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Jeongin llegó al gimnasio con la fregona y el cubo en la mano, listo para limpiar aquel desastre

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Jeongin llegó al gimnasio con la fregona y el cubo en la mano, listo para limpiar aquel desastre. Dentro de la habitación, Seungmin comía un vaso de ramen instantáneo sin mirar la mancha amarilla y naranja que estaba en el suelo.

—Qué asco, ¿cómo puedes comer así? —Jeongin se cubrió la nariz—. Sólo el olor ya te cierra el estómago.

Seungmin se encogió de hombros.

—Tengo otro para ti, en compensación por ayudarme —respondió—. Llevan extra de especias.

—Hm. Gracias.

El profesor de historia comenzó a limpiar el vómito sin entusiasmo, deslizando la fregona en movimientos lineales. Apoyado contra la pared, Seungmin seguía comiendo su humeante ramen. Jeongin lo sabía no sólo por el sonido de los palillos, sino también por el fuerte olor de los condimentos. Este le resultaba desagradable y muy intenso, incluso más que la mancha que estaba limpiando.

—Vaya, tiene cebolla —Seungmin acercó su vaso a la cara de Jeongin, y el omega sintió su estómago revolverse—. ¿Quieres?

—No, no quiero comer —el profesor de educación física lo ignoró, ofreciéndole un trozo.

—Sólo este, porfi...no me gusta la cebolla...

—Ya sé que no te gusta, pero es que...—Jeongin no pudo seguid hablando, porque las náuseas fueron a peor y tuvo que correr hasta el baño más cercano.

Jeongin devolvió el desayuno y parte de la cena de la noche anterior, sintiendo sus rodillas doler en el suelo y la bilis subir por su garganta.

—Agh, el efecto dominó —Seungmin probablemente lo había seguido hasta allí al verlo huir despavorido del gimnasio.

—Son las especias —quiso decir, pero tuvo que volver a vomitar. El olor de las especias era horroroso y le hacía devolver.

No supo por qué, pero recordó que Minho había dicho que su olor era muy dulce.

Santa told me [minjeong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora