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Las chicas hablaban entre ellas mientras realizaban un esquema simple con los pasos fundamentales para confesarse

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Las chicas hablaban entre ellas mientras realizaban un esquema simple con los pasos fundamentales para confesarse. Por otro lado, Katsuki las miraba expectante, ni siquiera podía entender alguno de los murmullos que se escuchaban.

Se sentó en la cama de Kirishima y miró la hora en su celular, ya pasaban de las nueve de la noche. Suspiró deseando que esa semana pudiera dormir a horario.

—¿Cuándo cambiaste de opinión? —el pelirrojo se sentó a su lado y lo miraba ofendido.

—Ayer —se limitó a decir. No iba a contarles que lloró como un idiota en los brazos de su padre, no iba a perder más dignidad de la que ya había perdido, no señor.

—¿Y no tienes celular para decirnos? —Sero se sentó también a su lado, quedando Kaminari en frente con los brazos cruzados—. Ya habíamos ideado todo un plan para obligarte a hacerlo y ahora las chicas tienen que pensar todo de nuevo —reclamó.

El cenizo rodó los ojos.

—¡Ya no te reconozco! —dramatizó el chico eléctrico mientras se le tiraba encima.

Katsuki intentó contar hasta diez, pero apenas pudo llegar a dos y se lo quitó de arriba con una explosión en el rostro. No tenía tiempo para reclamos absurdos, le quedaba menos de un mes para poder avanzar con Izuku. No iba a enamorarlo en ese tiempo, pero con suerte serían amigos, solo si el plan de sus compañeras tenía éxito.

Las chicas se dieron vuelta enseñando su mapa conceptual. A simple vista, se veía fácil, pero a medida que Bakugo iba leyendo se volvía cada vez más complicado. ¿Compartir un paraguas? Era la estupidez más grande que había leído y eso que siempre lee los mensajes de Kaminari.

—Intenta seguir estos pasos —Momo le entregó la hoja para que pudiera leer a gusto—. Si no puedes con alguno, salta al siguiente e intenta el anterior en otra ocasión —todas sonrieron ampliamente.

—Claro que voy a poder con todos —comenzó a caminar hacia la puerta—. Mañana mismo comenzaré.

Ya había perdido la cuenta de las veces que encaró la puerta de su habitación pero retrocedía en cuanto llegaba a ella

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Ya había perdido la cuenta de las veces que encaró la puerta de su habitación pero retrocedía en cuanto llegaba a ella. Sacudió su cabeza intentando despejar su mente, era un estúpido “buenos días”, no era tan difícil de hacer, solo tenía que abrir su estúpida boca.

Crisis Existencial • |DekuBaku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora