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La llevo arrastrando por todos los pasillos hasta la sala del trono, allí se encontraba Luna la madre de Dione y los antiguos reyes, Adara ingreso a la habitación poco después viendo con dolor el estado de su hermana, su apariencia era casi irreconocible toda ella estaba bañada en su propia sangre debido a los cortes.

Los rostros de los presentes se llenaron de pena, pero nadie se atrevió a ir contra su voluntad, Dione intento ponerse de pie tomo toda su fuerza para hacerlo, pero eso solo hizo que las piernas le temblaran y caerá provocando un sonido de ella impactando contra el reluciente piso, volvió a impulsarse con la poca fuerza que le quedaba y logro ponerse de pie irguiendo la cabeza hacia los presentes y dirigiendo su mirada hacia la persona que le había causado tal estado.

Azazel al verla ardió en ira y se dirigió hacia ella, la tomo del cabello y la arrojó al suelo, Adara al ver a su hermana caer de tal forma se apresuró a levantarla, pero el antiguo rey Belia la detuvo, Bedelia miraba la situación sabiendo que no podía hacer nada por Dione, ella no era nada a comparación con el poder del rey. Luna estaba en un estado de hipnosis como si su alma no estuviera presente, sus ojos veían a su dulce hija ser tratada de esa forma pero su cuerpo no se movía para protegerla ¿Por qué? Ni siquiera ella lo sabia.

-Eres una deshonra para la familia Dione, atacaste a tu rey la persona que daría su vida por ti, tu una simple mujer atento contra la vida del mayor monarca, atentaste contra la vida de mi hijo- Belia la veía con odio puro la quería muerta y esta era su oportunidad, Dione se levantó del suelo y estuvo dispuesta a pelear por su vida.

-El rey Azazel puede dar su veredicto, pero si su decisión es mi muerte que sepan todos que están bajo el mandato de un rey demente que adora el sufrimiento de su pueblo, mi vida esta en sus manos pero algún día la suya estará en las mías- Dione le dio la sonrisa mas sádica que tenia y aunque quizá no saldría bien librada de esta, no les daría la satisfacción de burlarse de ella, Belia sonrió victorioso por las palabras de Dione. Con ellas había sellado su sentencia cometiendo regicidio ante su monarca.

 Los ojos celestinos de Azazel la observaron titubeantes ante las posibles decisiones que invadían sus pensamientos, el asesinar a la mujer que deseaba no era una opción que el considerase,  el la quería de una manera sádica e insana.

Azazel levanto una de sus manos para llamar a los guardias- llévenla a su habitación y enciérrenla, decidiré después su castigo por desobedecerme.

-Azazel- la voz potente de Belia hizo eco en las paredes del salón- si la dejas libre, tendrás a miles detrás de ti intentando asesinarte, esa mujer- dijo señalando a Dione- debe pagar por su castigo, el agraviar a su monarca es un acto que se paga con muerte.

-Belia- la dulce voz Luna retumbo en los oídos de todos- intercedo por Dione- los ojos del antiguo rey recorrieron el rostro de la mujer y basto con una sola mirada para que Luna bajara la cabeza y volviera a su posición de sumisión- Dione debe pagar por su crimen, sino el pueblo sabrá que su rey es débil.- Belia estuvo satisfecho al escucharla, Luna siempre decía lo que el quería escuchar. Sin embargo la gruesa mano del antiguo rey impacto contra el rostro de Luna. Porque aun cuando ella dijo lo que el deseaba, lo que se esperaba de el era que fuera firme ante todos ellos, demostrando que el aun seguía teniendo el poder.

-Madre- dijo Dione soltándose de los brazos de los guardias y corriendo hasta ella, tomo a su madre por los brazos protegiéndola de cualquiera que pudiera dañarla. 

-No vuelvan a tocarla o cortare sus manos- su respiración se volvió irregular y un ligero calor cubrió todo su cuerpo.- si quieren mi muerte y temen tanto de mi- su mirada busco a Azazel.- Adelante mi amado rey, condena a muerte a la mujer a la con tanto ímpetu gritas amar. 

Las palabras tan esperadas por la mayoría en la habitación fueron pronunciadas por su rey, la mujer malvada que había hechizado el corazón del rey por fin caía. 

-Yo Azazel rey de Asteria  te sentencio a ti Dione a la pena de muerte bajo el cargo de traición e intento de regicidio. - Adara grito y corrió tirándose a los pies de Azazel.

-Te lo ruego no hagas eso- Belia la tomo delicadamente del rostro e hizo que se levantara del frio suelo. Azazel seguía allí de pie junto a ella arrepintiéndose por dejarse llevar por la ira. Sin embargo ese arrepentimiento había llegado muy tarde, la sentencia ya había sido dicha y el destino de Dione ya había sido firmado.

-No ruegues por alguien que no lo vale Adara, y ten en claro que si sigues el camino de tu hermana tu destino será el mismo- las palabras de Belia fueron claras, Adara salió del salón lo último que quería era ver como Azazel mataba a su hermana, su madre la siguió caminando rápidamente tras ella, el corazón de Dione se estrujo en su pecho al ver que Luna no le había dado una mirada o palabra de consuelo.

-Llevenla a los calabozos, esta mujer nunca mas volverá a ver la luz del día- Belia tomo el rostro de Dione entre sus manos- La luz del sol no volverá a brillar para ti- dijo burlándose de ella.

Los guardias la sujetaron fuerte, hiriendo aun más su cuerpo- Una vez me diste que mi destino era estar a tu lado Azazel, hoy puedo decirte que eso jamás sucederá- grito tan fuerte, para que todos la escucharan.

-Llévensela- grito Belia, aturdido por el cinismo de la mujer. 

Azazel permaneció parado como una estatua viviente con la mente en blanco, la mujer a la que tantas veces le juro que se casaría ahora estaba condenada y todo había sucedido por su culpa, el remordimiento lo hizo caer de rodillas atormentado por el cruel destino que le esperaba. Belia corrió a levantar a su hijo del suelo y ella sonrió para que Belia pudiera ver la felicidad que le provocaba ver al rey en ese estado.

Dione salió arrastrada por el guardia, que la llevo al calabozo y tomo una vara de metal con la cual la golpeo sin cesar, ella no podía usar su poder para defenderse, se sintió frágil y débil a comparación con el hombre que la golpeaba cruelmente, intento evadir el dolor  que se apoderaba de su cuerpo, pero la mente no puede evitar por siempre el dolor, y este logro su cometido Dione cerro sus ojos y se dejó llevar por la sensación aterradora de estar muriendo.



Astraea el reino malditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora