CAPÍTULO 1

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Estuve saltando de tratamiento en tratamiento con profesionales distintos desde los 3 años, ninguno logró ayudarme con la ansiedad que todo aquello me generaba, eso también ocasionaba que mama saltase de trabajo en trabajo y fuese por ciudades distintas adaptándose a mis problemas.

Conocí a Kate a través de su hermano, Malcolm, mi mejor amigo del instituto, el primer día coincidimos en casi todas las clases, al volver a casa, mi madre tuvo un imprevisto y no pudo recogerme, cuando Kate vino a por los mellizos se ofreció a acercarme.

Ella tiene 10 años mas que nosotros, hacen un trio de lo mas peculiar junto a Diana, mi otra mejor amiga, estos chicos me han salvado sin pretenderlo. Siempre he podido confiar en ellos y en sus padres plenamente. Esta familia me inspira y provoca mucha admiración, les quiero como si fuesen la mía propia.

Me veían sufrir con mis traumas y Kate, llegado el momento, decidió especializarse en los tipo de casos como el mio, creía que se puede tratar desde otro punto, adaptado la pauta psicológica a cada paciente y realmente funciona.

Selecciona muy bien sus casos en función del trauma y el tiempo que puede dedicar, está especializada en asuntos infantiles, pero con diferencia la mas difícil debo ser yo, entre otras cosas porque sigue conmigo aunque la mayor parte de sus clientes son niños.

Es de las que opina que si no puede dar asistencia de calidad no merece la pena, cuando empezó a tener mas demandas de las que podía acoger contrató personal, ahora mismo su gabinete es extenso, rodeada de buenos profesionales desde el staff de limpieza hasta los demás psicólogos.

Ella se encarga de los más complicados, los que necesitan tratamiento distinto, innovador.

Kate siempre ha sido mas avanzada a su tiempo, la prueba esta en que sacó la secundaria antes de la edad, le permitieron avanzar unos cursos, y con la universidad pasó lo mismo, para cuando se dio cuenta estaba terminando, le encanta estudiar e investigar.

Los Appleton son una familia dedicada a sanar a las personas, Diana, la melliza de Malcolm, es internista, sus padres son médicos también, Andrew es cardiólogo y Lana es traumatóloga, cuando Kate tuvo que decidir que hacer lo tuvo claro, como Diana mas tarde, la nota discordante es Malcolm, arquitecto.

Yo me termine dedicando a la publicidad y actualmente tengo una empresa propia muy bien posicionada en el mercado, he podido montar mi propio negocio y sacarlo adelante gracias a que, recién terminada mi carrera, me aceptaron en una de las mejores publicitarias del país, aprendi muchísimo y muy rápido, así que poco a poco fui haciendo mis pinitos por cuenta propia.

Cuando tuve un nombre suficientemente atractivo en el mundillo decidí establecerme definitivamente por libre, actualmente es una empresa solvente que paga mis facturas, las de mis empleados y no me da dolor de cabeza a fin de mes.

Tener un negocio propio también tiene contras, estas mas pendiente de todo normalmente, en mi caso hace que suela despertar temprano y que tenga unas jornadas a veces interminables, pero no lo cambiaria por nada en el mundo.

¡Ojo! No quiero decir que quiera mas a los Appleton que a mamá, al contrario, la pobre Lucy ha tenido que vivir y sufrir mucho, no solo por mi, sino por... ¡oh dios mio! Sigo sin poder nombrarlo 21 años después, y luego dirán que los niños tan pequeños al crecer no recuerdan nada.

En fin... mama es comercial de productos de farmacia, en una buena compañía, eso le ha permitido que nos pudiéramos mover cuando era necesario, también, no lo negare conocer a los mejores médicos, me tuvo muy joven, con 15 años, mis abuelos, tremendamente chapados a la antigua, la casaron con el innombrable, sin necesidad de conocer mas que lo evidente, habían tenido sexo.

No se molestaron en averiguar de que clase de familia venia, si era buen chico o quizá eran novios... nada, así nos fue después, ¡gracias Grannie's, lo hicisteis genial!, el caso es que mi madre con 18 años y habiendo hecho un esfuerzo titánico por terminar la secundaria a escondidas de todos se vio en una situación horrible, sola con una niña de tres años.

Mis abuelos no movieron un dedo, como ya he dicho estas chapados a la antigua, así que esto de no aguantar a tu marido en las buenas y las malas no lo ven, aunque las malas fuesen excepcionalmente terribles.

Hoy en día no se lo tengo en cuenta, el rencor se fue, pero si tengo claro que no los quiero en mi vida, como dice el refrán "perdono pero no olvido", soy suficientemente adulta y consciente como para entender que todo aquello se podía haber evitado.

Mamá, por el contrario, no puede evitar llamarles de tanto en tanto, incluso se ocupa de la asistente que va a ayudarles con las tareas diarias, me cuenta como van y se desahoga conmigo, yo escucho pero no atiendo, no puedo, me da mucho coraje, en el fondo les culpo de todo.

Voy a continuar que me encallo en esto y no salgo, Mamá se armo de coraje tan joven, imprimió muchos curriculum medio vacíos, pues no hizo nada mas que casarse y criarme (¡si! lo digo con toda la ironía del mundo), tiró de toda la labia que pudo, juró y perjuró que se esforzaría al diez mil por mil y fue de empresa en empresa pidiendo un trabajo, de lo que fuese.

Así lo hizo, se esforzó, fue de un sitio a otro, rogando, implorando un puesto de trabajo cuando, finalmente, un comercial farmacéutico se encontró con ella en el momento en que fue a pedir trabajo a su empresa.
La conocía de una visita a uno de mis muchos psicólogos y habían entablado una conversación amena en aquella sala de espera, en cuanto la vio la reconoció inmediatamente, se saludaron y recordaron ese encuentro.

Mi madre con un par, en aquella ocasión, le expuso todos los pros y contras de la medicación que el trataba de vender, le detalló puntos fuertes y débiles y le dijo, lo que, a su juicio debía hacer para venderla, basándose, claro está, en como me afectaba a mi aquel proceso.

Resulta que acertó en todo, el se acordó de lo mucho que le ayudó aquello y la avaló, le enseñó el mundillo y desde ahí, afortunadamente no se han separado, es mi actual padrastro, aunque a mi no me gusta esa palabra, es mi padre, todo lo amoroso, bondadoso y honrado que puede ser un padre.

Richard Kingsley de 45 años es un sol de hombre, un señor alto de piel tan negra como el azabache, que, precisamente por esto, es muy sensible empático y amable con todo lo que le rodea y cualquier persona.

Nos enseñó que no todos los hombres son malos, mucho menos las personas en general, se involucró en mi crianza y me ayudó mucho, se sentaba a los pies de mi cama con cada pesadilla y tranquilizaba a mamá cuando un tratamiento no funcionaba.

"Tranquila, ya daremos con el psicólogo adecuado" decía, y si, dimos con la adecuada por pura casualidad.

Mama es cuatro años menor que el, han sido durante tanto tiempo amigos que ni recuerdo, hace seis años se casaron tras un noviazgo de año y medio, no sin antes poner ella todas las pegas del mundo, creo que el miedo a volver a sufrir la paraliza mucho, pero con Richard aprende poco a poco a disfrutar de la vida.

A la boda asistió toda la familia Appleton al completo, la amistad que surgió entre nosotros hizo que, a su vez, se hiciera cercana e intensa entre nuestros padres, es frecuente que veraneemos juntos, y los dos matrimonios salen muy a menudo a cenar o al cine, están siempre haciendo planes.

Un Sueño TurbioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora