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Todo su sistema había dejado de funcionar, ¿había escuchado bien? Probablemente era su imaginación jugándole una pesada broma

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Todo su sistema había dejado de funcionar, ¿había escuchado bien? Probablemente era su imaginación jugándole una pesada broma. No había posibilidad alguna de que Izuku lo invitara a dormir con él, claro que no, ni siquiera eran tan cercanos como para dormir en la misma habitación y mucho menos en la misma cama, pues dudaba que el pecoso tuviese un futón ahí mismo. De niños hubiese aceptado de inmediato, pero ahora ambos eran adolescentes y a él, se le habían subido las hormonas a tope. Obviamente no lo iba a tocar ni mucho menos manosear, pero hay una parte de su cuerpo que reacciona por si sola y no quería quedar como un pervertido que se excitaba por dormir con alguien en la misma cama.

—No, tengo que terminar algunas tareas —se excusó abriendo la puerta.

El pasillo estaba completamente oscuro, a pesar de que solo tenía que caminar unos pocos metros hasta el ascensor, se veía completamente aterrador. ¿Y si esa horrible monja se le aparecía ahí? No iba a arriesgar su vida en vano. Giró sobre su eje cerrando la puerta detrás de sí, enfrentado la curiosa mirada del pecoso.

—¿Has cambiado de opinión? —Rascó su mejilla y se acomodó en su cama dejando un espacio.

—No tengo energías para caminar hasta mi habitación  —desvió la mirada delatando su mentira mientras avanzaba hacia la cama.

Deku sonrió ante la terrible mentira del cenizo, pero no dijo nada, él ya se humillaba solito. Se acomodó pegándose sobre la pared dejando un gran espacio para que el contrario se acostara a gusto.

—Yo dormiré del lado de la pared —tiró de su brazo para deslizarlo y lo pasó por arriba quedando al resguardo—. Tu duerme del lado donde sale la llorona —le dio la espalda mientras se tapaba hasta la cabeza.

Izuku nuevamente sonrió, nunca se le hubiese pasado por su mente que a Katsuki le aterraban cosas inexistentes como los fantasmas. Podía enfrentarse a Shigaraki y al mismísimo All For One, pero no podía hacerle frente a una simple película. El cenizo era de los más inteligentes, incluso más que él, por lo que supuso que era un chico de hechos y realidades y no un supersticioso, sin embargo, no le dio muchas vueltas, simplemente también le dio la espalda y en menos de dos minutos ya estaba en los brazos de Morfeo.

Bakugo por su parte no podía dormir. Había sido una pésima idea quedarse, según el reloj del pecoso eran las tres de la mañana y todavía no había pegado un ojo. Sentía un nudo en el estómago y las manos le sudaban de manera asquerosa, temiendo nuevamente soltar explosiones involuntarias. Lo peor de todo es que no sabía si era porque Midoriya se había aferrado a su brazo, o por la extraña sombra que se veía en una esquina de la habitación, la cual era simplemente ropa que el dueño de la habitación había dejado tirada.

Giró su cabeza para poder observar el rostro del pecoso, la luz que se filtraba por la ventana resaltaban sus pecas. Aunque Izuku tuviera los ojos levemente abiertos, roncara y dejara caer saliva sobre su brazo, para el cenizo era la imagen más tierna que había visto en su miserable vida; se maldijo por no llevar su celular, de otro modo ya le hubiese sacado una foto.

Crisis Existencial • |DekuBaku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora