Escape🌒

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El tic tac del reloj retumba por toda la habitación, si se le podía llamar de aquella forma a las mazmorras en donde la tenían recluida. Dione no sabia cuanto tiempo exactamente había pasado en aquel lugar, pero su corazón se estrujaba al pensar que nadie de su familia había hecho algo por salvarla.

Sin embargo había algo que atormentaba su mente, aun mas que el desinterés de los que ella amaba, un encapuchado, misterio que venia envuelto en una promesa de muerte. ¿Quién la odiaba tanto como para querer acabar con ella? La lista en ese momento para ella no le pareció muy larga, pero no pudo analizarlo de sobremanera en aquellas circunstancias y mas cuando dos pares de ojos no se apartaban de ella.

-Necesito agua- pidió apenas en un hilo de voz, ciertamente su cuerpo se encontraba en mal estado y aquella piel tan suave que Dione poseía estaba cubierta de su sangre.

El guardia emitió un chasquido al escucharla, burlón ante sus palabras- ¿Por qué se complica?- Dione arrugo el entrecejo observándolo- Solo debe decir las palabras y sabe que el rey la sacara de aquí- Uno de ellos se acerco y Dione retrocedió arrastrándose en busca de algún objeto con el cual defenderse, pero sin éxito alguno- Ciertamente es hermosa, como una de esas flores exóticas que solo los nobles pueden poseer, cásese que hay de malo en ser reina.

Sus palabras calaron en su interior volviéndose una opción que no estaba dispuesta a considerar. Que hay de malo en ser reina había dicho aquel hombre pero la respuesta a eso era, ¿que hay de malo en ser su reina?

Su silencio fue suficiente para que el guardia entendiera- traeré su agua- Dione no respondió, se limito a acomodarse en el suelo, el dolor ya empezaba a pasar factura y sus parpados se sentían cada vez mas pesados.

-Trae el agua- escucho una voz que se sintió lejana.

-Esta muy mal si sigue así podría morir- uno de los guardias la alzo llevándola a una de las sillas. Aquel objeto era de madera rustica y las terminaciones no eran las mejores, tenia astillas que podían resultar incomodas, pero en aquel momento para ella resultaron como el paraíso.

-No es nuestro problema.

-El rey nos matara si ella muere- el guardia voltio su vista hacia su compañero- te parece que no es nuestro problema.

-Hablemos con el rey entonces, si la ama tanto como dice la sacara de aquí.

-NO- las palabras salieron como un grito que alerto a los guardias- díganle a mi madre ella me ayudara- los dos se miraron entre si, preguntándose si aquello era la mejor opción.

-Ve por su madre- dijo el guardia de cabello castaño- yo me quedare con ella para vigilarla.

-Gracias- susurro ella.

El guardia la observo, su largo cabello escarlata le cubría el rostro y se mezclaba con el rojo de su cuerpo- Entiendo ahora su negativa a casarse- el guardia trago grueso, sabia que esas palabras podrían costarle la vida.- Usted es una princesa- el ceño de aquel hombre se frunció al verla en aquel estado- como puede el hacerle esto?

La mirada de ella se levanto para observarlo, pero su mirada borrosa se lo impidió estaba muy débil como para poder abrir bien sus ojos.

Dione sonrió genuinamente como hace muchos años no lo hacia, la sonrisa de ella no paso desapercibida para el- es lindo que alguien vea la realidad- Dione levanto sus manos para tocar las heridas de su espalda y una mueca de dolor se apodero de su rostro junto a un pequeño grito de ella al mover el brazo que había sido golpeado.- ¿Cuál es su nombre?- dijo para distraer a su mente del dolor.

-Mi nombre no importa princesa, usted lo olvidara no vale de nada que se lo diga ahora.

-¿Cómo podría olvidarlo?- El sujeto su mano, acto que la sobresalto. Dione llevo su mirada a las manos de aquel desconocido y la retito con rapidez, la única razón de aquello fue que ella odiaba el contacto.

Antes de que alguno de los dos pudiera decir algo, la puerta de las mazmorras fue abierta con tal brusquedad- Su madre- dijo el guardia casi sin aliento.

-¿Qué le sucede a mi madre? ¿ella esta bien?- Dione se levanto de la silla pero tan pronto como se puso de pie cayo de nuevo en ella.

-Ella...- los ojos del guardia estaban asustados, en su mirada se apreciaba el terror.

-Habla- le exigió el castaño.

-Su madre se negó a venir, me pidió que le entregara esta carta- Dione tomo con las manos temblorosas la carta, pero el papel se sintió como fuego ardiente dejándola en las manos del guardia.

-No puede leerla- el guardia voltio su mirada al castaño- esta mujer esta muy mal, apenas y puede mantener los ojos abiertos- Las palabras de el eran tan certeras, el dolor estaba allí atormentando su cuerpo- puedo leerla por usted- ella asintió sin muchos ánimos. El castaño tomo la carta y antes de llera en voz alta su mirada se fijo en las primeras palabras escritas asiendo que sus ojos se abrieran y su rostro se contrajera con confusión.

-Seria mejor que la lea cuando este mejor- el entrecejo de Dione se arrugo, levanto su manos para alcanzar la carta pero el castaño se lo impidió.

-Sino salgo ilesa de aquí al menos quiero saber que piensa mi madre. - el asintió  volviendo a alzar la hoja para leerla.

Para mi preciosa hija

Dione sabias las consecuencias de tus acciones, te lo advertí muchas veces, el corazón de nuestro rey es muy frágil y tu lo quebraste, atentaste contra su vida cometiendo un delito que se paga con la muerte, pero el es un ser lleno de amor, amor que va dirigido a ti y es la única razón por la que aun sigues vive, acepta su propuesta y cásate, solo el pude salvarte.

No me busques por ayuda querida hija, no cuando la vida de nuestra familia puede peligrar.

Con amor Luna.

El final de la carta le rompió lo único que aquellos golpes no habían conseguido quebrar, su corazón.

Dione levanto el rostro sin expresión alguna, exceptuando por su mirada que se encontraba perdida, posiblemente escapando muy lejos de aquel frio lugar.

-Aceptare la propuesta de Azazel- el guardia que había llevado la carta se acerco a ella para poder escucharla mejor- dile a tu rey que seré su reina, pero que venga el mismo por mi, no aceptare que ninguno de ustedes me lleve.

El guardia asintió- Vamos debemos decirle al rey.

-Me quedare para vigilarla.

-El guardia los observo con desconfianza- Vendrás conmigo, ella no puede ni levantarse y dudo que alguien de esta fortaleza quiera ayudarla.

-Si es lo que quieres- él la observo- la llevare a una celda para evitar algún problema.

El otro guardia sonrió complacido- bien pensado- dijo mientras le palmeaba la espalda- y yo que estaba empezando a desconfiar de ti, por un momento pensé que te había hechizado- el castaño levanto una de sus cejas con notable burla por las palabras de su compañero- todos dicen que ese es su poder, embrujar a los hombres.

-No me fio de los rumores- levanto los hombros con indiferencia y se acerco a ella para llevarla en sus brazos, la sostuvo con el mas ferviente cuidado mientras la llevaba a la celda. La dejo en el frio suelo, pero antes de alejarse, la sujeto fuerte- princesa la celda esta abierta, váyase de aquí, no condene su vida de esa manera, se merece mas de lo que el le ofrece.

Los ojos de Dione se abrieron al escucharlo, esa fue la única esperanza que necesito para tomar el coraje de salir, aun con todo pronostico de fracaso.






Dos capitulo de disculpas por no haber publicado en mucho tiempo. 

Les doy un adelante de los próximos capítulos. Spoiler esta cerca cierto individuo de ojos grises que las hará perder la cordura.🔥🔥🔥




Astraea el reino malditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora