Capítulo 10

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Ha pasado alrededor de media hora desde que salimos del campo y estamos caminando el uno al lado del otro.

Llevamos todo el camino sin hablar y probablemente me va a explotar una vena de tanta curiosidad retenida, pero sé que tengo que ir con cuidado.

-¿Quieres ir a por algo de comer?- le pregunto, él me mira y hace una señal de que le da igual. Vale, esto no va a ser fácil.

-¿Tú tienes hambre?- me pregunta.

Yo niego con la cabeza, en realidad si tengo pero ya comeré en casa, ahora vamos centrarnos en Gavi.

-¿Quieres sentarte un rato?- le pregunto cuando llegamos a una especie de parque con banquitos.

-Vale- camina hacia uno de ellos y se sienta. Yo me siento a su lado, pero manteniendo las distancias.

-De pequeña me encantaba venir aquí- sonrío y le miro, él mira hacia delante y ni se inmuta- ¿Tú has venido alguna vez?

-No que recuerde- dice sin mirarme.

Nos quedamos en silencio, está claro que él no va a sacar temas de conversación.

-¿Eres de Sevilla no?- le miro y por primera vez se gira hacia mí- Lo digo por el acento.

-Pues sí- vuelve a girarse- Nací allí y viví durante 11 años.

-¿Luego viniste aquí a Barcelona?

-Sí, a la Masía- suspira- Durante 5 años, a los 16 me subieron al primer equipo. Estaba muy nervioso.

-Ojalá verte- sonrío y él hace amago de sonreír también.

-No gracias.

-Pues seguro que estabas muy mono, nunca te he visto nervioso por nada- gira la cabeza hacia mí.

-Ahora lo estoy- susurra y yo trago saliva.

-No tienes porque, no te voy a comer.

-Que pena- le miro sorprendida, nunca había visto esta faceta suya, aunque no me disgusta.

-Vamos fuertes eh- me río y él levanta los hombros.

-Bueno, la vida es demasiado corta como para perder el tiempo en tonterías- al decir eso noto como el ambiente decae un poco.

-¿Lo dices por lo que te pasó?- lo miro ahora menos divertida, y él suspira.

-Entre otras cosas, pero sí- se toquetea las manos y tengo que aguantar las ganas de tomarlas entre las mías- Todo el mundo piensa que tenemos tiempo infinito, y por eso vamos aplazando las cosas, pero no es así, nuestro tiempo en este mundo es efímero.

Me quedo mirándolo en silencio, tiene razón pero no puedo evitar que me dé pena saber el motivo por el que dice esto.

-No me mires así, es verdad- sonríe un poco, aunque es una sonrisa demasiado forzada.

-Sí, ya lo sé, pero a nadie le gusta hablar de estas cosas, me ha sorprendido.

-Ya, otra forma más de ver que estamos desperdiciando el tiempo- me mira.

-¿Te puedo hacer una pregunta?- le miro, espero que no se enfade o se cierre como ha hecho otra veces.

-Ya lo has hecho- sonríe, ahora en serio- Claro.

Me lo pienso un poco antes de preguntarle, no sé si será muy buena idea. Finalmente me decido y hablo.

-¿Por qué vas al psicólogo?- le miro de forma cautelosa.

-Ya te lo dije antes- me mira y frunce el ceño

-Ya, pero no me dijiste si fue después del accidente

Noto como se tensa y aparta la mirada, mierda.

-Si no quieres hablar no pasa nada, solo era curiosidad y no...

-Sí, empecé a ir después del accidente- me corta.

-¿Por qué?

-Pues...- suspira- Por lo que te dije, sentía que... que no tenía que haber sobrevivido al accidente.

Frunzo el ceño. No digo nada y espero a que siga hablando.

-Lo que pasó fue por mi culpa, y nunca me lo voy a perdonar- noto como empieza a ponerse nervioso y a cortarsele la voz.

-¿Qué pasó?

Me mira y veo como cae una lágrima por su mejilla.

-¿Sabes? Hace días que solo sonrío cuando tú estás cerca de mí- le miro con los ojos abiertos.

Vale, lo que me ha dicho es precioso, pero ha vuelto a evitar la pregunta.

-Me alegro mucho de poder ayudarte- sonrío- De verdad, cuando te vi en el hospital por primera vez supe que...

No puedo seguir hablando pues noto sus labios sobre los mios. Es un beso bastante torpe e improvisado pero no por ello deja de ser el mejor beso que alguien me ha dado en mi vida.

Coloco mis manos sobre sus mejillas para acercarlo un poco más a mí y en ese momento noto como Gavi empieza a temblar.

Muy a mi pesar me separo de él para mirarle y veo como empieza a llorar.

-Lo siento- solloza- De verdad.

-Tranquilo- rápidamente atraigo su cara contra mi pecho para poder abrazarlo.

-Lo siento mucho- sigue temblando. onteq mí y apoyo una mano sobre su cabeza para acariciarle el pelo.

-Tranquilo, no pasa nada- agacho la cabeza para dejarle un beso sobre su pelo- Estoy aquí, tranquilo.

Pasa un rato llorando hasta que consigue tranquilizarse un poco y finalmente cuando veo que está mejor le suelto y él se incorpora sobre el banco.

-Perdoname, no quería ponerme así pero...

-No pasa nada- le corto- Todos necesitamos desahogarnos.

Asiente con la cabeza y suspira.

-¿Quieres que te acompañe a casa?- me pregunta.

-Vale, vivo aquí cerca- ambos nos levantamos del banco y comenzamos a caminar hacia mi casa.

Por el camino no hablamos nada, ni de las respuestas que no me ha dicho, ni del beso, ni de su momento de debilidad.

Pasan unos minutos y llegamos hasta mi casa, yo busco las llaves en el bolso y las meto en la cerradura, abora la puerta y me giro hacia Gavi.

-Gracias por acompañarme- le sonrío y él asiente- ¿No vives muy lejos no?

Niega con la cabeza y yo suspiro.

-Vale, puees...- piensa rápido- Ya nos vemos mañana.

-Está bien- sonríe un poco y se acerca a mí, al principio empiezo a convulsionar pensando en que me va a dar un beso, pero finalmente solo me abraza- Gracias.

-No hay de que- sonrío contra su hombro y le doy unas palmaditas en la espalda- Hasta mañana.

Nos separamos y me hace una seña de adiós antes de marcharse calle abajo. Yo suspiro y me meto en mi portal. Menudo día, y menos mal que en este momento aún no sabía lo que iba a pasar al siguiente.




Vengo y m vuelvo a ir 🙃

Por cierto, ayer fue un día muuuuy guay, primero nos convertimos en campeonas del mundo y luego el Barça ganó, y con golazos de Pedri y Ferrán 💙❤️








Mi destino || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora