Advertencias: Ansiedad, Depresión, Fluff, Autolesión (no explícita), Sitofilia, Amiquesis.
The Devil Doesn't Bargain
Mi relación con William era complicada. Yo le quería mucho, y él a mí, pero a veces él tenía algunos deslices... No se lo tenía en cuenta, y eso quizá era un problema gordo, aunque yo era incapaz de verlo.
Dante y Vergil eran mis mejores amigos, eran unos gemelos de cabello blanco y ojos azules de veinticinco años, como yo. Ellos eran especiales, y no me refiero especiales para mí, que también, sino especiales en el sentido de que eran mitad demonio. Aun así, ellos eran buenos y racionales, no como esas bestias del inframundo.
—¿Otra vez, Anne? —Vergil, el mayor de los gemelos, se encontraba tomando un café conmigo. Había discutido con William porque había vuelto a tener un desliz.
—Ya sabes cómo es William, se va de fiesta, toma de más y pues... termina con otras —dolía decirlo, pero yo lo justificaba con el tema del alcohol, Will solía beber muchísimo cuando salía de fiesta con sus amigos, quizá aquella chica se aprovechó de eso, como todas.
—No deberías excusarle —replicó Vergil. Él era alguien callado y que no solía opinar mucho acerca de la vida de los demás, pero conmigo era diferente, yo le importaba, y siempre intentaba hacerme entrar en razón.
Suspiré, a veces este tipo de situaciones me abrumaban. Retiré un mechón negro de mi cara y lo coloqué detrás de mi oreja, desviando mi mirada hacia el ventanal del local, observando cómo la lluvia caía con fuerza fuera. El día estaba acorde a mi estado de ánimo.
Vergil chasqueó la lengua y tomó un sorbo de su té.
—Anne, sé que no soy quién para meterme en tu relación, pero esto no es sano para ti, y lo sabes.
—Will me quiere —le dije, estaba convencida de ello, y defendería al rubio a capa y espada.
—Bueno... —concluyó él, sabía que no quería discutir.
Estuvimos un rato más allí sentados y después el albino me acompañó hasta casa. Me abrazó una vez que llegamos al portal y me recordó que él estaba ahí para mí, y que si necesitaba algo que no dudara en llamarle.
Si era sincera a veces la actitud de Vergil me confundía, él siempre se mostraba serio y frío cuando estaba con Dante, pero conmigo no era así, conmigo dejaba de lado aquella fachada sombría y taciturna y se mostraba como realmente era: alguien que se preocupaba por sus amistades y entablaba una conversación sin problemas.
Conmigo se quitaba la máscara y era él mismo, y de verdad que no entendía por qué lo hacía.
Unos días pasaron desde aquel, William se presentó en mi casa con un ramo de rosas y me pidió perdón por lo que había hecho. Yo negué con la cabeza, quitándole importancia y diciéndole que no pasaba nada, que esa mujer se aprovechó del estado en el que se encontraba.
Quería muchísimo a William, era el chico perfecto para mí, era atento, simpático, considerado, alguien que sabía afrontar sus errores también... No sabía por qué, pero me era imposible enfadarme con él, de hecho, siempre que me había enterado de alguno de sus deslices simplemente me entristecía, era difícil de explicar, pero no me enfadaba con él, aunque sí discutíamos por ello, en realidad yo lo que sentía era dolor más que enfado.

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One Shots con Vergil Sparda
FanfictionEn este libro podrás encontrar One Shots de Vergil Sparda +18, así que si no eres fan de lo hot este libro no es para tí. ¡Espero y les gusten!