"Pablo Martín Páez Gavira", actual jugador del F.C. Barcelona y de la Selección Española. Con tan solo 19 años ha logrado un puesto fijo en el equipo blaugrana y en la selección española.
Joder con el chico. 19 años y ya petándolo de esa forma.
Busco más información sobre él, dios mío parezco una acosadora.
Vale, me he enterado de que tiene 19 años—dos menos que yo—, que nació en Sevilla y que juega en el Barça.
También hay varias noticias sobre su accidente pero ninguna concreta mucho lo que pasó, todas coinciden en que él iba como copiloto y que lleva desde entonces sin jugar al fútbol.
Ojalá poder hablar con él y preguntarle, pero no creo que esté mucho por la labor.
-Dios, casi me parto un dedo cortando el pan- cierro rápidamente la página en la que estaba cuando escucho a Martina entrar en el salón- ¿Qué hacías?
Se acerca a mí con una sonrisa pícara y un plato con un bocadillo en las manos.
-Nada- la miro de reojo y cierro el ordenador.
-¿Estabas viendo porno?
-¿Qué dices?- la miro- Estaba acabando un trabajo, así que me voy a la cama- me levanto del sofá y me dirijo hasta mi habitación- Hasta mañana.
No le doy tiempo a que me diga nada más y entro rápidamente en mi habitación, que vergüenza.
Me acuesto en la cama y no puedo evitar volver a pensar en el chico, ¿iría con su madre en el coche?
A lo mejor iba con alguien importante para él y por eso siempre está así de triste.
Sea lo que sea decido apartar esos pensamientos de la mente para intentar dormir, aunque el último pensamiento que tengo antes de conseguí hacerlo son esos ojos tan tristes y tan bonitos a la vez.
-¡Léa!- escucho de repente un sonoro grito y rápidamente abro los ojos.
-¿Qué?- respondo yo aún más fuerte.
-Venga que llegamos tarde- esta tía está de coña.
-¿En serio, tía?- me incorporo sobre la cama- ¿Casi muero infartada por eso?
-Venga, levántate- veo solo sale de mi habitación y yo vuelvo a dejarme caer en la cama, cojo mi móvil de la mesita y veo varios mensajes de Carlos, el chico de recepción.
"Hola, creo que he encontrado algo más sobre tu amigo que me imagino que te gustara saber, cuando te vea te lo cuento"
Me quedo mirando el mensaje durante unos segundos y después me levanto a toda prisa, voy al baño y me pego la ducha más rápida de mi vida. Me visto, cojo mis cosas y voy hasta la cocina.
-Que rapidez- me dice Martina con una tostada en la mano.
-Venga vamos- la agarro de la mano libre y camino hacia la puerta.
-¿Qué te pasa? Aún no has desayunado- me dice mientras se para a tomar sus cosas
-No pasa nada, ya comeré algo allí que llegamos tarde- pongo eso se excusa, la realidad es que quiero llegar ya porque me mata la curiosidad.
Salimos de casa y vamos hasta la parada de bus, donde nos recoge el bus que nos lleva siempre al hospital. Nos deja en la parada y caminamos hasta dentro.
Saludamos a Carlos y yo rápidamente me acerco a él tras decirle a Martina que vaya yendo a cambiarse.
-¿Qué más sabes?- le pregunto directamente y veo como pone mala cara.
-Hola Carlos, ¿cómo estás? Muchas gracias por contarme esto a pesar de que pueden despedirte por ello...
-Por favor puedes decírmelo ya, tengo que irme- suspira y se acerca un poco más a mí.
-He estado leyendo más cosas sobre el chico y resulta que no solo viene aquí por las heridas que le provocó el accidente, sino también porque viene al psicólogo tres veces por semana.
Abro los ojos, ¿cómo?
-¿Cómo?- verbalizo mis pensamientos- ¿Por qué?
-No tengo ni idea, lo único que sé es que empezó a venir tras el accidente y por la cara que tiene cuando se va no creo que esté muy bien.
-Dios, pobre chico- aparto la mirada- Y sólo tiene 19 años.
-¿19? ¿No tiene los mismos que tú?- me mira con las cejas levantadas.
-Emm..- mierda.
-¿Léa?- me mira- ¿Me has mentido?
-No, bueno igual un poquito- agacho la cabeza- Es que no sabía que decirte para que me contaras algo, lo siento.
-¿Y entonces por qué querías saber de él?- levanto la cabeza y él sonríe- ¿Te gusta?
Otro.
-No- niego rápidamente- Solo...me causa interés.
-Claro- sonríe de lado- ¿Entonces como sabías su edad?
-Pues porque lo busqué por Internet- no, pero no le digas eso- Osea no...
-Que acosadora- se ríe a carcajadas.
-¿Puedes dejar de reírte y escucharme?- se limpia las lágrimas de los ojos y me mira- Es futbolista y juega en el Barça, le llaman Gavi y hace tres meses tuvo el accidente, pero no iba solo en el coche, iba conduciendo otra persona.
-¿Quién?- levanto los hombros en señal de que no tengo ni idea.
-Ojalá poder hablar con él sobre esto, pero no creo que le haga gracia- me apoyo sobre el mostrador.
-Pues dale- levantó la cabeza y le miro- Está detrás de tí.
Rápidamente me aparto y me giro para verle. Sí, ahí está el chico con los ojos más tristes que he visto nunca.
De cerca puedo ver sus rasgos casi a la perfección. Tiene la cara ovalada, los ojos marrones y los labios bastante finitos, el pelo medio revuelto—otra vez tapado con una capucha—y unas terribles ojeras debajo de los ojos, señal de lo poco que debe dormir.
Se acerca a Carlos y le tiende una tarjeta, este la toma y la pasa por un escáner raro, mientras tanto Gavi se apoya contra el mostrador.
Me lo pienso un poco antes de acercarme a él, pero finalmente doy un paso hacia delante y me apoyo también sobre el mostrador.
-Hola, ¿cómo te llamas?- eso, finge que no lo sabes- Te he visto alguna vez por aquí.
Gira la cabeza hacia mí y me mira directamente a los ojos, es la primera vez que esos ojos miran los míos.
Pero veo que no tiene mucha intención de responder ya que vuelve a girar la cara hacia Carlos, vaya.
-¿Llevas mucho tiempo viniendo por aquí?- vuelvo a intentar sacar algo de conversación pero esta vez ni siquiera gita la cabeza para mirarme, vale no quiere hablar, lo pillo.
Me separo un poco del mostrador con intención de irme cuando escucho su voz, habla casi en susurros y con un tono bastante ronco.
-Más del que me gustaría- me giro para verle pero veo como está centrado en Carlos, que le tiende la tarjeta.
-Tienes que volver mañana a la misma hora- Gavi coge la tarjeta y me mira antes de irse, cuando lo hace vuelvo a acercarme al mostrador- No parece muy simpático la verdad.
-Pobrecito, no sabemos lo que ocurrió de verdad en ese coche, ni con quién iba ni lo que le pudo pasar a esa persona.
-Si viene al psicólogo tres veces a la semana no creo que esté muy bien, su cara lo dice todo.
Escucho como me llama Martina desde lejos, suspiro.
-Me tengo que ir, ya hablaremos- asiente con la cabeza y me separo del mostrador para ir hacia mi amiga.
-¿Otra vez preguntando por tu lisiado favorito?- sonríe.
-No le llames así- la miro mal y voy a la habitación para cambiarme de ropa.
💙❤️
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Mi destino || Pablo Gavi
Fiksi PenggemarPara Pablo Gavi la vida se ha vuelto gris y monótona desde que sufrió una pérdida muy cercana. Pero en medio de este agujero lleno de oscuridad se abrirá paso un gran rayo de luz con nombre y apellido, Léa Ugarte. ¿Será una coincidencia o será el d...