One Shots con Vergil Sparda

IV

Advertencias: AU, Fluff

Angel Shot

Eran casi las dos de la mañana, me notaba un poco perjudicada, y el chico que estaba conmigo seguía insistiendo en meterme mano.

No nos conocíamos de mucho, simplemente nos habíamos conocido por Tinder unos días atrás y acordamos en vernos esa noche para salir de fiesta. Me lo tendría que haber pensado dos veces.

No era un mal chico, pero no sabía respetar a una mujer, estaba todo el rato intentando tocarme de más o conseguir que fuéramos a los baños del lugar, y eso me estaba agobiando de sobre manera, además de que estaba empezando a darme miedo incluso.

Conseguí despistar al chico y me acerqué a la barra, era hora de hacer bomba de humo.

—¿Qué te pongo? —Preguntó el bartender, un chico de unos veinticinco años de ojos azul hielo y cabello blanco muy bien peinado hacia atrás.

—Un angel shot, por favor —su cara cambió radicalmente a una muy seria, mirándome fijamente.

—¿Quién?

—El chico rubio de pelo corto con camisa y pantalones negros —el albino suspiró y sacó su teléfono.

—Dante, necesito que saques a un energúmeno de nuestro local, pelo rubio y corto, camiseta y vaqueros negros —le respondieron del otro lado y colgó —. V, atiende la barra —ordenó al otro camarero que había allí —. Ven conmigo, no dejaré que te vea —dijo saliendo de la barra, yo asentí y le seguí.

Me llevó hasta un despacho en la planta de arriba del local, ofreciéndome asiento en un sofá y poniendo algo de música jazz bastante relajada, intuí que para charlar y que no se escuchase tanto el alboroto de abajo.

—¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo? —Yo negué con la cabeza mientras servía dos vasos de whiskey, pasándome uno.

—Ha intentado propasarse conmigo, pero nada más allá —admití —. Muchas gracias...

—Vergil —se presentó, tomando asiento a mi lado —. Pediré un taxi para que puedas irte, ¿vale? —Yo asentí —. Oye, dime una cosa —comentó mientras tocaba un poco la pantalla de su teléfono, probablemente en busca del contacto del taxista.

—¿Sí? —Pregunté yo.

—¿Por qué una chica como tu viene a un lugar como este acompañada de un idiota como ese tío al que mi hermano está echando a patadas? —Preguntó mirándome fijamente mientras llevaba el teléfono a su oreja.

Esperé a que terminase de hablar para contestarle, y por lo que pude escuchar el taxi llegaría en diez minutos.

—Porque conocí a ese idiota por Tinder, estuvimos hablando un par de días y te juro que parecía una buena persona —respondí, dando un trago a mi bebida —. Imagino que las apariencias engañan.

—Tu no necesitas Tinder —le miré con el ceño fruncido, ¿qué quería decir con eso?

—Explícate —Reí.

—Mírate al espejo, solo con salir a la calle podrías conocer gente afín —bajé la mirada avergonzada por sus palabras, mis mejillas se habían calentado de un momento para otro y podía jurar que estaban muy rojas.

—Supongo que tienes razón... —susurré.

—Quédate con mi número por si necesitas más Angel Shots —comentó, no me quedaba claro si estaba intentando ligar conmigo o si simplemente estaba siendo amable para levantarme el ánimo después de lo que había pasado, pero igualmente le agregué.