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Nota: sólo narración

Minho revolvía las cajas, buscando frenéticamente el gorro de Santa que le iban a poner al muñeco de nieve. No conseguía encontrarlo por ninguna parte, y estaba empezando a perder la paciencia porque la función era la tarde siguiente y como no estuviera todo perfecto, iba a ser asesinado por Felix y Jisung.

-¡Psst! -Minho se giró- ¡Psst, Minho!

El alfa encontró a Chan, que asomaba la cabeza por la puerta del gimnasio. Detrás de él, las cabecitas de Ryuji y Terry se hicieron notar, haciendo que Minho sonriera.

-¡Profe Min! -Saludó Choi imitando el tono susurrante del director, Ryuji agitó la mano.

-¡Hola!

-¿Estás solo? -Preguntó Chan, él asintió.

-Sí, pasa -contestó, volviendo a su tarea.

El beta entró inspeccionando su alrededor, y cuando corroboró que no había nadie más, se acercó a Minho jugueteando con sus dedos. Ryuji y Terry pronto se entretuvieron en su propio juego, ajenos a la conversación entre adultos.

-Dime, ¿qué pasa? -Inquirió revolviendo una de las cajas.

-Es por Seungmin -confesó Chan rápidamente-. No sé si llevarlo a ver el béisbol me parece la mejor idea.

-¿Hm? ¿Y eso por qué?

El beta chasqueó la lengua.

-Porque en el béisbol apenas vamos a hablar, y tampoco voy a poder seguirle el ritmo al partido como para disfrutarlo con él y además seguro que piensa que no me he esforzado nada. ¿No es demasiado fácil?

Minho lo pensó.

-Yo no lo veo así, creo que es un detalle bonito, teniendo en cuenta que el béisbol es su deporte favorito -respondió-. Y puedes llevarlo a cenar después, ¿no? Un restaurante siempre saca buenas conversaciones.

-No lo sé -se quejó Chan-. Me da pánico, después de todas las cagadas quiero que piense bien de mí.

-Bueno, y si el béisbol quedara descartado, ¿dónde más organizarías la cita?

Chan se quedó en silencio.

-El parque de atracciones -respondió-. Es un buen sitio, ¿verdad? La adrenalina de las montañas rusas, el tiovivo, los juegos... tal vez sea más cómodo allí, ¿qué opinas?

El alfa suspiró, sonriendo levemente. Recordaba cómo se sentía estar en el lugar del director, y estaba enternecido.

-Opino que pienses en el sitio donde creas que será mejor para los dos -repuso-. Y el que no elijas, será para la segunda cita.

Chan dio una palmada.

-¡Ya sé lo que voy a hacer! Gracias, Min.

-Supongo que no me dirás lo que se te ha ocurrido, ¿cierto?

-Correcto -dijo-. Primero me tiene que aceptar la cita.

-Ya me contarás, o si no ya me enteraré por Jeongin -Le dio una palmada de ánimo en la espalda-. ¿Quieres ayudarme a buscar el gorro?

Chan le mostró la cinta adhesiva y la cantidad de guirnaldas que aún no había pegado. Su atención viajó hasta los cachorros que jugaban con el espumillón de los accesorios.

-Creo que ellos están haciendo más que yo.

Minho rio, y ninguno añadió nada más. Inevitablemente, lo único que se oían eran las voces de los pequeños, inmersos en una intensa conversación.

Santa told me [minjeong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora