Extra

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Narra Gavi:

Miro hacia las gradas, donde sé que me voy a encontrar con mis ojos favoritos en el mundo. La miro en busca de ese pequeño consuelo que necesito para poder aguantar los últimos 10 minutos del partido sin caer desplomado sobre el terreno de juego.

Estamos jugando la ida de cuartos de Champions contra el Bayern, vamos ganando 2-1, y estamos todos remando a favor del equipo para evitar un empate en estos últimos minutos.

Escucho los gritos y los aplausos de la grada que nos animan, esta es una de las cosas que más he echado de menos de no jugar. Mirar hacia las gradas y ver a cientos de personas saltando, cantando y gritando para apoyarte. Es algo increíble.

-¡Gavi!- escucho como Fermín me grita desde el otro lado del campo, yo me acerco un poco metiéndome en un hueco que veo libre entre la defensa, Fermín centra y yo remato directamente a la portería.

-¡GOOOL!- escucho el grito de la gente incluso antes de que el balón toque la red de la portería y yo ya estoy corriendo hacia la afición mientras (como siempre) beso el escudo y pronto aparecen mis compañeros para abrazarme y celebrar el gol que puede meternos en semifinal de la Champions.

Después de unos segundos pasando de brazo en brazo entre mis compañeros se alejan y yo hago una dedicatoria que llevo ya varios años haciendo al meter un gol. Me beso el tatuaje que me hice en la muñeca, un 8, en honor a mi mejor amigo, y señalo hacia el cielo. Para que él vea, desde donde quiera que este, que mientras yo viva siempre va a tener a alguien que lo recuerde y lo quiera.

Vuelvo al partido pero apenas quedan unos minutos, los cuales se pasan volando y sin ningún aprieto y por fin el árbitro pita el final del partido. Me acerco a algunos de los rivales para estrecharles la mano y luego me pongo a aplaudir y a celebrar con mi equipo, todavía nos queda un partido en Múnich pero cada vez estamos más cerca de ganar otra Champions después de muchos años.

Lo único que lamento es que Pedri no vaya a poder levantar este trofeo, pero espero poder hacerlo yo y dedicárselo.

Busco a mi novia entre la gente, miro hacia la zona en la que debería estar pero no la veo, paseo mi mirada por toda la grada pero no la veo. Frunzo el ceño y empiezo a preocuparme hasta que Marc se acerca a mí y me da un apretón en el hombro para señalarme hacia la zona de vestuarios.

Miro y ahí está Léa, suspiro aliviado y le doy las gracias a Marc para poder acercarme a ella. 

Camino hasta ella y le doy un abrazo cargado de emociones.

-No te veía- le digo en medio del abrazo.

Sonríe y se separa para agarrarme la cara y darme un beso.

-Felicidades por el gol- le coloco las manos en la cintura con delicadeza- ¿Estás bien?

Asiento con la cabeza con una sonrisa.

-Contigo siempre- sonríe y me da otro beso.

Nos separamos cuando Xavi se acerca a nosotros.

-Hola Léa, ¿cómo estás?- se acerca para darle un pequeño abrazo a mi novia- Aún no te había dado la enhorabuena.

-Todo muy bien, muchas gracias- le sonríe dulcemente mientras se acaricia la pequeña barriga.

-Estás de tres meses ya, ¿no?- Léa asiente- Que bien, me alegro un montón chicos.

Xavi me da un pequeño golpecito en el hombro y se aleja con una gran sonrisa.

-Voy a cambiarme- la engancho de la cintura y la acerco a mí- ¿Vienes dentro o me esperas fuera?

-Te espero fuera, quiero saludar a Anna y a las demás.

-Vale, no tardo nada- le doy un último mini beso antes de irme casi corriendo hasta el vestuario.

Dentro los demás están celebrando mientras saltan y bailan, yo me acerco a mi taquilla y agarro mi ropa para dirigirme al baño.

Me ducho rápidamente y me cambio de ropa para volver a mi taquilla y guardar las cosas.

-¿No te quedas, enano?- me pregunta Ronald acercándose a mí.

-No, me está esperando fuera mi novia- me sonríe y me da un pequeño abrazo antes de alejarse con los demás de nuevo.

Cierro la taquilla y cuando voy a irme veo su sitio. Su taquilla y su taburete está justo al lado del mío, en la puerta de la taquilla hay una foto suya.

Me acerco y la miro, en la foto sale sonriendo (como siempre) y celebrando su primer gol con el Barça.

Sonrío al acordarme de él y de cómo con tan solo una sonrisa de las suyas podía iluminar una estancia entera.

-Todo esto también es tuyo- susurro mirándole a los ojos- Siempre lo será.

Acaricio la foto y salgo del vestuario, no sin antes despedirme de los demás. Al salir veo a Léa sentada en el banco de fuera, esperándome.

Yo suspiro y camino hacia ella. Al verme se levanta y se acerca a mí.

-Nos vamos- le digo y ella me mira con el ceño fruncido.

-¿Bien?- yo asiento y le doy un beso antes de caminar hasta el coche con las manos entrelazadas.

Sé que sabe que no está todo bien, pero también sé que no va a decir nada más si yo no le digo nada.

Sabe que necesito un momento conmigo mismo y esa es una de las cosas que más amo de ella. Sabe cuando y cómo darme mi espacio aún estando a mí lado.

-Te quiero, ¿vale?- le digo mientras conduzco hacia casa. Ella me mira y sonríe, sé que lo sabe, pero yo necesito recordárselo.

-Lo sé, yo también te quiero- le coloco una mano sobre la pierna y ella pone la suya encima.

Y nos quedamos así, en silencio, hasta llegar a casa. Pero tampoco necesitamos más. Con nosotros dos es suficiente.







Me sentía algo nostálgica con esta historia y me puse a escribir. ¿Qué os ha parecido? ¿Os gustaría que escribiera alguno más? Os leo 💙 ❤️













Mi destino || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora