One Shots con Vergil Sparda

VI

N/A: Wattpad me ha dado unos cuantos problemas con este Shot, así que he decidido dejarles la canción que le corresponde al final de él, ya que por razones que desconozco no me deja ponerla aquí arriba, y sinceramente prefiero que mi querido Vergil se quedé ahí antes que cualquier cosa.

Advertencias: Schoolgirl Fetish, Odaxelagnia, Bondage (leve), Hematofilia (leve), Dom & Sum.

Phoenix

Vergil y yo llevábamos cerca de tres años juntos, y si era sincera sentía que nuestra relación se había tornado algo monótona, como si se nos estuviera apagando la llama del deseo. Cierto era que estos últimos meses habíamos estado muy ocupados, ya que por un lado yo me estaba volcando mucho en mi trabajo para poder conseguir un ascenso y Vergil estaba ocupado con su empresa, tratando de que un contrato con un importante magnate chino saliese adelante.

Me encontraba con Dante —el gemelo de mi pareja—, tomando un café mientras esperábamos a que su hermano saliera de trabajar.

—¿Todo bien Rudi? —Preguntó el albino de ojos azules mientras daba un sorbo a su bebida, yo suspiré.

—Vergil y yo hemos estado muy ocupados estos últimos meses, y si te soy sincera siento que hemos perdido un poco la chispa —confesé, con Dante tenía la suficiente confianza como para poder hablar de ese tema.

—¿Tenéis libre esta noche? —Yo asentí.

—Dudo que Vergil quiera hacer nada, sale muy cansado del trabajo.

—Saldrá en media hora, y no son ni las seis. Hazme caso, aprovechad esta noche e id a cenar, necesitáis romper con la rutina —aconsejó el albino.

—Creo que será mejor dejarlo para mañana, él no trabaja, y yo tampoco —resolví, acababa de tener una idea, pero necesitaba comprar algo esa misma tarde o mañana por la mañana.

—¿Qué estás maquinando, rubia? —Dante sonrió divertido, me conocía lo suficientemente bien como para saber que había empezado a orquestar un plan.

—Algo para que tu hermano se lo pase muy bien mañana por la noche —sonreí felina.

—Entendido, iré preparando los tapones —rio él.

No pude evitar reírme yo también, Dante era un tipo realmente genial, alguien con quien te lo pasabas en grande siempre, sin importar el momento o situación, él siempre lograba sacarte una sonrisa o hacer que te rieras.

Un rato después Vergil se reunió con nosotros y yo corrí a abrazarle y preguntarle qué tal le había ido en el trabajo.

—Tengo buenas noticias, el contrato ha cuajado por fin —sonreí al escucharle decir eso.

—¡Enhorabuena! ¡Te dije que lo conseguirías! —Felicité yo, era el pretexto perfecto para salir de cena mañana.

Y así fue, a la mañana siguiente fui a comprar un par de cosas y guardé todo al llegar a casa, procurando que Vergil no viera nada, era su sorpresa. Vergil invitó a Dante a la cena, pero este se excusó alegando que ya tenía planes. No estaba segura de si había quedado con alguien más o no, pero agradecía su gesto al querer dejarnos estar a solas, si era sincera.

Fuimos a uno de los restaurantes favoritos de Vergil, un italiano finísimo en pleno centro de la ciudad, que siempre estaba a tope y en el cual siempre necesitabas tener reserva, cosa que nosotros no teníamos, pero que daba un poco igual porque ya conocían bien a Vergil, era casi como un cliente VIP de allí y todo.

Nos dieron una de las mejores mesas del local y encendieron un par de velas para crear un ambiente más romántico, cosa que me encantaba.

La cena fue fantástica, comida de calidad, un vino realmente bueno y compañía más que excelente. Mientras esperábamos por el postre me excusé y fui al baño; era hora de poner en marcha mi plan. Entré en uno de los cubículos y me quité el tanga de hilo negro y encaje que tanto le gustaba a Vergil, aprovechando su pequeño tamaño para mantenerlo en mi puño sin que se notara realmente lo que estaba sujetando mientras volvía a nuestra mesa.