Desde que tenia memoria, siempre había crecido a la sombra de su perfecta hermana. Todo lo que el reino quería lo era Adara Lounfost. Todos esperaban que ella fuera la reina.
Pero un rey caprichoso no pensaba lo mismo, porque en cuanto sus ojos capt...
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Los días en el campo parecía muy relajantes, Dione amaba el poder salir y dar largos paseos por los bosques que rodeaban su casa, esa tarde llevaba consigo una cesta en donde reposaba una merienda y un libro que adoraba desde que era niña.
Cuando por fin llego a su lugar preferido, tomo asiento en el suelo que estaba cubierto por la nieve, abrió el libro buscando entre sus paginas, el pequeño trozo de papel que había colocado para recordar en donde había detenido su lectura.
El libro de las casas, un libro el cual contaba lo que había sucedido después del fin, la humanidad sometida bajo el yugo de las casas, por mucho tiempo habían caminado entre ellos, los habían sometido ante falsas esperanzas y les habían mostrado muy pocas salidas las cuales parecían imposibles de tomar. Luego del fin aquellos con el potencial de un arma nuclear tomaron por completo el control, cansados por permanecer ocultos, mover los hilos detrás del telón los había cansado y amaron lo que sus dones hacían con las débiles mentes humanas. Por tal razón salieron de su oscuridad para traerla al mundo, asi se formaron las casas.
Sus súbditos los débiles humanos y solo aquellos pocos afortunados contaban con la oportunidad de tomar puestos dentro de las impresionantes vidas de aquellos a los que llamaron reyes, hasta que una humana sacrifico su alma para salvar a su especie, Morana había vendido su alma a un costo muy alto que le permitió crear seres con dones especiales demostrándoles a esos engreídos monarcas lo que podía hacer la ciencia. Pero al saberse esto fue asesinada cruelmente, ella sabia que debía morir pero dejo un legado, los hijos de la noche como les apodaron.
Hombres y mujeres que habían sido trasformados, para aquellos grandes señores poderosos eran ratas que se atrevían a poseer el poder con el que ellos habían nacido. Pero mas que eso les asustaba que se revelaran por lo que inicio la masacre, cazando a cada uno de los seres nocturnos, aunque fallaron en la tarea.
Aun en la fría noche se puede distinguir el poder de aquellos a los que manipularon en un laboratorio, y si los altos reyes supieran que se esconden en la oscuridad irían por ellos para darle fin a su caza.
Las ultimas palabras de su libro, Dione lo cerro encantada con su lectura, amaba pensar que esta disctadura de poder se terminaría, muchas veces ella había visto a los humanos, eran seres depresivos y rencorosos, pero generalizar estos términos seria como decir que todos los que nacieron con dones eran malvados y tiranos. Cuando la luz del dia se fue opacando Dione camino de regreso a su hogar, siempre dejaba lazos de color rojo que la guiaban de regreso, cuando estuvo cerca de su casa el olor a estofado se sintió en el aire, apresuro su paso cuando sus tripas hicieron un ruido que demostraba su enorme apetito.
La mesa estaba puesta, algunas personas del servicio hacían esto siempre, su madre y hermana estaban en la mesa iniciando con su cena. Dione tomo asiento, y una mujer del servicio se apresuro a servirle.
.-Veo que no te a entristecido mucho lo sucedido con tu cabello- Adara siempre era así, sus palabras eran como una estaca filosa, su padre siempre le había enseñado a hablar de aquella forma, Dione no respondió le había prometido a su madre que no habría mas conflictos- te comió la lengua el ratón Dione, o acaso te la ha comido Azazel- el rostro de Dione se torno rojo por la ira y apretujo sus puños por debajo de la mesa.
-Basta ya Adara, te he dicho un millón de veces que no interferiré entre tu y ese príncipe- Adara arrugo su frente y dejo caer el tenedor ruidosamente en su plato.
-Como te atreves a hablar de nuestro futuro rey de esa forma- Luna las observaba, no quería interferir aún. Esperaba que se llevaran mejor, pero desde que Azazel enviaba obsequios a Dione la guerra entre ellas había empezado.
-No estoy insultándolo Adara- Dione se llevo a la boca una patata mientras ignoraba a su hermana, la cual seguía observándola como si quisiera cortarle la lengua- Azazel es mi amigo, tu y el deberán entenderlo, jamás me casare con el- sus manos dejaron el utensilio gentilmente sobre el plato y observo a su hermana- ¿Qué mas quieres de mi Adara? ¿Acaso no te basta con agredirme?- Dione enderezo su espalda y Luna se paro de su asiento como si esperara que una de ella brincara para atacar a la otra- mira mi cabello, sabes cuanto lo adoraba y aun así no te reclame, ni me abalance sobre ti para hacerte lo mismo, no merezco tu trato- Dione se levanto de su asiento quitándose la servilleta de su regazo- espero tengan una linda noche e perdido el apetito- camino escalera arriba, cuando llego a su habitación cerro de un portazo.
Odiaba ser tan débil ante ellas, su amor hacia su familia la hacia débil y no sabia como arreglar eso, quito el vestido de su cuerpo y coloco un camisón ligero, a pesar del frio del lugar, ella no necesitaba abrigarse.
Cuando la mañana llego, el sonido de galopes de caballos despertó sus horas de descanso, coloco una manta sobre su cuerpo para ver lo que sucedía, y al llegar abajo descubrió el caos apoderarse del lugar, el personal del servicio corría de un lado a otro, y su madre daba ordenes sobre que cosas hacer.
-¿Pasa algo malo madre?- su mama la observo por un largo rato asustada por verla frente a ella.
-No pasa nada- Luna jugo con el dobladillo de su manga el nerviosismo era evidente- hoy quiero que salgas a dar tu paseo mas temprano, tienes permitido estar todo el día afuera, a donde tu quieras- Dione arrugo la frente y entre abrió los labios para decir algo, pero su cerebro estaba en blanco.
-Hay algo que me ocultas, dime que sucede- Luna camino hacia la cocina regresando con unas cuantas cosas en sus manos.
- no me respondas así- dijo entregándole una pila de libros- se cuanto te gustan estas historias, han llegado ayer desde la capital, sal hija divierte un rato, quiero que te permitas un día de libertad- Luna bajo su rostro para evitar que su hija viera su tristeza- me siento muy mal por lo que te dijo Adara, quiero que en este día liberes toda la tristeza y hagas lo que quieras- el rostro de Dione era indescifrable, sabia que algo ocultaba pero cambiaria cualquier secreto que su madre le ocultaba por lo que le ofrecía "libertad".