Capítulo 5

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-Hola- me siento en el asiento que hay a su lado y lo miro- ¿Estás bien?

Vi cuando entró en el autobús que tenía mala cara y ahora de cerca veo como tiene las mejillas llenas de lágrimas.

Se pasa una mano por debajo de los ojos para limpiarse y gira un poco la cabeza para mirarme.

-¿Qué haces aquí?- me pregunta con la voz medio entrecortada.

-Acabo de salir del hospital, cogemos siempre este bus para volver a casa, ¿y tú?- le miro y veo como arruga un poco la nariz ya que le gorra el pelo.

-Quería ir al campo pero ha empezado a llover, así que me iré a casa- vuelve a apoyar la cabeza contra la ventanilla del bus.

-¿Estás bien?- le pregunto tras un momento en silencio.

Noto como cierra los ojos y aprieta los labios como si estuviera tratando de contenerse. Asiente con la cabeza.

-Oye, ya sé que no me conoces de nada pero puedes contarme lo que sea, a veces está bien desahogarse- coloco una mano sobre su rodilla de forma inconsciente pero cuando veo que se queda mirando mi mano con una expresión que no llego a entender y la aparto rápidamente- Perdona, ha sido involuntariamente.

-Tranquila- veo como sonríe un poco de lado, y creo que podría asegurar que esta es la primera vez que le veo sonreír de forma sincera- Es que echo de menos a mí mejor amigo.

-¿Y donde está?- pregunto de forma inocente, pero veo que la pregunta no es mucho de su agrado cuando pone mala cara.

-Se fue- dice con la voz serena- Se fue a...al extranjero a vivir con sus padres y bueno, pues me gustaría que estuviera aquí, la verdad es que no tengo muchos más amigos.

Veo como suspira.

-Ey- le doy suavemente con el codo- Que yo soy tu amiga.

-¿Tú?- levanta una ceja- Pero si no nos conocemos de nada.

-¿Y?- sonrío- Las amistades surgen entre dos desconocidos, ¿qué me dices? ¿Podré tener el placer de ser amiga del gran Pablo Gavi?

Vuelve a sonrier.

-Que idiota- se cruza de brazos, si que es complicado este chico- Nos iremos conociendo.

-Vale- le miro antes de que vuelva a apoyar la cabeza contra el cristal- ¿Has dicho que tienes ahora un partido?

-Emm, sí- me mira raro- Pero llueve y no tengo coche.

-¿Y no puedes ir en bus?

-Está bastante lejos y no me apetece cogerme yo solo un bus durante una hora.

-Bien, voy contigo- le sonrío y él me mira con las cejas levantadas.

-¿Qué?

-Si no te apetece ir solo puedo ir contigo, no tengo nada que hacer.

-Perdona, pero...

Le interrumpe un ruido que proviene de su bolsillo, lo saca y mira la pantalla.

"Xavi Míster"

Será su entrenador.

Bufa y se lleva el móvil a la oreja.

-¿Si?- cierra los ojos y suspira- No, no creo que vaya...pues no porque está lloviendo y...Xavi no...- respira profundamente- Está bien, ahora voy.

Cuelga y vuelve a guardar el móvil en el bolsillo.

-¿Y bien?- le sonrió- ¿Me vas a dejar ir contigo o no?

Suspira y asiente con la cabeza, yo bailo en mi mente. Por fin se abre un poco.

-Vamos anda- me dice para poder levantarse.

-¿Nos vamos ahora mismo?- pregunto confusa.

-Sí, claro- se levanta y va hacia el conductor- Perdona, ¿podría parar por aquí?- yo mientras voy a donde mi amiga y le digo que me tengo que ir, ella me mira raro pero al final asiente y me da un pequeño abrazo para luego volver con Gavi.

Salimos del autobús y Gavi empieza a caminar demasiado rápido hacia el sentido contrario al que íbamos en el bus.

-¿A donde estamos yendo?- pregunto intentando mantener su ritmo.

-A la parada anterior, por ahí pasa el único bus que va ahora hacia el estadio- ralentiza un poco el paso al ver que casi tengo que correr para estar a su altura- Oye, ¿por qué quieres acompañarme? Podría ser un asesino en serie.

-No tienes cara de asesino en serie- le digo

-No sabes cómo es la cara de un asesino en serie- me reprocha.

-Pues sí, veo muchas películas sobre asesinos en serie.

-Claro y como no llevo una motosierra o un hacha gigante no soy un asesino.

-Exactamente, además, yo también podría ser una asesina en serie y me has dejado ir contigo.

-¿Una asesina en serie enfermera?- me mira con una ceja levantada.

-Podría ser una tapadera, enfermera por el día y sicaria por la noche.

Veo como sonríe, una sonrisa de verdad, una sonrisa que le llega a la mirada y hace que los ojos más tristes que he visto nunca se llenen un poco de felicidad. Y no puedo evitar que eso haga que me explote el corazón.

Llegamos a la parada y nos sentamos, el autobús llegará en unos diez minutos aproximadamente.

-Ahora en serio- habla por primera vez desde que nos sentamos- ¿Por qué tanto interés en mí? Primero en el hospital, luego en el bus, ahora quieres venir conmigo a un partido que ni sabes dónde es...

Se queda mirándome, yo trago saliva.

-Pues no lo sé, supongo que me llamaste la atención- levanto los hombros.

La verdad no es esa, la verdad es que desde el primer día en que le vi saliendo por aquella puerta del hospital no he podido parar de pensar en él y en esos ojos tristes, los cuales me encantaría poder llenar de alegría y felicidad.

Pero veo como la expresión de Gavi decae, yo frunzo el ceño.

-¿Qué?- le miro.

-Pues que no te entiendo- me devuelve la mirada- No entiendo cómo puede llamarte la atención una persona como yo.

Le miro raro.

-¿Qué? ¿A qué viene eso?

-Pues viene a que mi vida ahora mismo es un completo desastre, yo mismo soy un completo desastre, y no necesito nada que me la complique todavía más.

-No te entiendo.

-Pues que no te puedo llamar la atención, ¿vale?- me mira casi de forma suplicante.

-Vale, yo sólo quería conocernos un poco para poder ser amigos, ya que me has dicho que no tienes ninguno.

-Es que ya no tenemos diez años, esto no funciona así- noto como empieza a alzar el tono y en ese momento en el que nos estamos mirando el uno al otro llega el autobús. Él se levanta del banco y sube al autobús, yo me lo pienso un momento y le sigo.

Puedo parecer increíblemente patética, pero a este chico le pasa algo, y yo no pienso parar hasta que se abra conmigo, me cuente lo que le ocurre y pueda ayudarle a curar los ojos más tristes y más bonitos que he visto en toda mi puta vida.








Mi destino || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora