ceja levantada- Dentro de un rato hay un partido y me gustaría ir a verlo.

-¿Crees que es una buena idea?- no digo nada y ella suspira- Bueno, vamos a dejarlo aquí- cierra la libreta- Hoy hemos avanzado mucho y te has abierto como nunca antes, espero que la próxima vez sigas así.

No lo espere tanto.

Sonrío falsamente y me levanto de la silla para salir de la habitación. Salgo al pasillo y a lo lejos veo a la chica de antes, me quedo unos segundos mirándola pero al ver que ella me devuelve la mirada aparto la mía y camino hacia el mostrador.

Finalmente salgo de ese horrible hospital y me pongo la capucha de la sudadera para poder caminar hasta mi casa, que no está muy lejos de aquí.

Antes del accidente iba a todas partes con Pedri en su mini Cooper verde. A veces sueño con el puto coche de mierda, en todos los sueños termina convirtiéndose en un puñetero cubito de chatarra.

Noto como empieza a llover, igual que el día del accidente.

Acelero el paso intentando esquivar la lluvia y los recuerdos, veo una parada de buses y me siento a esperar a uno.

Apoyo la cabeza contra el cristal y me quedo ahí esperando a que venga alguien a recogerme.

Todos estos meses he estado rodeado de decenas de personas que se acercaban a mi para preguntarme cómo estaba, pero ahora que ya ha pasado la novedad nadie se interesa por mí.

Es la primera vez desde hace 3 meses que me siento realmente solo, mis padres viven a 1000 kilómetros de aquí, todos mis amigos también y el único real que me he hecho está muerto. Por mi culpa.

Noto como empiezan a rodar las lágrimas a través de mis mejillas, le echo de menos, muchísimo. A veces tanto que me planteo muy seriamente si yo también debería haberme ido con él ese día.

El ruido de un autobús parando delante de mí corta mis autodestructivos pensamientos, me limpio la cara y subo.

No hay casi nadie, pero toda la gente que hay se gira en redondo hacia mí al verme entrar, no sé si es porque me ha reconocido o por mi gran aspecto.

Voy hasta el asiento más apartado de todos, me siento en él y apoyo la cabeza contra el cristal mirando hacia afuera.

Pasan unos minutos y noto como alguien se sienta en el asiento que tengo al lado, giro la cabeza para ver quién es y frunzo el ceño. Es la chica del hospital.














Mi destino || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora