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Minho estaba cortando las verduras para hacer una ensalada cuando oyó la puerta abrirse y el dulce aroma a lilas empezó a hacerle cosquillas en la nariz. Su alfa se removió feliz y sintió a través de la marca que el omega también se sentía feliz de haber regresado a casa. Sin mediar palabra, Minho siguió preparando la comida, esperando pacientemente a que Jeongin dejara su cartera y su abrigo en el recibidor. El alfa acababa de mezclar todos los ingredientes en la fuente de cristal cuando sintió que el omega lo abrazaba por detrás, rodeando su cintura y apoyando la cabeza contra la espalda del alfa.

—Te extrañé—dijo, y el alfa sonrió.

—Yo te extrañé más—respondió, y se soltó de su agarre para encararlo.

Sus mejillas estaban encendidas y su nariz estaba levemente teñida de rojo por el frío de diciembre. Minho le sonrió con dulzura, y después unió sus labios acunando su rostro con delicadeza en un beso lento y cariñoso al que Jeongin correspondió con gusto.

—Definitivamente yo te extrañé más—bromeó el omega cuando se separaron, y Minho rió.

—Dejando a un lado que estás equivocado—replicó—, ¿cómo fue?

Jeongin y él no acostumbraban a volver juntos a casa porque el menor solía quedarse en la escuela después de haber terminado la jornada (y Minho, por el contrario, no se concentraba si no estaba en casa), pero especialmente hoy no habían compartido demasiado tiempo juntos después de finalizar las clases porque Jeongin había tenido una tutoría con el padre de uno de sus alumnos más desobedientes.

—No ha ido mal—el omega deslizó su mano dentro de la ensaladera para agarrar un trozo de tomate—. Terry es un buen chico, sólo hace travesuras para llamar la atención de sus padres.

—¿Choi Terry? —repitió Minho, y Jeongin asintió—. Choi Terry siempre presta mucha atención en mis clases.

—Sólo se porta mal conmigo porque sabe que yo soy quien avisará a los señores Choi si hace algo malo—explicó Jeongin—. Es como si tú molestaras a Hyunjin porque sabes que él me lo dirá a mí.

—Hm, pero yo no necesito a Hyunjin para llamar tu atención.

—Claro que no—Jeongin agarró otro trozo de tomate distraídamente—. Necesitarías a Felix disfrazado de canguro.

—No es un reto difícil—Minho se encogió de hombros y comenzó a servir la ensalada—. Si consigue un gorro de Papá Noel, ten por seguro que tendremos un canguro navideño en la función.

Jeongin hizo una mueca de desagrado, agarrando los platos que había dispuesto Minho y llevándolos a la mesita de la pequeña cocina.

—No quiero organizar la obra de Navidad—anunció el omega tomando asiento, Minho le imitó y se sentó en frente—. ¿Cómo se supone que nosotros organicemos el recital si no lo hemos hecho nunca? ¿Qué tal si sale mal y los padres le piden a Chris que nos eche? ¿Y si los niños se pelean? ¿Cómo vamos a organizar nada bueno si ya todo está inventado? Quiero decir, es Navidad. ¿Cómo puedes hacer algo nuevo en Navidad?

—Te preocupas demasiado, amor mío—Minho siguió comiendo con tranquilidad—. Tienes que recordar que Changbin está con nosotros.

—Demasiada presión—Jeongin removió su plato con inquietud—. Después de esto no quiero volver a oír hablar de la Navidad.

El aroma de Jeongin se intensificó con molestia, perfumando la estancia con un olor ácido. Esto hizo reaccionar a Minho, no sólo por la necesidad de hacer sentir seguro a su omega sino también por lo empalagoso que era en comparación con otras veces.

—Sigues oliendo muy dulce—comentó, liberando su aroma a ruibarbo con discreción y relajando a Jeongin—. ¿Cuándo empieza tu celo?

—En tres semanas—respondió el omega con el ceño fruncido—. ¿De veras es más dulce? Tal vez sea por el último celo que pasamos juntos, no fue hace tanto tiempo—masticó un trozo de lechuga—. Y siendo sinceros, no es como si hubiéramos tomado muchos 'descansos' entonces.

—¿Insinúas que echas tanto de menos el sexo desenfrenado conmigo que intentas llevarme a la cama con tu aroma?—Bromeó Minho con una sonrisa de suficiencia.

Jeongin entrecerró los ojos.

—O tal vez tú echas tanto de menos el sexo desenfrenado conmigo que te estás inventando que mi aroma es más dulce para llevarme a la cama.

—Oh vamos, eso ni siquiera tiene sentido.

—¿Seguro que no lo tiene?

Alfa y omega se miraron fijamente, desafiándose en silencio.

—Voy a hacer que lamentes tus palabras en tu próximo calor, Yang Jeongin.

El nombrado agarró un nuevo trozo de tomate, masticándolo en un breve silencio.

—¿Por qué no haces que las lamente ahora?

Dos horas después, el omega descansaba entre los brazos de su esposo, que enterraba el rostro en la curva de su cuello atrayendo hacia sí su torso desnudo. Arropados por el dulce perfume de lila y ruibarbo, ambos cayeron rendidos sin volver a pensar en la función de Navidad que no habían empezado a organizar.




(por si no saben lo que es el ruibarbo, es esta planta que también se usa para cocinar y para hacer fragancias. Tengo un perfume de lilas y ruibarbo y podría estar oliéndolo toda la vida).

 Tengo un perfume de lilas y ruibarbo y podría estar oliéndolo toda la vida)

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Santa told me [minjeong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora