Advertencias: violación, creampie, asfixiofilia, BDSM.
Hunger
En un primer momento no pude creer que el encargo fuera cierto, pero ahora que estaba luchando contra aquellas criaturas la realidad me había golpeado como un boxeador experimentado.
Dante, Vergil y yo recibimos un encargo de limpiar un nido de demonios, y hasta ahí todo era normal, salvo que al final de la petición habían incluido una advertencia: se trataba de un nido de súcubos, o al menos eso creían los lugareños.
Cierto era que se trataba de una pequeña villa a las afueras de Red Grave, por lo que la ignorancia y el analfabetismo era algo normal entre los ciudadanos, lo cual me daba que pensar que simplemente la persona del encargo tuvo un sueño húmedo y llegó a la conclusión de que era por culpa de esas criaturas.
Eso, o que simplemente se trataba de un burdel.
—¿Crees que de verdad se trate de súcubos, Dante? —Le pregunté al menor de los gemelos, este sacudió la cabeza y se encogió de hombros.
—Quién sabe, lo descubriremos cuando lleguemos —respondió él.
Yo no creía que fuera así, aunque poco después me di cuenta de que me equivocaba.
Llegamos a la villa por la mañana, y pasamos todo el día hablando con los lugareños, que juraban una y otra vez que les habían maldecido con la presencia de esos depravados demonios de la tentación.
Afortunadamente conseguimos una dirección para cuando el sol se puso, y Dante estaba completamente seguro de que ahí estaría el nido: un viejo torreón abandonado.
Entramos al lugar en completo silencio, y la oscuridad y el inquietante sonido de las ratas correteando nos dio la bienvenida. Tosí cuando Vergil tiró abajo una de las viejas puertas, levantando una densa nube de polvo.
Bajamos por las escaleras a tientas, bueno, solo yo caminaba a tientas, ya que como Vergil y Dante eran mitad demonios ellos sí podían ver entre tanta oscuridad. Procuré no dejar mucho espacio entre ellos y yo, si les perdía la pista sería mi fin, al menos hasta que llegase la mañana.
Finalmente llegamos a una cripta. Definitivamente las sospechas de Dante no eran infundidas.
El cazador de ropajes rojos sacó una de sus armas, King Cerberus, lo puso en su forma de bastón en llamas y prendió una de las antorchas de la cripta, preparando el lugar para un posible enfrentamiento. Era un suicidio pelear a oscuras para mí, y Dante era consciente de ello.
Al haber hecho esto el resto de las antorchas del lugar se encendieron solas, y yo contuve la respiración al presenciar tal acontecimiento, sintiendo cómo la magia arcana comenzaba a flotar en la cripta.
Instantes después, cuando el ambiente dejó de estar tan cargado, los albinos y yo avanzamos, y juro que podía sentir una pesada respiración en mi nuca. Me di la vuelta en múltiples ocasiones, pero nunca encontré nada a mi espalda.
Abrimos una puerta y accedimos a un corredor repleto de antorchas que se iban encendiendo a nuestro paso.
—Me encantan estas bienvenidas tan cálidas —comentó Dante, ¿cómo podía bromear en un momento como este? ¿Es que él no se sentía observado?
Pues claro que lo sentía, y por eso mismo hacía bromas, para hacerle saber al enemigo que no conseguirían pillarnos con la guardia baja.
Por otro lado, Vergil se mantenía callado, avanzando junto a nosotros con paso seguro y decidido, con una expresión estoica y neutra en el rostro, casi vacía.

ESTÁS LEYENDO
One Shots con Vergil Sparda
FanfictionEn este libro podrás encontrar One Shots de Vergil Sparda +18, así que si no eres fan de lo hot este libro no es para tí. ¡Espero y les gusten!